“Desde tiempos remotos fue Sauron el Maia, a quien los Sindar en Beleriand llamaron Gorthaur. En el principio de Arda, Melkor lo sedujo ganándolo como aliado, y llegó a convertirse en el más grande y el más seguro de los servidores del Enemigo, y en el más peligroso, porque podía asumir distintas formas, y durante mucho tiempo, si así lo quería, podía parecer hermoso y noble, de modo que era capaz de engañar a todos, salvo a los más precavidos”.
De los anillos de poder y la Tercera edad – El Silmarillion –
J.R. R. Tolkien
No me atrevía a escribir acerca de El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder por varios motivos, pero el principal es que no he avanzado en la serie, solo he visto dos episodios por falta de tiempo, pero, además, hay otro motivo, tal vez el más importante: me ha resultado indiferente.
Más allá de que Amazon Prime Video me tenga en su lista negra (en otra ocasión abundaré acerca de esto), la serie decepciona, al menos, en los dos primeros capítulos, porque se vuelve espesa, de pronto torpe, y se cae el velo de lo que se supone debieron contar o al menos eso prometían: El origen de Sauron.
Como lo sabrán los lectores de Tolkien, este es el mal por excelencia de la saga y en esta producción se tenía puesta la esperanza de que veríamos la génesis de este villano, pero no, ya estamos a la mitad de la Segunda Edad del Sol, entonces, Sauron ya es todo señor de guerra, que solo está esperando el momento indicado de poder forjar el Anillo Único.
Sauron, quién derrocó a Morgoth para volverse mucho más sanguinario y poderoso, Tolkien lo formó de distintas leyendas y mitos, tanto célticos, griegos, germánicos, finlandeses y nórdicos.
De acuerdo con David Day y su libro An Encyclopedia of Tolkien (2019), hay un gran comparativo y similitud entre Sauron y Odín, el excelso dios viking (como escribiría Borges). A continuación cito una parte de este volumen:
“Nigromante, hechicero, jefe militar, transformador, y señor del anillo, no hay figura en la mitología más cercana que se parezca a Sauron que el dios nórdico Odín. En su deseo por dominar Midgar, la sed de Odín coincide con la de Sauron por dominar la Tierra-Media. Sus intenciones son idénticas: el obtener el control del anillo mágico de poder, el Anillo Único en el caso de Sauron y el Draupnir para Odín”.
Tolkien copió casi a calca Nibelungenlied o lo que es lo mismo El Cantar de los Nibelungos, poema nórdico épico, por ende, sus personajes son más que obviamente caucásicos y desde ahí Amazon erró, porque al caer en la fiebre de la inclusión de etnias, pues logró el despertar de la ira de los fanáticos.
Así como nos podemos quejar de la apropiación cultural, cuando se llevan diseños prehispánicos u originarios a desfiles de la alta moda europea, lo mismo podríamos decir de cómo se ha vapuleado el legado Tolkien, porque en lugar de complacer a los lectores, se hizo un producto universal y nadie está contento al respecto.
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