En las cotidianeidades, en el letargo, en la pasividad de la vida o su complejidad, también suceden historias, esto me lo hizo latente hace poco la cineasta española Ainhoa Rodríguez, pero traspasarlas al cine es una tarea ardua, o se logra o se fracasa.
Acudí a la Cineteca Nacional sin ninguna idea preconcebida a ver Aftersun, la ópera prima de Charlotte Wells; la película parece no arrancar, porque durante 30 minutos observamos cómo Sophie y Calum, hija y padre, respectivamente, se encuentran vacacionando en Turquía en algún momento de finales del siglo XX o principio de los 2000.
Pero poco a poco, en esta monotonía estática, sucede algo, un sutil amago de que, pese a que hay una relación afectiva entre ambos, algo no está del todo bien, específicamente con el padre, quien muestra un comportamiento que disfraza y oculta de su hija, pero no terminamos de entender qué es, hasta ya avanzado el largometraje.
Tengo entendido que Wells hizo una obra autorreferencial. Ella ya había explorado una relación de padre e hija en su cortometraje Tuesday (2015) -mismo que se puede ver libre en Vimeo -, y también habla de un padre ausente, pero ahí lo hace en totalidad, nunca aparece a cuadro.
En Aftersun, Calum está mentalmente desconectado de la realidad, algo que se agudiza cada vez más y Sophie lo percibe. En momentos, el padre practica Tai Chi, lo que parece regresarlo a un balance, un centro que no domina, pero que está en constante búsqueda.
El juego en la edición junto con el guion de la película son precisos y finos, porque la cineasta en ciernes da guiños de que lo que vemos en pantalla en realidad es la memoria de la niñez de Sophie, y ahora como adulta está molesta y a la vez deprimida. Calum está ausente.
Creo que es una libre interpretación del público el pensar cuál es el punto intermedio entre ellos dos, pero lo que sucedió en definitiva es una ruptura y quien vive ahora el duelo es Sophie; esto se detona cuando ella se vuelve madre en el presente y recuerda con angustia a su papá, a quien grabó con una cámara digital y le seguía en la vacación.
La película tiene una pasarela de canciones de los 90 como “La Macarena”, de Los del Río de 1996; “Tubthumping”, de Chumbawamba en 1997, y “Drinking in L.A.”, de Bran Van 3000 del mismo año, pero la que deslumbra sin duda es una todavía con más años a cuestas, “Under Pressure”, tema que cantan a dúo Freddie Mercury y David Bowie con Queen y que es de 1981.
La escena en la que esta melodía llega es desgarradora, entendemos por completo y de una manera abstracta, solo con la letra de la canción, cómo es que sucede la separación entre Sophie y Calum; él se siente asfixiado, abatido, “bajo presión”, que es como se traduciría el título de esta canción.
Aftersun sigue en Cineteca Nacional y llegará a la plataforma Mubi el 6 de enero; de lo mejor que llegó del cine independiente en 2022.
La opinión expresada es responsabilidad del autor y no representa la posición del medio.