Identidad desollada
Los Lobos BUAP son una especie extinguida, y su proceso de desaparición fue doloroso. Primero, perdieron su espina dorsal con el aparato digestivo, su franquicia; después se vació la sangre y le arrancaron la piel a tirones, su marca. Queda de ellos el recuerdo y la idea de un ADN clonado. El equipo 17 de […]
Héctor QuispeLos Lobos BUAP son una especie extinguida, y su proceso de desaparición fue doloroso. Primero, perdieron su espina dorsal con el aparato digestivo, su franquicia; después se vació la sangre y le arrancaron la piel a tirones, su marca. Queda de ellos el recuerdo y la idea de un ADN clonado.
El equipo 17 de la nueva Liga del Balompié Mexicano (LMB) que abrirá sus puertas a la actividad el 14 de octubre de 2020 se llama Lobos Zacatepec.
Estimado fan, capital de intercambio en la industria deportiva son las emociones, una entidad seria procura gestionarlas, porque la forma de hacerlo fincará una reputación, que a la vez se convertirá en legado. Para que esto suceda deben combinarse factores de desarrollo deportivo como de negocio.
En la historia del equipo de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, primero no dio lo deportivo, lo que a su vez no pudo respaldar el negocio, algo que deja una moraleja importante para quien piensa que las prioridades son al revés: No se puede vender lo que no existe, en este caso un equipo con nivel de Primera División.
Las rachas negativas en la cancha y sobre el escritorio motivaron a los dueños a vender la franquicia que se convirtió en la de los Bravos de Ciudad Juárez, de la Liga BBVA MX.
El naming o nombre comercial de Lobos BUAP y el Estadio Olímpico pertenecen a la mencionada casa universitaria poblana.
EL CAMBIO DE MADRIGUERA
A pesar de anuncios previos que colocaban a un equipo con la marca Lobos BUAP en la recién creada LBM —organismo pronunciado como alterno a la Liga BBVA MX, independiente a la FMF y con estructura propia— la universidad informó en agosto que los licántropos no participarían ahí, con el argumento de falta de formalidad del empresario Guillermo Aguilar, quien hizo las gestiones de incorporación. Incluso, el exfutbolista chileno Rodrigo “Pony” Ruiz fue presentado unos días antes como su técnico en las redes sociales institucionales. Al final, la universidad no concedió el uso del naming de Lobos ni el comodato de uso e imagen del estadio.
Sin embargo, Aguilar no desistió de su plan. Se llevó la idea —que no la marca, que pertenece a la BUAP, según comenta personal administrativo que pidió el anonimato— a la selva cañera de Morelos, para irrumpir con los nuevos Lobos Zacatepec, nombre del municipio distinguido por su producción azucarera. El nuevo emblema ya fue anunciado como parte del elenco de equipos de la LBM. Entrenan desde el 7 de agosto en el Estadio Agustín Coruco Díaz.
El camino no fue nada claro desde la venta de la franquicia de la entidad poblana el 11 de junio 2019. La BUAP interpuso un juicio contra su ex administrador Mario Mendívil y su empresa Garden Teas, por transacción ilegal debido a que del pago recibido, no entregó el acordado 45 por ciento a la casa de estudios. Versiones periodísticas apuntan que dicho empresario manejó todo a su favor para ser beneficiado. Contragolpeó una denuncia de la parte acusada contra el rector de la BUAP, Alfonso Esparza Ortiz, por desvío de recursos. La disputa sigue en los juzgados.
SIN PARACAÍDAS
Era el minuto 28 del último juego regular del torneo ante los Leones Negros de la Universidad de Guadalajara, cuando el delantero de los Lobos BUAP, Diego Jiménez tomó un rebote en el área y clareó la meta para el 2-0 parcial que encendió el graderío. El cuadro licántropo victimaría con este tanto 2-1 a la UdeG y pasaría a la Liguilla donde logró el ascenso.
El rector Esparza Ortiz debía cumplir, porque apostó que haría algo difícil para él, lanzarse de paracaídas sobre campo abierto de Atlixco, considerado Pueblo Mágico, distinción que hace la Secretaría de Turismo a las localidades mexicanas que conservan simbolismos, leyendas y belleza natural. Si el equipo llegaba a la recta final de la disputa por el título. Sólo se animó a desafiarse con este reto, porque coronarse era impensable. El equipo dirigido en el escritorio por su hija Lusa Esparza y en el campo por Rafael Puente Jr., ex comentarista de TV que hacía sus pininos como estratega profesional, ascendió ante la sorpresa de muchos.
El deambular del equipo fue ascendente en las primeras fechas dentro del máximo circuito. Tras la salida de Puente Jr., llegó al banquillo Francisco Palencia y a la directiva el experimentado Manuel Lapuente. Pero el destino estaba echado, y sin ninguna protección posible.
Si la acepción industrial del término desollar significa quitar la piel animal para emplearla en diversos consumos humanos, cabe aplicarlo para el uso indiscriminado de la piel identitaria en los manejos del negocio futbolístico en México, donde la lana de oveja oculta los atuendos y decisiones de pantalón largo, siempre a la caza de especies cada vez más desprotegidas, fáciles de maltratar y magulladas, según el antojo depredador.
ES UN CRIMEN: Maurer
El exfederativo Emilio Maurer calificó el caso de los Lobos BUAP como un crimen, contra el deporte y el amor de sus seguidores. El empresario oriundo de la Angelópolis, y que presidió al Puebla entre los años 80 y 90, dijo que el futbol de su estado pasa por un mal momento por los daños estructurales que propician los nuevos dirigentes del futbol profesional del país.
Por eso, cree que no es un accidente lo que sucede con los Lobos BUAP ni con el actual cuadro de La Franja. “Es un crimen lo que le hacen a la afición, porque a estos nuevos dueños de futbol no les importan los sentimientos. Lo hicieron con el Puebla, que le vale a TV Azteca, y ahora pasa con Lobos BUAP.
“La muchachita (Lusa Esparza) creía que tenía a Dios de los huevos y hundió al equipo (Lobos BUAP), para que no andemos con cuentos. Pero al perder la categoría, en el futbol mexicano, en el que siempre pasan cosas raras, no había ya descenso, por lo que había que pagar 120 millones de pesos para permanecer (garantía)”, explicó Maurer a Reporte Índigo.
“Eso no podía salir de la universidad, porque de dónde los sacaba. No querían que se fuera el equipo. No había cómo pagar eso. No tuvieron manera de camuflajear ese dinero, entonces vendieron el equipo a Mario Mendívil, que debía dar ese dinero pero un porcentaje al rector. Mendívil no engañó a nadie, pues quería comprar el equipo y venderlo, porque el futbol le vale madre”.
Maurer dijo que no debe sorprender a nadie el tema, porque es algo que sucede a menudo. En México.
“El Puebla ahora está en Puebla entre paréntesis. Así como le hicieron al Morelia, que ahí sí tenía mucha más historia y sin decir agua va después de muchos años le quitan el equipo a la ciudad, sin respetar los colores, la afición. La entidad terminaron llevándola a Mazatlán”, agregó Maurer, presidente del Puebla Campeón en la temporada 1989-90.