Se veía venir la ola grande, el escándalo y los reclamos al estilo #OscarsSoWhite como el año pasado, pero no, apenas llegó una brisa de inconformismo y todo se apaciguó en las aguas de preocupación ante el nuevo mando de la Casa Blanca.
Por unos días se habló de boicot, de presionar a la Academia para cancelar la premiación por excelencia del cine estadounidense para hacer mella en los movimientos políticos llenos de xenofobia de Donald Trump, pero nada.
Ni siquiera el aviso de Asghar Farhadi de que no iría a los premios Oscar (debido a que ahora se prohíbe la entrada de los iraníes a la Unión Americana) escandalizó este año, y aunque haya discursos de reclamo en la entrega a celebrarse el 26 de febrero, sólo serán eso, palabras y mensajes al aire, que tal vez poco puedan repercutir en la nueva presidencia republicana.
Aunque se llamara a una posible cancelación de los premios Oscar, esto sería poco probable a suceder, pero según medios estadounidenses como Vox sería una medida radical para ser frontales ante las ordenes ejecutivas tomadas por Trump de prohibir la entrada a migrantes de otras latitudes que él considera peligrosas.
Bien lo dijo Meryl Streep en su discurso de los Globos de Oro al pasar por su presea Cecil B. DeMille este año, que esta es una industria que se levanta desde la mano inmigrante de todas las partes del mundo ¿cómo no hacer nada entonces más allá de los pronunciamientos radicales?
Al menos la primer señal de fuego hacia el enemigo de la Oficina Oval ya fue puesto en marcha, la Agencia de Talento Unido (UTA, por sus siglas en inglés) anunció que queda cancelada su fiesta en torno a los premios Oscar, ya que ellos representan a Farhadi en los Estados Unidos y están en contra de las posturas dictatoriales de Trump.
En lugar de ofrecer una ostentosa fiesta, la UTA donará 250 mil dólares a la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles y al Comité Internacional de Rescate, organizaciones que apoyan actualmente a los inmigrantes en el vecino del norte, sin importar su raza, color u origen.
Si esto no fuera suficiente, también la UTA será anfitriona de una manifestación pro inmigración en sus oficinas de Los Angeles el 24 de febrero.
Marlon Brando fue de los primeros en poner las discusiones políticas en la ceremonia al no recoger su premio por la actuación de Vito Corleone en “El Padrino” (1972) y enviar a Sacheen Littlefeather como protesta del trato indigno que han recibido los pieles rojas en Estados Unidos desde la conquista inglesa.
Pero de aquello ya transcurrieron 45 años, ahora es momento de dejar de ser tibios y en verdad reclamar con acciones, más que con discursos desde una tribuna televisiva.