La absurda cantaleta emitida por comentaristas deportivos de diferentes organizaciones de televisión: “Debes apoyar a tu equipo en las buenas y en las malas” es un mandato tan ridículo como inútil. Los clientes pagan por lo que les satisface. El futbol, beneficiado por su aureola de popularidad, es tratado como una isla dentro de la lógica de consumo. Sin embargo, ocurrió el desaire del fan en la Concacaf Nations League.
Esta columna se cierra el miércoles 28 de junio de 2023, en la víspera del partido de la Selección Mexicana contra su similar de Haití un día después en la devaluada Copa Oro, en cuyo estreno que significó el debut de Jaime Lozano al frente del representativo nacional la victoria fue de 4-0 sobre Honduras.
El Tri que hizo el ‘oso’ al caer 3-0 ante Estados Unidos y ser eliminada de la Nations League se estrenó en este otro campeonato en el que participan equipos de la Confederación Centro, Norteamérica y de Caribe de Futbol tiene la oportunidad de calmar las aguas, aunque la incertidumbre siga.
El hombre “Nacido en CU” –como expresaba su camiseta interior al momento de anotar en su época de jugador– fue nombrado como interino tras el despido del argentino Diego Cocca, que pasó a la historia como uno de los estrategas más efímeros del cuadro Tricolor.
FANS PROTESTAN: NO VAN AL ESTADIO
Todo parecía marchar de acuerdo a lo presupuestado con el inicio de Cocca en el Tri con una marcha favorable de resultados en partidos amistosos ante rivales de medio pelo. Lo interesante comenzaría en la Nations League ‘doméstica’ porque en la publicitada etapa Final Four, que no era otra cosa sino la Semifinal del evento había que vencer al archirrival Estados Unidos.
Luego de una de las más catastróficas actuaciones que se recuerden en un partido internacional de México en la que además el odiado enemigo se jactó de humillar al otrora ‘Gigante de la Concacaf’, le restó al equipo azteca ir por el también vilipendiado partido por el tercer puesto ante Panamá.
Entonces, sucedería un evento extraordinario. Luego de la paupérrima calidad mostrada por los mexicanos, que quisieron compensar con patadas su falta de argumentos futbolísticos en la cancha ante EEUU, ir por el premio de consolación ante un adversario sin palmarés ni atractivo hizo que los fans respondieran con un abandono casi total en ese cotejo que, salvo que fuera en un Mundial de categoría absoluta, nadie desea jugar.
Vamos, la respuesta ejemplar de parte de los seguidores latinos, no solo mexicanos, que tiene el Tri en la Unión Americana, sorprendió a todo el mundo porque se trata de una masa de fans ávida de consumir todo lo que le pongan enfrente, sin importar la calidad.
Una vez más, el mercado de la nostalgia es un sitio poderoso, alimentado por recuerdos que generan emociones que el cliente desea revivir. En la mayoría de los casos estas reminiscencias valen más que el momento actual que viven los proveedores del producto.
El fan rechazó asistir a un espectáculo que a todas luces se preveía como ínfimo, como una anunciada oferta de aguacates a punto de caducar y pudrirse y bajo el mismo alto e injusto precio, era evidente que no sería aceptado por personas inteligentes.
El Allegiant Stadium de Las Vegas estaba prácticamente vacío y el rictus de pesar en las caras de los jugadores mexicanos estaban para coleccionar. Simplemente, no daban crédito a lo ocurrido.
ENTRE GRITOS Y SOMBRERAZOS
A la genuina manifestación de los fans por su cordura al decidir no visitar a un estadio donde se da por descontado que exhibirá un pobre espectáculo, hay que agregarle el precedente del malogrado juego ante los estadounidenses. El bombardeo mediático a su expresión ‘desmadrosa’ del grito “eeeeh, putooo” y la enésima amenaza de sanción a la FMF por ese motivo es obvio que tampoco gusta al que paga.
Habrá que recordarle a la liga de las ‘buenas costumbres’ de la ‘intachable’ FIFA y sus agremiados que una persona no va al estadio a rezar.
Se tocó ya en este espacio en diferentes momentos: El controversial grito tiene de homofóbico una de cientos de interpretaciones de la palabra “puto”: Se trata de un insulto, es verdad, pero te imaginas estimado fan el día en que se le prohíba a la gente mentarle la madre en los estadios. Podría ser el inicio del fin para el futbol profesional, cuyo encanto radica en que la gente forma parte del espectáculo con palabrotas de desahogo.
No se pretende soslayar aberraciones como las confirmadas agresiones racistas en los escenarios deportivos, sino entender que los fans son parte del negocio. Si se quieren mejores conductas, debe existir una mejor educación, y esta se inculca desde la casa.
