La Hostia de Tixtla

El 22 de septiembre de 1996, el Padre Leopoldo Roque, párroco de San Martín de Tours, invitó al Padre Raymundo Reyna a dirigir un retiro espiritual para sus feligreses. Durante la misa, a la hora de la Comunión, una de las religiosas de la comunidad “Misioneros de Jesús y de María” se dirigió hacia el Padre con el copón que contenía las hostias consagradas y se arrodilló entregándole el copón, al ver como, por encima de todas, había una hostia consagrada sangrante.

Pablo Mier y Terán Pablo Mier y Terán Publicado el
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El 22 de septiembre de 1996, el Padre Leopoldo Roque, párroco de San Martín de Tours, invitó al Padre Raymundo Reyna a dirigir un retiro espiritual para sus feligreses. Durante la misa, a la hora de la Comunión, una de las religiosas de la comunidad “Misioneros de Jesús y de María” se dirigió hacia el Padre con el copón que contenía las hostias consagradas y se arrodilló entregándole el copón, al ver como, por encima de todas, había una hostia consagrada sangrante.

El Padre Leopoldo informó a su obispo Alejo Zavala. La hostia con efusión de líquido rojizo fue conservada durante tres años hasta que el Obispo invitó al doctor Ricardo Castañón Gómez a iniciar la investigación científica.

Pero ¿quién es Ricardo Castañón Gómez? Lo conocimos, charlamos con él, es un hombre cercano a los 60 años, sonriente, amable, de voz tenue.  Doctor en Psicología Clínica, con estudios de especialización en Londres, Francia, California, Alemania y Bélgica. Autor de 13 libros y más de 400 artículos de ciencia y divulgación. 

El Doctor Castañón integró un equipo dirigido por siete científicos entre ellos el Dr. John Compagno, médico anatomo-patólogo, director del West Coast Pathology laboratories en California; el Dr. Orlando Rodas Pernillo, de los laboratorios “PatMed”, patología Médica de Guatemala y el Dr. Eduardo Sánchez Lazo, Director de la División científica de Medicina Legal y Forense-Corporativo Médico legal, México.

La ejecución de estos estudios incluyó una metodología llamada “a ciegas”, en cuanto que los técnicos de laboratorio no saben que la materia, objeto del análisis, viene de una hostia consagrada. Esta es la síntesis del resultado de la investigación:

> La sustancia es sangre humana y registra presencia de hemoglobina

> La sangre corresponde al tipo AB (el mismo tipo encontrado en la sábana santa)

> Se identifica tejido de corazón, de un corazón que ha sufrido

> Sugiere presencia de células mesenquimatosas  

> La sangre proviene del interior de la hostia

> Además, por la acción de las células blancas en el tejido, se concluye que el tejido está inflamado

Tixtla es uno de los 81 municipios del Estado de Guerrero se deriva del vocablo náhuatl  textli, que significa “harina o masa de maíz”. Tixtla es la cuna de Vicente Guerrero a quien se atribuye la frase: “la patria es primero” e Ignacio Manuel Altamirano, poeta, soldado, novelista, maestro, abogado, historiador y periodista.

El hecho –lo constatamos- está reviviendo la fe de Tixtla, la misma fe con que quizá doña María Guadalupe Saldaña llevó en 1783 a bautizar, ahí mismo, a su hijo con el nombre de  Vicente Ramón Guerrero Saldaña.

Finalmente, pregunto ¿La Hostia de Tixtla dará cumplimiento amplio a lo que escribió Altamirano en su Navidad en las Montañas, el cuento que narra cómo un hombre encuentra lo que había perdido en su niñez recobrando la pureza del alma y la fe en Dios, una fe fundamentada y argumentada fuera de las pasiones y el fanatismo? 

En la historia se han presentado 10 casos similares, nunca en México donde la hostia, después de 7 años permanece incorrupta. La ciencia se ha pronunciado, hace falta que la Iglesia, en voz de su Obispo Alejo Zavala,  dé su veredicto.

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