El pasado 22 de agosto, el Presidente le dio difusión a mi intervención en tribuna, desde donde señalé la colusión entre los gobiernos de Morena y el crimen organizado.
Me da mucho gusto que en Palacio Nacional escuchen estas críticas y las difundan. Ojalá las tomen en cuenta porque es urgente hacer algo.
El Gobierno federal se ha entregado al crimen organizado y es cada día más evidente.
Las últimas semanas el pueblo de México ha sufrido una violencia terrible. Desde la máxima tribuna del Senado de la República un legislador de Morena afirmó que existe un “pacto” entre las bandas delincuenciales y la gobernadora de Baja California. Esta situación, de ser cierta, es absolutamente terrible y preocupante.
Pero, ante tales hechos constitutivos de delitos, ¿qué fue lo que hizo el Presidente?, respaldar a la gobernadora.
No fue para ordenar que se investigaran los actos de violencia. No fue para diseñar una estrategia de seguridad que le devuelva la paz al pueblo de México. No fue a visitar a la población que vive aterrada. ¡No!, el presidente fue a Baja California para decirle a la gobernadora: ¡no estás sola!
Es claro que el Gobierno federal no tiene una estrategia de seguridad y que el Presidente de la República no quiere tenerla. Es claro que prefiere mentir que solucionar los problemas.
¿De qué sirve que se reúna todos los días el Gabinete de Seguridad a las seis de la mañana si la violencia está desbordada en nuestro país? En lo que llevamos de este año, más de 29 mil personas han sido asesinadas, más de 80 personas cada día. Y más de 25 personas desaparecen todos los días.
Hoy existe un pacto de impunidad entre Morena y el crimen organizado. Si alguna vez el Gobierno federal quiso combatirlo, hoy ha claudicado ante los caprichos de los delincuentes.