John tenía razón

Todo comenzó el 6 de julio de 2005 cuando la capital inglesa fue elegida sede de los Juegos Olímpicos de 2012. 

Sebastian Coe, ex atleta olímpico, convertido en presidente del comité organizador de Londres 2012 echó manos a la obra para cristalizar el plan que convenció a la mayoría de los miembros del Comité Olímpico Internacional (COI)

Para la producción audiovisual de la ceremonia de apertura se eligió al mejor cineasta inglés de los últimos años: Danny Boyle.

Juan Carlos Altamirano Juan Carlos Altamirano Publicado el
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Todo comenzó el 6 de julio de 2005 cuando la capital inglesa fue elegida sede de los Juegos Olímpicos de 2012. 

Sebastian Coe, ex atleta olímpico, convertido en presidente del comité organizador de Londres 2012 echó manos a la obra para cristalizar el plan que convenció a la mayoría de los miembros del Comité Olímpico Internacional (COI)

Para la producción audiovisual de la ceremonia de apertura se eligió al mejor cineasta inglés de los últimos años: Danny Boyle.

Boyle es realizador de Shallow Grave (Tumba al ras de la tierra) de la icónica Trainspotting y ganador del Oscar y del Globo de Oro por Slumdog Millionaire, conocida en español como ¿Quién quiere ser millonario?

Fue al director, originario de Manchester, al que se le ocurrió la brillante idea de “convertir” a la Reina Isabel II en una intrépida chica Bond para lanzarla en paracaídas a inaugurar el evento deportivo escoltada por Daniel Craig, actual intérprete del agente 007, mítico personaje de Ian Fleming.

Melómano incurable, Boyle trabajó con sus viejos conocidos de Underworld para musicalizar la historia del Reino Unido desde sus orígenes, pasando por la revolución industrial, la presunción de los íconos de la literatura inglesa, hasta llegar al Londres actual.

El menú musical no decepcionó a ningún oído. Tocaron desde Arctic Monkeys hasta Sir Paul McCartney, que hizo vibrar al mundo olímpico con “Hey Jude”.

Aunque no todos estuvieron presentes físicamente también se escucharon notas de The Clash, Eric Clapton, Sex Pistols, Led Zeppelin, The Rolling Stones, The Kinks, Queen, The Beatles, David Bowie, Pink Floyd y Blur.

Dos semanas y cientos de medallas después, parecería que la ceremonia de clausura quedaba sin sorpresas, sin embargo, el mundo estaba por ver y escuchar un recordatorio británico de lo bien que saben crear la forma más efectiva y convincente de comunicación humana: La música.

El rock y el pop que se presentó en la clausura de Londres 2012 es la música de tendencia, la que marca pauta y cambia la industria musical, la del vestido, y del consumo popular. 

No sólo en los países que alguna vez fueron colonia inglesa, también en los que tenemos raíces distintas como los latinos, asiáticos, portugueses y, obvio, los europeos.

Si bien es cierto que faltaron “vueltas de tuerca” como Depeche Mode, The Cure, e incluso Coldplay, la realidad es que bastó con George Michael, lo que queda de Queen, los “viejitos” de The Who, los pubertos One Direction y hasta las Spice Girls, para demostrar que los ingleses siguen “gobernando” el mundo en cultura pop.

Al ver el rostro de John Lennon formado de yeso, mientras suena “Imagine”, es fácil darle la razón cuando dijo: “We are more popular than Jesus”.

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