Internet Clandestino

Los últimos tiempos han visto un creciente descontento con las instituciones políticas y económicas que rigen al mundo. Ante la falta de legitimidad de la clase política, comediantes como Beppe Grillo en Italia han formado partidos políticos cuyo único fin es dejar en evidencia la falta de credibilidad que tienen las instituciones políticas. Asimismo, WikiLeaks se ha empeñado en demostrar la corrupción que existe en el seno de las instituciones que rigen al mundo y Anonymous en defender a los cibernautas de las grandes empresas que lucran con su información privada.

Emilio Lezama Emilio Lezama Publicado el
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Los últimos tiempos han visto un creciente descontento con las instituciones políticas y económicas que rigen al mundo. Ante la falta de legitimidad de la clase política, comediantes como Beppe Grillo en Italia han formado partidos políticos cuyo único fin es dejar en evidencia la falta de credibilidad que tienen las instituciones políticas. Asimismo, WikiLeaks se ha empeñado en demostrar la corrupción que existe en el seno de las instituciones que rigen al mundo y Anonymous en defender a los cibernautas de las grandes empresas que lucran con su información privada. Todas estas son muestras de  una sociedad global que toma medidas contra los poderes fácticos porque desconfía de ellos. 

Ahora un nuevo desafío surge desde el internet. A finales del 2012 un navegador llamado Tor fue puesto a la disponibilidad de los cibernautas. Dicho navegador se distingue de sus contrapartes habituales debido a que Tor permite a los usuarios navegar en internet anónimamente. Esto lo logra a través de un sistema de encaminamiento de cebolla: en lugar de estar conectada a una red central, la red Tor está enlazada a través de una serie de routers de tal forma que los usuarios están conectados unos a otros en cadena y con IP falsos, manteniéndose así en el anonimato.

La propagación de este navegador ha permitido el desarrollo de una cantidad importante de sitios que ofrecen servicios ilegales y que ahora pueden hacerlo desde la seguridad de una red anónima. Entre todos estos sitios destaca “The Silk Road” una especie de Amazon o Ebay que en lugar de ofrecer libros y música ofrece todo tipo de drogas. El sitio obtiene su nombre de la ruta del comercio de seda que durante siglos se desarrolló entre Asía y Europa. The Silk Road permite a los usuarios y vendedores comerciar con productos ilegales de manera sencilla y segura.

Aún más interesante es el desarrollo de un nuevo tipo de moneda electrónica: Los bitcoins. Se trata de una nueva divisa no regulada que poco a poco gana terreno en el mundo del internet. Los bitcoins no están centralizados y funcionan en red entre pares (peer to peer). Esto garantiza una mayor seguridad aunque también una mayor volatilidad de la moneda.  Sin embargo los bitcoins tienen la ventaja de poder ser utilizados de manera anónima, de tal forma que el usuario de esta divisa no solo prescinde de las instituciones reguladoras sino que su dinero se vuelve intrazable. Es esta característica la que vuelva a los bitcoins la moneda de cambio oficial de sitios como The Silk Road.  No obstante, más allá de The Silk Road, sitios que no operan desde la clandestinidad como por ejemplo WordPress se han agregado recientemente a la larga y creciente lista de servicios que aceptan dicha divisa. Se estima que a la fecha las transacciones mensuales en bitcoins equivalen a 1 billón de dólares volviéndola la moneda no-regulada más importante del mundo. Por ello no es imposible pensar que en un futuro no muy lejano los bitcoins reemplacen al dinero como moneda de cambio en internet. Además, el éxito de los bitcoins demuestra la falta de confianza que existe en los bancos y los organismos reguladores.

En efecto, el desarrollo de Tor, The Silk Road y los bitcoins plantea un nuevo paradigma para la libertad de los usuarios de internet. Si la tendencia continua, estos servicios anónimos y no regulados se convertirán en la regla más que en la excepción y los organismos de regulación nacionales e internacionales se verán forzados a encontrar la manera de intentar regular lo que a priori no parece poder serlo.

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