Los insultos son desagradables, pero son muchas veces la única forma en que los seguidores manifiestan no estar de acuerdo con lo obtenido de acuerdo a lo que pagaron. Ahora bien, se trata de usos y de reglas. Si no se puede quejar la gente por lo que ve, mejor que no vaya. Y ya comenzó a ejercer su derecho con la mejor opción.
¿Y LAS SOLUCIONES INMEDIATAS?
No existen estas soluciones milagrosas que curen todo a la primera. Existe desde la existencia de la prensa como vehículo de información el debate de hasta dónde debe llegar el periodismo, si es que también debe educar.
La respuesta formal indicaría solamente que para eso está la familia. La de fondo implica responsabilidad y compromiso para ofrecer una información de calidad que primero deba ser útil para ofrecer un servicio de calidad y, de ser posible, ofrecer elementos para educar a una población ávida de credibilidad.
La FMF intentó diversas campañas desde el chantaje sentimental en el que los propios seleccionados pedían no gritar más el tan satanizado insulto y otras en las que de plano amenazaba con expulsar a los groseros de los estadios. Está por demás decir que la primera propuesta, al menos, tenía sensatez.
El grito controversial llegó para quedarse. El chantaje de comentaristas televisivos que hacen bulto al agredir también a los fans gritones llamándolos “inadaptados” no removerá la conciencia de quien está harto de que le prohíban cosas, y por lo tanto se diviertan disgustando a quienes tanto odian: a los federativos y a uno que otro ‘analista’.
Si se trata de un asunto de seguridad, antes que otra cosa se debe poner freno a la violencia que muchas veces salta desde el terreno de juego. Que el Tri sea una lovemark no significa que hay que consumirlo aunque juegue basura.
No se puede poner a un policía detrás de cada fan. Imposible. La educación debe saltar desde el seno familiar, pero esto dura años. Lo que debe hacer la FMF y quienes comparten el negocio en otras ramas del árbol –las marcas personales de los deportistas, las marcas de entidades deportivas, y los medios informativos– es admitir de una vez por todas que por la fuerza no entrarán las chanclas. Al llamado de la concientización social hay que acudir todos.
A TEMBLAR
Juan Carlos Rodríguez, el primer alto comisionado de la Federación, no tomó una papa caliente sino el horno completo con esta obligación de funcionar sí o sí rumbo a la Copa del Mundo tripartita EEUU-México-Canadá 2026.
Los movimientos políticos maquiavélicamente orquestados por Alejandro Irarragorri, cabeza del grupo empresarial Orlegi, que impuso a Cocca en el Tri, tuvieron que se borrados del mapa con el golpe de autoridad puesto en la mesa por Emilio Azcárraga-Jean, quien puso a ‘La Bomba’. Éste ya hace sus primeras detonaciones porque no tiene de otra.
A ver qué sucede con el ‘Jimmy’ Lozano en la Copa Oro. No ganarla será un fracaso, pero no de él que apenas se reincorpora, sino de quienes tienen la responsabilidad de decidir. El margen de error se estrecha. Si gana, tampoco será su permanencia hacia el Mundial. Queda claro que es interino.
El mínimo asomo de peligro al negocio redondo hace replantear todo. La realización de un magno evento, aunque sea compartido, es algo para aprovechar. Las pérdidas no son admisibles en la cita de 2026. Tampoco las derrotas insulsas. Los sponsors también tienen voz y voto, los mismos que el fan comienza a hacer valer. #ClapClapClap
Fuentes externas: Columnas en Forbes.com.mx, notas en el Heraldo de México y Fan Datos de CID Consultoría
¿Quién es Héctor Quispe?
Periodista y mercadólogo. Dirige CID Consultoría, casa de soluciones en cifras y contenidos enfocados en el fan y su identidad; es MBA en Dirección y Gestión de Entidades Deportivas, por la Universidad Europea de Madrid; tiene la especialidad de Periodismo Deportivo por el Programa Prensa y Democracia de la Universidad Iberoamericana. Coordina el Diplomado de Periodismo Deportivo Digital en la Escuela Carlos Septién García desde 2019, y da clases en el de Marketing and Communication for Sports Brands, en la Universidad Anáhuac. Su análisis es consultado por diferentes medios en torno a negocios y deporte: MKT & Business, Playboy MX & LatAm, Red Forbes, MedioTiempo, Expansión, El País, Fox News, Telemundo, Televisa: Noticieros, Foro TV, TUDN e Infobae, El Economista, El Universal, Excélsior, HUB Digital y La Verdad Noticias, entre otros. Es coautor del libro “Cómo hacer Periodismo Deportivo. Una visión Iberoamericana” (Universidad de Sevilla, 2021), y desde 2020 publica esta columna cada jueves en la multiplataforma de Reporte Índigo.