Los hechos ocurridos en Chilpancingo, Guerrero; en Tlajomulco, Jalisco; en San Cristóbal de la Casas, Chiapas; en Apatzingán, Michoacán, son un ejemplo de la ingobernabilidad que vive el país.
Mientras el presidente está concentrado en el proceso electoral de 2024, Mexico vive una ingobernabilidad nunca antes vista, pues si bien la inseguridad que hay en el país se viene arrastrando desde gobiernos anteriores, en la historia moderna de nuestro país no se había vivido de esta forma.
Los hechos de violencia ocurridos en toda la República, hablan de la pésima estrategia de seguridad y del debilitamiento del estado de Derecho.
México se encuentra en un estado de ingobernabilidad, así lo muestran los datos del primer informe quincenal del Gabinete de Seguridad, 15 mil 122 asesinatos en los primeros seis meses del año; de éstos, seis estados concentran cerca de la mitad (47.8 por ciento, siete mil 226 casos), Jalisco, Chihuahua, Estado de México, Guanajuato, Baja California y Michoacán.
Actualmente, las y los mexicanos no podemos viajar con la tranquilidad de disfrutar de unas vacaciones seguras en el verano, ante la ingobernabilidad que se está suscitando en las entidades turísticas.
La expansión del crimen organizado cada vez más le cierra la puerta al turismo extranjero, las alertas de riesgo que emiten otros países para que sus ciudadanos no visiten México, afecta sin duda la economía local.
Las imágenes en los medios de comunicación contradicen el discurso mañanero de que “hay gobernabilidad, hay estabilidad” en el país.
No es que desde la oposición queramos hacer actos propagandísticos en contra del régimen, es que las noticias del día a día nos dan cuenta de la ingobernabilidad con la vivimos en el país, de la falta de una estrategia de seguridad y del estado de Derecho.
Es lamentable que el inquilino de Palacio Nacional esté más ocupado en pretender deslegitimizar a mi compañera Xóchitl Gálvez, que atender la necesidades urgentes de México.
Contener la ingobernabilidad es tarea del Estado mexicano, pero particularmente, del gobierno federal, de ese que se pasa culpando a los gobiernos anteriores, en lugar de asumir responsabilidades; de ese que se victimiza diciendo que hay una campaña negra en su contra, cuando los hechos hablan por sí solos.
Junio se convirtió en el mes más violento del año tras acumular 2 mil 303 homicidios dolosos, es decir, un promedio de 77 asesinatos diarios en el país, de acuerdo con datos oficiales del Gabinete de Seguridad.
Hoy la ingobernabilidad se desborda, el silencio cómplice desde Palacio Nacional con respecto a los grupos criminales nos tiene en una indefensión, México merece gobernantes que vean más allá de sus venganzas políticas, de sus rencores, de su odio, de su polarización, de sus caprichos, cambiar el rumbo del país está en nuestras manos.
