‘Joe Cool’: Nadie como Montana
Las disfrutaba y las ejecutaba con frialdad y precisión, nadie “Joe Cool”, su sobrenombre, para sacar resultados en los juegos grandes que entregan campeonatos.
Alfredo Domínguez MuroLas disfrutaba y las ejecutaba con frialdad y precisión, nadie “Joe Cool”, su sobrenombre, para sacar resultados en los juegos grandes que entregan campeonatos. “Mister cuarto cuarto” le llamaban también, aquella jugada que culmina con 50 segundos por jugar, un avance de 89 yardas el 10 de Enero de 1982 cuando la poderosa defensiva del “juicio final” de Dallas se le tira encima con unos cuantos segundos en el reloj, su linea sostiene y Joe se mueve de un lado al otro hasta encontrar descubierto a Dwight Clark que con un salto descomunal atrapa con la yema de los dedos el pase de anotación y el boleto al Superbowl que ganarían a Cincinnati dos semanas después, jugada conocida como “The catch”, “La Atrapada”, primer peldaño para forjar su leyenda.
Hablar del Superbowl es hablar de excelencia y para mí, nadie ha alcanzado los niveles de JOE MONTANA, “Joe Cool”. Disfrutaba su sobrenombre con una sonrisa apenas esbozada.
Montana, el más grande…
El libro de la NFL cuenta dos historias, antes y después del Superbowl. La vieja liga tuvo desde 1920 muchos campeones, la mayoría de ellos desaparecidos. Pero a partir de 1967, cuando se fusionan la vieja liga Nacional con la nueva Americana, la historia es diferente al enfrentar a los campeones de las dos ligas, hoy Conferencias en el primer Superbowl, el 15 de enero del 67. Hoy, 47 Superbowls después, cargados de historias, leyendas y grandes figuras, nadie ha logrado alcanzar los niveles de Montana.
Ser y parecer
No solamente fue el quarterback dominador de su tiempo en números y estadísticas, tenía todos los atributos de los fuera de serie. El principal, ser líder, y el segundo, parecerlo.
Formaba además junto con su coach Bill Walsh una de las mancuernas más exitosas de la historia similar a la que hoy forman Bill Bellichick y Tom Brady, recién eliminados en el juego de campeonato.
Joe Montana reunía estos requisitos que se reflejaban en la forma en que su línea ofensiva se jugaba la vida por defender a su líder, la comunicación era vital y se notaba dentro y fuera del campo, y luego sus receptores que siempre lo apoyaron y respetaron aun cuando el fuera de serie Jerry Rice destacaba por encima de todos con sus atrapadas al filo de las acrobacias circenses.
Montana sabía dosificar en su plan de juego a sus receptores predilectos con los alternos,.
Para aquellos 49’ers históricos todos tenían un sitio en la estrategia. Si Roger Craig lució como corredor-receptor se debe a la confianza y talento de su líder, y a la disciplina en los entrenamientos de quién fue la válvula de escape del gran Joe.
El SuperBowl XXIII: El regreso histórico
Nadie como Joe Montana para ponerle hielo al reloj y aprovechar hasta el último segundo del tiempo disponible, como en aquel dramático Superbowl XXIII jugado el 22 de Enero de 1989 en el Joe Robbie de Miami en el que sería el tercer título de los 49ers al vencer de forma dramática a los Bengalíes de Cincinnati de Sam Wyche con uno de los regresos históricos de Montana y su grupo,.
Aquel juego tenía también tintes de revancha y hasta venganza, los 49ers habían superado a los Bengalíes en el Superbowl XVI en Enero de 1982 .
La primera mitad fue un duelazo de defensivas y golpazos en la linea los equipos se fueron al descanso con un empate a 3, sin embargo las estrategias se fueron ajustando ante la necesidad de asumir riesgos, así en el último cuarto y con solo 3 minutos 30 segundos en el reloj los Bengalíes se van arriba 16 a 13 con un gol de campo de 40 yardas conectado por el pateador Jim Brench, la patada de salida es casi perfecta encerrando a los 49ers en su propia yarda 8 lo que provocó la euforia en la banca de los de Cincinnati que festejaba el momento sintiendo cerquita la victoria y la revancha.
¿Ya vieron quién está en la tribuna?
Mientras algunos Bengalíes levantaban el casco en son de triunfo y el entrenador Wyche llamaba desesperadamente a disciplinarse: “Esto no ha terminado, es Montana el que tiene el balón”, les gritaba, Joe entró al terreno colocándose el casco y llamando al “huddle”. Esa reunión que algunos llaman “team back” y que en el fut se conoce como la “reunión” antes del silbatazo inicial.
“Joe Cool” se echa el equipo al hombro, era su costumbre, sabía disfrutar de estos momentos en donde la tensión y la presión marcan al máximo, sabía de esa presión que sentían sus compañeros, no era para menos, iniciar la ofensiva en su yarda 8, con 92 larguísimas yardas por avanzar para un tocuhdown ganador o la alternativa de un gol de campo para irse a tiempos extra, ya en el “huddle” el equipo ofensivo de San Francisco con la adrenalina hasta arriba esperaban las instrucciones de su lider, Montana los observa y dirigiendose a su tackle Harris Barton le pregunta: “…allá en la tribuna, junto a la rampa, ¿no es John Candy (actor de comedia entonces popular)?”, el grupo se queda atónito por unos instantes, algunos lanzan ua carcajada, otros piden explicación, Montana había logrado su objetivo, romper la tensión para concentrarse y disfrutar dando rienda suelta al talento de aquel grupo excepcionalmente compacto y unido para ejecutar las jugadas que el líder les mandara y así lograr el objetivo de avanzar 92 yardas y ganar el juego y el título.
“Joe Cool” se levanta, da una palmada para dirigirse a la línea de scrimigge y desde ahí ejecutar con maestría aquel regreso histórico hasta colocarse, con 34 segundos en el reloj, 10 jugadas impecables alternando receptores cortos y largos hasta colocarse en posición de anotar.
‘Joe Cool’
La tensión en el estadio era enorme, la banca de los Bengalíes paralizada, el coach Wyche con la mirada fija en la linea mientras el coach Bill Walsh observaba como sus 49ers. Ejectuban las jugadas llamadas por el staff con precisión de cirujano.
Recuerdo haber tomado mis binoculares enfocando a Jerry Rice, receptor favorito de Montana, quedaban solo 34 segundos y vendría la jugada número 11, seguramente como yo muchos de los que estábamos en el estadio fijamos la vista en Rice, estrella de estrellas entre los recpetores.
Yo tenía a Rice en la mira, lo vi manejar su trayectoria y de pronto escuché el grito de la multitud, Montana no eligió al casi perfecto Rice decidiéndose en su segunda o tercera o quizá cuarta opción por un soldado de infantería, el ala John Taylor cuya atrapada en la zona de anotación marcaba el triunfo de San Francisco en este “Super” Super Bowl, ahí se escribió la historia de aquel regreso impresionante, el 20-16 final, el más grande de todos sus regresos, para quien sin duda es uno de los grandes jugadores de todos los tiempos y para mí el mejor de todos los que yo he visto.
Así las cosas pues, Joe Montana, “Joe Cool”, el líder casi perfecto, solo porque la perfección no existe… Así de fácil.