¿Qué es, para nuestro Congreso, un alimento chatarra?
Una de las maneras democráticas de controlar vicios negativos en la sociedad sin caer en dictaduras que limiten la libertad del hombre, es a través de impuestos que “castiguen” los riesgos asociados con dicho vicio. Así se ha regulado el consumo de tabaco, alcohol y la emisión de contaminantes al ambiente.
A partir de la era de la industrialización, nuestra alimentación ha sufrido uno de los más grandes deterioros y con ellos el aumento de enfermedades conocidas y desconocidas. Cáncer, autismo, enfermedades neurológicas y obesidad se presentan en mayor porcentaje y atacan uno de los grupos más importantes para la humanidad: la infancia.
Se acabó comer lo que la tierra te da. Ahora nuestra comida sale de empaques, que si bien han permitido el transporte a largas distancias, poco nutrientes le quedan y muchas sustancias nocivas les agregan.
No es una locura que a raíz de la necesidad de incrementar los impuestos se castiguen aquellos productos que con el paso de los años, la industrialización y el consumismo, envenenan más que alimentar.
La preocupación estriba en la discusión sobre ¿qué es, para nuestro Congreso, un alimento chatarra?
Castigar los dulces por el hecho de contener azúcar, puede lastimar gravemente el dulce nacional artesanal. Dulces de leche, ates y cajetas, hechos de fruta natural y endulzados con azúcar de caña, en ningún momento pueden ser considerados alimentos chatarra.
La industria del chocolate mexicano que trata de rescatar el honor de nuestros indígenas de ser los descubridores del cacao, puede sufrir con esta decisión que está mal soportada.
Esta demostrado que el problema de la salud viene degenerada por sustancias químicas que las industrian han abusado por sus bajos costos, por sus afectos adictivos que obligan a comer mas y por que visualmente hacen el producto mas apetecible, pero que son veneno para el cuerpo.
Jarabe de maíz de alta fructuosa. Dispara la insulina del cuerpo, es causa principal de la obesidad. Usa mercurio en su producción, el cual está asociado con el aumento del autismo en los niños.
Glutamato mono sódico o glutamato de sodio. Este potencializado de sabor. Su función principal es de ser un neurotransmisor del cerebro. Esta se asocia con el aumento de padecimientos neurológicos, como autismo, Parkinson, esclerosis múltiple y la ELA (esclerosis lateral alotrópica). Es también considerado altamente cancerígeno.
Grasas vegetales parcialmente hidrogenadas. La hidrogenación es un proceso que utiliza calor y productos químicos para alterar la estructura de los tejidos en los aceites, de manera que se solidifiquen a temperatura ambiente. Estas grasas se acumulan directamente en la sangre al igual que el colesterol.
Nitratos, nitritos y nitros aminas. Son sales que se utilizan en la mayoría de los embutidos por su capacidad de mantener un color rojizo. Están listados como alimentos altamente cancerígenos.
Colorante Artificiales. Aparecen enlistados como productos cancerígenos, pero el mayor debate, aun en proceso, estriba en sus efectos en los trastornos de conducta de los niños, principalmente ligados a la hiperactividad y déficit de atención. Los colorantes en cuestión son: amarillo de quinoleína (E-104), amarillo anaranjado (E-110), rojo cochinilla 4R (E-124), tartrazina (E-102), azorrubina o carmoisina (E-122) y rojo allura AC (E-129).
Hay productos que parecen saludables que contienen estas sustancias. El castigo debe aplicarse directamente al uso de estas. La caña de azúcar no es venenosa, aunque debe de ser consumida en pocas cantidades, como todo. Porque hasta el agua en exceso es mala.
El impuesto al veneno puede ayudarnos a todos para que los industriales se vuelvan mas creativos, recurran a sustancias naturales y procesos que mantengan los nutrientes en los alimentos.
¡No todos los dulces son veneno! Señores senadores infórmense primero.