IFAI luminati
Todo fanatismo es reprobable. Como también lo es la arrogancia ilimitada de personajes que en lo profesional y ocupacional no alcanzaban posiciones destacadas y que ahora se asumen como Supremo Poder Conservador. En los hechos el IFAI no es sino un instrumento político, cuya función es desacreditar autoridades, programas y acciones de gobierno, empleado por la oposición para colocar a personajes sacrificables que se envuelven en la bandera de la transparencia para denostar impunemente funcionarios.
Gabriel Reyes OronaTodo fanatismo es reprobable. Como también lo es la arrogancia ilimitada de personajes que en lo profesional y ocupacional no alcanzaban posiciones destacadas y que ahora se asumen como Supremo Poder Conservador. En los hechos el IFAI no es sino un instrumento político, cuya función es desacreditar autoridades, programas y acciones de gobierno, empleado por la oposición para colocar a personajes sacrificables que se envuelven en la bandera de la transparencia para denostar impunemente funcionarios.
El vicio de impulsar “solicitudes” que permiten a ciertos políticos posicionar temas selectos, no terminó al cambiar a los integrantes del Pleno y por el contrario se agravó, dado que los ungidos son personajes que carecen de toda preparación en la preservación de los derechos fundamentales de los gobernados, a los que utilizan para emprender escandalosas intifadas que siempre conducen a alguna curul.
Ahora les ha dado por decir que son los paladines de la democracia y que la transparencia es la vía para que las mayorías gobiernen, claro, nunca explican por qué, dado que ello es completamente falso.
Así es, en el lastimoso período que llevan en el cargo los nuevos ayatolas, ninguno ha conducido a mejorar las instituciones, ni a generar efectivas acciones en contra de la corrupción, mucho menos ha incidido en la forma y términos en que se integran las instancias del poder público federal, estatal o municipal, dado que nada tiene que ver con la forma de gobierno, ni con la manera en que se accede al poder.
Por el contrario solo han contribuido a profundizar el entorno de encono, escándalo y señalamiento que hacen unos políticos en contra de otros, favoreciendo por supuesto las causas de quienes promovieron su nombramiento, siendo el más claro ejemplo Joel Salas Suárez, quien es fiel a los intereses del Vega Casillas, personaje al cual jamás se le pudo integrar informe de evolución patrimonial en la PGR; que jamás explicó los conflictos de interés en que incurrió su cónyuge, y menos, si son directa o indirectamente suyos los terrenos próximos a las obras federales en Lázaro Cárdenas.
Recientemente en una entrevista que aparece en youTube, anterior a su nombramiento, se le preguntó si el comportamiento levantisco en su estado no tenía como móvil el acomodarse. No obstante que dijo que no, parece todo lo contrario.
Tarde que temprano será malo para nuestro sistema político el permitir que el protagonismo de autopromoción en el que han caído dos de los integrantes del Pleno tenga rienda suelta e impune. Es un error creer que todo lo que se eleva a rango constitucional es de suyo puro y bueno.
Ahora les ha dado por pensar que detentan el monopolio de la aplicación de los preceptos constitucionales en materia de transparencia, acceso a la información y de protección de datos personales. Para ello asumen que tienen la facultad de interpretar directamente la constitución por encima de las decisiones del Poder Judicial de la Federación.
El vulgar bandazo constitucional ha pervertido el democrático esquema de pesos y contrapesos, generando una dictadura de la transparencia.