Defender la democracia es una causa común
Hoy como nunca considero que defender nuestra democracia debe ser una causa común, que nos ocupa a todas y a todos los ciudadanos, pues gracias a ella podemos hacer válidos nuestros derechos y libertades. Contar con un órgano electoral autónomo es parte de nuestras libertades y derechos; renunciar a él es renunciar al derecho que […]
Josefina Vázquez MotaHoy como nunca considero que defender nuestra democracia debe ser una causa común, que nos ocupa a todas y a todos los ciudadanos, pues gracias a ella podemos hacer válidos nuestros derechos y libertades.
Contar con un órgano electoral autónomo es parte de nuestras libertades y derechos; renunciar a él es renunciar al derecho que tenemos de elegir a nuestros gobernantes a través de un voto libre y secreto, pero no solo, es tener la certeza de que nuestro voto cuenta y cuenta bien.
Por eso la reforma electoral que plantea el Gobierno federal deja mucho que desear: propone que el árbitro electoral regrese a las manos del régimen en turno, tal y como ocurría en los años setenta, cuando el partido en el poder definía quién era el ganador de los procesos electorales federales y estatales.
La ambición por el poder que tenía el partido que duró 70 años en el poder tenía a México viviendo bajo un régimen autoritario, centralista y sin pluralidad. No existía la democracia.
La lucha por la democracia llevó a que hoy tengamos un órgano electoral autónomo e independiente del régimen en turno. No fue una lucha fácil, pero se logró el surgimiento del IFE, que años después se convirtió en el INE, y desde entonces está conformado para y por las y los ciudadanos.
Destruir al INE es tanto como destruir nuestras libertades y derechos, es dar paso a que los procesos electorales sean rehenes de los intereses, caprichos y perversidades del gobernante en turno.
Por supuesto que el INE es perfectible y nadie está negado a hacer los ajustes necesarios. Nadie está cerrado a debatir una reforma electoral, quienes aseguran eso mienten porque desde la oposición hemos estado abiertos a dialogar, debatir y llegar a los acuerdos necesarios para beneficio del país, pero no para cumplir los caprichos y deseos de un solo hombre.
Si de lo que se trata es de mejorar al INE, sentémonos a dialogar, escuchemos todas las voces porque hasta ahora lo único que se percibe es una imposición que nos regresaría al autoritarismo.
Hagamos nuestra la defensa del INE, que sea una causa en común, no solo desde la oposición sino desde la ciudadanía, porque hoy como nunca las y los ciudadanos juegan un papel preponderante.