Todavía no se estrena en todo su esplendor y “La la land” (2016) ya es el ajonjolí de todos los moles entre los espectadores habituales del cine nacional, pero no porque sea aplaudida al unísono como podría esperarse, también hay haters para la ocasión.
Pues le pese a quien le pese, la película realizada por el cineasta Damien Chazelle –que apenas cuenta con 32 años cumplidos– ya lleva recabados en la taquilla estadounidense más de 226 millones de dólares (mdd) cuando apenas fue realizada con 30 mdd.
Alguna vez Cameron Crowe fue cuestionado por la prensa al estrenar “Vanilla Sky” en el 2001 en respecto a qué opinaba de que había personas que salían odiando su filme y otros que la ovacionaban por no haber sido el chick flick de temporada.
Crowe fue determinante en su comentario, “Prefiero que la gente hable de mi película, a que sea ignorada. Por más que alguien la aborrezca está hablando de ella y eso genera discusión y a su vez curiosidad para que más publico vaya a verla”.
Al menos entre los indecisos mexicanos podría funcionar este termómetro, dejar de sentirse hartos por escuchar en todas partes “City of stars” y unirse a la fiebre “La la land” del momento.
Aunque también hay algo que se tiene que entender al tomar butaca y disponerse a ver el filme estelarizado por Ryan Gosling y Emma Stone, este no es un largometraje de amor cualquiera, tiene el factor musical que muy pocos logran aguantar hoy en día.
La realidad es que la cinta de Chazelle tiene un encanto único y se está convirtiendo en un suceso que todo indica marcará época y es que su magia también radica en los giros inesperados de su entramado, algo así como “el amor no es como lo pintan”.
¿Por qué “La la land” tiene hechizado a Estados Unidos? Porque después de que Nueva York, San Francisco, Washington o Chicago son constantes protagonistas a cuadro, ahora lo es la ciudad de Los Ángeles sin filtro, mostrando su tránsito pesado, sus calles sin pavimentado perfecto, la meca del cine al desnudo.
Y claro, el toque maestro de algo que nunca puede fallar, el lidiar con cumplir los sueños sobre el éxito profesional y personal en una relación de pareja ¿vale la pena arriesgarnos en la incertidumbre del otro cuando ni siquiera hemos desentrañado nuestra propia fortuna?
La decisión está en el cinéfilo, pero una cosa es cierta, “La la land” es para verse al menos una vez en la vida y es garantía de que al menos –si se tiene la disposición– uno puede reír, disfrutar y hasta llorar con la historia de amor entre Mia y Sebastian.
Entonces ¿“La la land” o no “La la land”?