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Internet, fanatismo y los trolls

La pasión es algo que nos motiva, pero puede provocar también un incendio. Se trata de un torbellino de emociones, una convicción hacia algo fuera de los sentidos. ¿Qué pasa, sin embargo, cuando ese deseo nubla los demás y se apodera de la razón, la lógica o nuestro sentido de ética? Entonces hablamos de una […]

La pasión es algo que nos motiva, pero puede provocar también un incendio. Se trata de un torbellino de emociones, una convicción hacia algo fuera de los sentidos. ¿Qué pasa, sin embargo, cuando ese deseo nubla los demás y se apodera de la razón, la lógica o nuestro sentido de ética?

Entonces hablamos de una obsesión. De algo tóxico.

A propósito del estreno de la última temporada de Game of Thrones, la popular serie épica fantástica de HBO, y del inminente lanzamiento de Avengers: Endgame, la parte culminante del Universo Cinematográfico de Marvel (UCM) como se le conoce, comentaremos sobre un tema incómodo: la idolatría y las redes sociales

No es malo ser un fanático. Nuestros gustos nos representan, y forman nuestra personalidad y motivaciones como seres humanos. Sin embargo, el fervor puede llevar a cegarnos, de no hacernos ver qué sucede del otro lado de la pantalla. Comenta Susana Moscatel, columnista del periódico Milenio, lo siguiente: “El fanatismo es peligroso, ya sea que se trate de religión, patria o héroes de la pantalla y estamos llegando a un extremo en el que realmente la pesadilla de ser insultado y amenazado pareciera ser parte de lo que uno compra con el trabajo de la fama”

Porque sí. Hay muchas vidas en juego. Pero claro, es fácil enmascararse detrás de una computadora e insultar a quienes no opinan igual a nosotros.

El lío con las redes sociales consiste en la proyección de mensajes a escalas sin precedentes. Antes era más difícil expresar la opinión de un contenido como admirador, o por lo menos más peligroso. Ahora incluso parecen tener el poder de arruinar la experiencia para otros tipos de audiencia, como si el contenido fuera de su propiedad solo por ser los más apasionados o quienes expresan más vocalmente su opinión.

Resulta más sencillo escuchar a diez luciérnagas que a miles de hormigas.

Un caso controversial para fundamentar esto es el de Los Últimos Jedi, el octavo episodio de la saga de La Guerra de Las Galaxias.

La cinta tuvo una división de opiniones fuerte, evidenciada por el sitio de reseñas Rotten Tomatoes, cuya tarea consiste en dar un porcentaje según el consenso de la crítica y del público. Según registros actuales, la película obtuvo 91 por ciento de aprobación de la crítica, pero solamente a un 44 por cierto del público les gustó.

Fuera de si a la gente le pareció buena o no, quienes la odiaron lo tomaron personal. Para empezar, acosaron a la actriz Kelly Marie Tran (asiática) a tal grado que optó por abandonar las redes sociales. Después, hicieron una petición en change.org de volver a hacer la cinta, porque arruinaba, según ellos, todos los demás capítulos de la saga de ciencia ficción.

Esto es evidencia de las expresiones vocales de los fanáticos “tóxicos”, porque las de otros medios no se mostraron tan enojadas con la cinta. Incluso se habla de la intervención de “bots” (o usuarios fantasma) para generar discordancia. Respecto a este caso, el artículo del sitio web Culto menciona que “un grupo no tan masivo, pero ruidoso de fanáticos, logró moldear la conversación de la cultura pop utilizando Internet para amplificar sus opiniones”.

Sin embargo, no solo residió en un problema: la controversia continúa como varios ejemplos, como con Capitana Marvel, primer largometraje del UCM protagonizado por una mujer, lo cual parece molestar a la comunidad masculina tóxica, con un 58 por ciento por parte de los seguidores en Rotten Tomatoes y un 78 por ciento de parte de la crítica.

La pregunta continúa: con dos sagas tan fuertes dentro de la cultura pop, la de HBO y la de Marvel, cerca de su fin, ¿qué pasará? Los finales no cambiarán, ¿mas se armará una revuelta porque a un pequeño grupo no le gustó? ¿Se harán peticiones para reescribir toda la historia de dicho entretenimiento?

Aprovechando el poder del internet, estos trolls deberían dedicarse a escribir sus propias versiones, en lugar de llegar a los extremos y arruinarle la experiencia a los demás.

No porque algo no nos guste debe de cambiar. Lo mejor que podemos hacer es aceptarlo.

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