A pesar de los engaños, las mentiras y las frustraciones que me ha tocado sortear, elijo ser inocente. Foto: Especial

2025: La inocencia puede salvar al mundo

En un mundo lleno de mentiras y engaños, donde ya no confiamos en nadie, es fácil que el miedo crezca y nos domine. Yo, por eso, propongo apostar por la inocencia, por volver a creer

“¡No seas pendejo!”, me dijo mi jefe aquella tarde en la redacción del periódico, y luego explicó: “Te falta malicia para hacer amistades y relaciones que te convengan, a las que puedas sacarles provecho.”

Hace más de 20 años de este “consejo” que me dieron cuando tenía apenas 27 años y era un inocente periodista que todavía creía en la bondad de las personas.

No era nada raro este tipo de consejos en un país donde se dice como verdad absoluta: “El que no tranza no avanza.” Hay muchas historias de políticos, gobernantes y empresarios que ratifican la “eficacia” de esta máxima.

Al arranque de este 2025, el año que cumpliré 50, tengo que confesarte que, a pesar de los engaños, las mentiras y las frustraciones que me ha tocado sortear, elijo ser inocente, una persona que cree en los demás.

Parece que estoy loco al decirte esto en un mundo donde las mentiras y los engaños hacen poderosas a las empresas y llevan a megalómanos a gobernar países enteros.

Pero más locos estamos si seguimos pensando que ser inocente es sinónimo de pendejo.

Inocente, dice el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, además de usarse para referirse a quien están libre de culpa, se refiere a alguien “cándido, sin malicia, fácil de engañar”, pero también a una persona “que no daña, que no es nocivo”.

Yo elijo creer en las personas. Porque creo que seguimos siendo muchos más los buenos, los que nos levantamos cada día con el único propósito de darlo todo por nuestras familias y por construir un mundo mejor.

El inocente como héroe

Cuando veo a mi hijo Daniel, de seis años, con sus manitas juntas y sus ojos cerrados, frente al retrato de mi abuela Juana, pidiéndole que, desde allá en el Cielo donde está, ayude a que su abuelita Tere mejore de salud, elijo creer.

Cuando veo a mi papá correr a ayudar a mucha gente que lo humilló, elijo creer. Cuando veo a mi mamá, casi sin poder caminar, sonriéndole a las personas y a la vida, elijo creer. Cuando veo a mi hermana desvelarse para cuidar a mi primo Martín en el hospital, elijo creer.

Cuando conozco a un líder que cuida a su equipo y le da herramientas para crecer, elijo creer. Cuando me topo con emprendedores que dejan la seguridad de su empleo para crear una tecnología que ayude al medio ambiente o a la sociedad, elijo creer.

“Olvidamos que todos empezamos siendo niños, llenos de compasión y curiosidad, y de una inocencia que puede poner fin a la mayoría de los problemas de este mundo si somos honestos y directos entre nosotros como seres humanos”, dice Kush Agarwal, CEO y fundador de WaveScan.

Porque la historia que nos estamos contando, esa donde ensalzamos a los que tienen malicia, a los que engañan y abusan, sólo nos llevará al despeñadero.

Porque la historia real es que son las personas inocentes, las que han creído en los demás, en que cambiar es posible, las que nos han traído hasta aquí. Esos inocentes son nuestros héroes. Que este 2025 que inicia no lo olvides nunca y apuestes, tú también, por la inocencia para salvar al mundo.

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Genaro Mejía es periodista de negocios, speaker y LinkedIn Top Voices Latam. Estratega en comunicación, storytelling y nuevas narrativas. LinkedIn: @GenaroM / Newsletter: Bar Emprende

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