Iniciativas de (des)información

Además de propositivo, el comportamiento del #YoSoy132 es sintomático; por lo menos lo es, en lo referente a la democratización de los medios.

Esto explica en un primer sentido, las marchas y manifestaciones, en plazas públicas y sedes gubernamentales, con el fin de exigir una transparencia en la información.

Mientras que en un segundo sentido, lo sugiere a partir de iniciativas de información, encontradas en las redes sociales y sitios web; Internet a final de cuentas.

Francesc Messeguer Francesc Messeguer Publicado el
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Además de propositivo, el comportamiento del #YoSoy132 es sintomático; por lo menos lo es, en lo referente a la democratización de los medios.

Esto explica en un primer sentido, las marchas y manifestaciones, en plazas públicas y sedes gubernamentales, con el fin de exigir una transparencia en la información.

Mientras que en un segundo sentido, lo sugiere a partir de iniciativas de información, encontradas en las redes sociales y sitios web; Internet a final de cuentas.

Hay que decirlo: el movimiento #YoSoy132 ha sido, sobre todas las cosas, un evento trasmitido en Internet. Y entre videos y comunicados, deslindes y aclaraciones, la información más confiable del movimiento, viene a partir de sí mismo: en sus sitios web y sus portales en redes sociales.

El Nochiciario, realizado por miembros de Más de 131, en donde en su página de Facebook publican cada noche notas y temas importantes del día, es un claro ejemplo de una iniciativa de información.

Otro, es el sitio oficial del movimiento, yosoy132media.org, en donde además de publicarse el plan de acción y las minutas de cada una de las asambleas interuniversitarias, se publican poemas y ensayos y colaboraciones de propios y ajenos que se identifican con la idea de acercar la información a la gente.

Algunas de las propuestas que se expusieron en la 5ª Asamblea Interuniversitaria en la Facultad de Ciencias, iban en torno a la creación de un canal interuniversitario en Internet, que pudiera ser transmitido a través de televisión abierta.

El síntoma, pues, es claro: el #YoSoy132, tiende a la democratización de los medios. Es en cierto sentido, un medio y un mensaje en sí mismo. Busca trascender en aquello que demanda.

Y en ese sentido, explica las manifestaciones y brigadas informativas, El Nochiciario, y las propuestas en el mismo sentido, en las asambleas interuniversitarias.

A dos meses de iniciado todo; con la sentencia de Pedro Joaquín Coldwell a quienes protestaron con la visita de EPN a la Ibero, en ese 11 de mayo, el movimiento, sin embargo, se pretende invisible o derrotado, en muchos sentidos.

La pregunta que por lo menos durante mes y medio inundó a los medios, iba más o menos de la siguiente manera: ¿Cuál es el impacto del #YoSoy132 en la sociedad mexicana?

Sus repercusiones fueron obvias: el debate 132 y la consolidación de un movimiento nacional. Pero su impacto, sin embargo, siempre era venido a menos.

No pocas veces, Ciro Gómez Leyva, escudado en la encuesta de seguimiento diario de Milenio-GEA/ISA, escribió que las protestas estudiantiles parecían no repercutir en las preferencias electorales; incluso comentaba que las movilizaciones muchas veces terminaban por perjudicar a AMLO, en lugar de EPN.

Lo cierto es que las encuestas, en su mayoría fracasaron –de hecho lo llevan haciendo desde la elección 1994 (Ricardo de la Peña dixit)–; y por lo pronto, regresamos a esa misma pregunta que parece haber adquirido un sentido nuevo completamente.

Y es que, ¿cuál ha sido el impacto del #YoSoy132?

¿Medible? Imposible: las encuestas demostraban lo contrario. ¿Apreciable? Sin duda: las iniciativas de información son su grandísima prueba. ¿Histórico? Desde luego: en el debate 132 y en su nacionalización. ¿Trascendente? Por supuesto: en sí mismo.

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Fe de errata: En la edición del pasado jueves 5 de julio, por un error de edición, esta columna apareció firmada por Ivan Benumea. El autor es Francesc Messeguer.

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