Juegos de París 2024: Hate, el deporte de los fracasados
Como es costumbre, los resultados deportivos son foco de atención para las diversas esferas que componen la vida nacional. En especial, las redes sociales
Héctor QuispeLos Juegos Olímpicos 2024 no resultan por ahora para México lo que muchos anhelaban en la víspera: el bálsamo para curar heridas ocasionadas en otros ámbitos del acontecer cotidiano ni la cortina de humo que disimula los delitos ni el trago que hace olvidar las penas. El deporte es un pedazo representativo de la realidad integral que se vive. Se refuerza, en cambio, un deporte que practican los fracasados permanentes, el hate en redes sociales.
Esta columna 180 de Fan PRO se entrega el miércoles 31 de julio de 2024, un día después del logro histórico obtenido por Prisca Guadalupe Awiti Alcaraz, quien ganó la plata en Judo, en la división de 63 kilos, primera presea en este deporte para México en el recuento histórico del magno certamen.
Estas líneas son escritas horas después del quinto lugar obtenido por Alejandra Orozco y Gabriela Agúndez en los clavados sincronizados desde la plataforma de 10 metros, para quedar de esta manera debajo del bronce cosechado en Tokyo 2020.
Hasta el cierre de esta pieza, solamente dos medallas es la producción de la Delegación Mexicana que compite en la Ciudad Luz, mientras se cumple la tercera parte del magno evento. Como es costumbre, los resultados deportivos son foco de atención para las diversas esferas que componen la vida nacional. En especial, las redes sociales estallaron contra los atletas por no satisfacer los deseos de triunfo de sus críticos.
Otra veloz ocurrencia de Ana Guevara
México envió a Paris 2024 a 109 atletas, 63 mujeres y 46 hombres, la mayoría para competir en pruebas individuales. Con la participación en 26 deportes, es en el atletismo donde mayor actividad tendrán, con un total de 18 inscritos. Le sigue natación con 11.
Salvo la participación en algunas pruebas en que se compite por equipo, en esta ocasión el país no clasificó a las pruebas de deportes colectivos.
En un dechado de cinismo o humor involuntario, la titular de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), Ana Gabriela Guevara, se aventó la puntada de decir que esta delegación azteca estaba para ganar nueve medallas, el máximo logro del país en unos Juegos Olímpicos en una edición, lo cual pudo ocurrir en casa, en México 1968.
El 22 de julio de 2024, la sonorense dijo en rueda de prensa que como no era mediocre, podía aspirar a lo máximo conseguido 56 años atrás.
“No soy mediocre en apostar a los resultados; como atleta fui positiva y ahora apostamos a nueve medallas, lo histórico de México 1968”, expresó la funcionaria que supera las 30 denuncias ante el Ministerio Público con acusaciones de desvíos de recursos públicos –entre las que destacan 46 viajes sin justificar, pagados con el presupuesto del Gobierno– y corrupción, así como dos carpetas de investigación en su contra de la Fiscalía General de la República (FGR) debido a que sigue sin justificar el destino de 283 millones de pesos del erario.
Con la impunidad como bandera, la ex velocista olímpica ganadora de la plata en Atenas 2004 demostró ser muy ágil para eludir a la justicia, defendida en diferentes ocasiones por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, cuando éste fue interrogado al respecto, bajo el argumento espontáneo: “presenten pruebas”.
Guevara expresa estas palabras luego de convertirse en una de las más cuestionadas dirigentes de la Conade. Los propios atletas se quejan de su administración, polémica y controvertida en buena parte por su confrontación directa en tono de pleito con sus mismos representados, en especial contra el equipo de natación artística, a cuyas integrantes envió a vender calzones o Avon para obtener los medios económicos para prepararse rumbo a Paris 2024. Siempre a favor de su amigo Kiril Todorov, ex dirigente de la Federación Mexicana de Natación, que tuvo que dejar el cargo debido a que fue vinculado a proceso por el delito de peculado, Ana anuló cualquier tipo de apoyo monetario a sus respectivos atletas.
Irrisorio resulta que se jacte de presumir el potencial de los deportistas a quienes obstaculizó con la eliminación de becas y salarios.
Si bien fue triunfadora en su faceta como corredora, en la función pública acumula derrotas por sus decisiones de quitarles las becas a los deportistas acuáticos que han venido ganando demandas para recuperarlas, como es el caso de Gaby Agúndez, Carolina Mendoza, Jahir Ocampo, Kevin Berlín y todo el equipo de natación artística, además de los duros reveses millonarios de la raquetbolista Paola Longoria y la esgrimista Paola Pliego, a quienes les adeudaba años sin pagos ni prestaciones.
México obtuvo cuatro medallas de bronce en Tokyo 2020 hace tres años, uno diferido a consecuencia de la pandemia por COVID-19, por lo que ni la imaginación más prolífica podría aventurarse a esperar algo distinto.
Hate: nacidos para odiar
Lamentablemente, la tendencia en redes sociales el deporte más practicado es atacar al atleta mexicano que pierde. En estas plataformas que, sin duda, constituyen un megáfono de la realidad, es más fácil escudarse en el anonimato de perfiles fáciles de inventar y ocupar el mismo plano que las figuras mediáticas representa una tentación para los trolls o duendes del firmamento digital.
Lo imperdonable es que la gente común llegue a desahogarse contra los deportistas, a quienes sobajan a la calidad de bultos por no ganar una medalla. Hay dos tipos de perdedores en este duelo: los que ante la carencia de líderes sociales ven en las figuras deportivas a ídolos que tienen prohibido perder, que ven reflejados en ellos las victorias que no podrían alcanzar en carne propia.
Sin embargo, también hay gente que quizás en su vida no ha obtenido siquiera un mérito personal y su deporte es externar violencia.
El hate, como coloquialmente se le conoce al odio manifiesto en las redes sociales, ha pasado a varios deportistas que pueden no ser tan mediáticos, pero que al momento histórico de competir por la gloria olímpica los coloca en la palestra y se convierten involuntariamente en el centro de insultos y un golpeteo casi infernal. Nada tan injusto como culpar a otros de los propios fracasos.
Uno de los aludidos fue el nadador mexicano Miguel de Lara, quien de plano aseveró que cerraría sus redes sociales porque no se sentía merecedor de estas agresiones. No es algo privativo de México. La triplista española Ana Peleteiro denunció insultos racistas. El judoca japonés Ryuju Nagayama pidió a los fans que cesaran su linchamiento hacia el madrileño Francisco Garrigós tras su polémica derrota en Cuartos de final.
Si estas agresiones por sí mismas son dañinas, con mayor razón las campañas de odio generadas para ocasionar ruido y quemar a alguien, sea una persona o una organización.
No es para soslayar este cáncer que es el hate en redes sociales y urge una legislación para ubicar a delincuentes que las habitan para que no resulten impunes. Es un enorme desafío para las policías cibernéticas de todos los países del mundo.
Conexión Índigo en radio
Tras su primer año de vida, el noticiario Conexión Índigo que conduce mi amigo Mariano Riva Palacio con su servidor en la coordinación de información deportiva, en medio de un gran equipo, saltará estos días a la cancha de la radio en Lokura 830 de AM.
Es un gran logro de la familia de Reporte Índigo y te agradeceré también aquí tu apreciada atención dentro de las emisiones de lunes a viernes de 13:30 a 15:00 horas. #OvaciónDePie
Fuente externa: Fan Datos de CID Consultoría