La Biblioteca Vasconcelos

Asimismo, Einstein hacía un llamado al mundo entero para que socorriera a las víctimas del fascismo alemán, al tiempo que denunciaba a “los países totalitarios como instrumentos de un sistema de regresión trágica capaz de llevar al mundo a vivir nuevamente horas de barbarie, previa la destrucción de las cualidades más estimables de la humanidad”. 

María de los Ángeles Madgaleno María de los Ángeles Madgaleno Publicado el
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Asimismo, Einstein hacía un llamado al mundo entero para que socorriera a las víctimas del fascismo alemán, al tiempo que denunciaba a “los países totalitarios como instrumentos de un sistema de regresión trágica capaz de llevar al mundo a vivir nuevamente horas de barbarie, previa la destrucción de las cualidades más estimables de la humanidad”. 

Mientras tanto en sentido opuesto, en la Ciudad de México, José Vasconcelos, queriendo rascar el cielo, se reunía en las calles de Viena no. 17  con un individuo sin educación ni escrúpulos, pero sumamente astuto: Arthur Dietrich, encargado de prensa de la Legación alemana, quien tenía antecedentes criminales en nuestro país, su hermano Otto era el poderoso vocero de prensa del Tercer Reich.  

El motivo de las reuniones era la instrumentación de un terrorismo sin violencia aparente, un Terrorismo en Frío, estructurado a través de la propaganda nazi, contando con cuantiosos recursos. 

Inicialmente la propaganda nazi se dirigió a la colonia alemana a través de publicaciones propias que resultaron poco exitosas, por lo que financiaron una lujosa publicación semanaria destinada a mexicanos: Timón Revista Continental, bajo la dirección de Vasconcelos. En el editorial que escribió el 11 de mayo de 1940: “Otro fantasma: el nazismo en la América Española”, abiertamente descalificó a los intelectuales arriba citados, por su origen racial:   

“…fueron los judíos norteamericanos los que pagaron los gastos de las brigadas internacionales que desde Nueva York fueron a España a luchar al lado de los comunistas; así como eran también judíos los miembros más señalados de las organizaciones de Socorro a favor de la España Roja y en contra de la España eterna.  Los mismos elementos, por otra parte, que hoy en los Estados Unidos predican la ‘Guerra Santa’ de la democracia bancaria internacional, contra el  totalitarismo libertador de Hitler y Mussolini”. 

A pesar de que en los 17 números de Timón es descarada su filiación nazi, José Vasconcelos es considerado el gran educador y promotor cultural, tanto que el 20 de noviembre de 2000 se impuso su nombre a la Biblioteca México, pero resultó que el personaje tiene bordes dentados como el hecho INDUDABLE de que defendió al nacionalsocialismo. Y como nombrar algo lo convierte en una realidad, es tiempo de que la decisión de Ernesto Zedillo sea revertida, debe difundirse toda la trayectoria del político-escritor, sin hacer a un lado lo que estropea su imagen, para que a la importante Biblioteca se le regrese su nombre original: “México”. No olvidemos que lo que se nombra adquiere fuerza.

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