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Hasta en los perros hay razas

Dos situaciones similares 

En faltas o trampas que detonaron una explosión mediática impactante, el cabezazo de Zinedine Zidane en la final de Alemania 2006 a Marco Matterazzi y la mordida de Luis Suárez al italiano Chiellini. Fue la tercera mordida que le conocemos... las demáss ahí deben estar en la memoria de los agredidos.

Hombría a carta cabal

 El cabezazo de Zinedine Zidane a Materazzi en medio de la tremenda lucha en la final de Alemania 2006 entre Italia, a la postre campeón, y Francia en tiempo de compensación.

Dos situaciones similares 

En faltas o trampas que detonaron una explosión mediática impactante, el cabezazo de Zinedine Zidane en la final de Alemania 2006 a Marco Matterazzi y la mordida de Luis Suárez al italiano Chiellini. Fue la tercera mordida que le conocemos… las demáss ahí deben estar en la memoria de los agredidos.

Hombría a carta cabal

 El cabezazo de Zinedine Zidane a Materazzi en medio de la tremenda lucha en la final de Alemania 2006 entre Italia, a la postre campeón, y Francia en tiempo de compensación.

Zidane sale expulsado cuando el árbitro detiene abruptamente el juego, el juez de línea se percata del asunto ante la exagerada reacción de Matterzi, que poco le faltó para convulsionarse.

Zidane sale rumbo al vestidor con el dolor, coraje, rabia, impotencia reflejado en el rostro. No discute, no hace aspavientos, asume su responsabilidad y así se retira  en medio del abucheo monumental no solo del estadio sino en el mundo entero.

El pelafustán

Contrasta pues con la frustración convertida en agresión salvaje con una mordida de Luis Suárez, figurón emblemático de la selección uruguaya al italiano Giorgio Chiellini, ésta vez fue vista, juzgada y castigada antes por los millones que siguen el Mundial por televisión, los que estábamos en el estadio, con la excepción de quienes pudimos verlo en nuestra zona de prensa a través de los monitores, supieron de esto minutos después y también abuchearon.

Solo que aquí la trampa de Suárez fue más lejos. No fue expulsado, nuestro árbitro “Chiquimarco” Rodríguez no se percató del incidente, casi imposible hacerlo cuando la inercia de la jugada iba para el otro lado.

Hay niveles

En esto de asumir responsabilidades y consecuencias, hay niveles.

Mientras Zinedine Zidane asume con su silencio la vergüenza y consecuencia de la evidente agresión guardándose solamente para sí mismo cualquier  castigo, acción, reacción y consecuencia, evitando involucrar a nadie más sin solicitar y quizá hasta rechazando la solidaridad de su equipo.

La selección francesa, de la que era líder natural, es congruente y respeta el sentido de equipo, de grupo.

Y va más allá evitando involucrar a su federación e incluso a  la opinión pública de toda Francia que mira con asombro y hasta incredulidad la reacción de su líder.

Pierde la cabeza

Es irónico, aquella tarde en Berlín, Zidane perdió los estribos y arremetió contra Materazzi. 

Zinedine había anotado el primer gol mediante un tiro penalti a los 6 minutos del juego, Matterazzi empata el partido unos 10 minutos.

Después, la agresión sin justificación se produce en el tiempo extra, el juego se mantiene empatado y llegan a tandas de penaltis . Es ahí en donde David Trezeguet falla el penal decisivo que entrega a Italia la Copa del Mundo Alemania 2006 acompañados en el sonido local por el aria “nessum dorma” que inmortalizo el gran Luciano Pavarotti.

El mejor

Esa tarde se dio a conocer la votación de los periodistas que asistimos a Alemania 2006  por el mejor jugador. Zinedine fue el elegido, no por la final sino por todo el mundial. No salio a recoger su trofeo ni su medalla de segundo lugar, se sabía expulsado. cobarde engañabobos

Luis Suárez, Luisito, reacciona todo lo contrario. Sin clase, se tira al pasto llevándose la mano a los dientes como si el defensor italiano le hubiera dado un “hombrazo” a su dentadura. 

Se finge inocente, niega la agresión, sus compañeros se solidarizan y rasgan vestiduras a su lado. Se esconde en medio del grupo, deja que sean los demás quienes lo defiendan.

Hasta su propio técnico, el caballero Washington Tabares amaga con renunciar a FIFA por tamaña injusticia. Esa misma noche la Federación Uruguaya de Futbol mete una protesta enérgica tratando de presionar a la FIFA. Los conductos son directos, Conmebol tiene mucho peso en FIFA.

“La FIFA es la mafia”

Cuando la FIFA impone el severo castigo, los medios de Uruguay lo cobijan, lo protegen, lo convierten en mártir. Luis Suárez mantiene esa postura cobarde de esconderse y se cobijarse en las filas de atrás.

A pesar de las evidentes imágenes de la televisión y de los antecedentes en otras tres agresiones a mordidas, en Uruguay se pone en duda todo acerca de este caso, se llega a hablar de manipulación de imágenes y se discute en horas y horas interminables acerca del ángulo de las cámaras.

Todos son culpables,  hay confabulación, dicen, el siempre inoportuno Diego Armando Maradona ataca diciendo que lo golpean como a él por su origen humilde.

El pobre Luisito llora y Uruguay entero lo cobija y defiende. 

Presidente populachero y oportunista

 El tema en Uruguay pasa a ser de un castigo para el agresor evidente a la enorme injusticia de la FIFA que “manipula todo” contra su héroe nacional, contra su astro y entonces el castigo de FIFA escala de Luis Suárez a todo Uruguay, ahora son millones de indignados que reclaman a la implacable, altiva y poderosa FIFA la agresión al pueblo, sí, al pueblo uruguayo.

Luisito Suárez es recibido en Montevideo con vítores al héroe y por supuesto, se deja querer.

Para culminar esta escena digna de una obra dramática musical, el presidente de la republica de Uruguay, José Mujica, surgido de las luchas populares convertidas en luchas políticas, se compra y aprovecha el numerito colocándose al frente del rechazo popular en una reacción más que extraña.

O le informaron mal sus consejeros o se envuelve en un oportuno  populacherismo fácil.

“La FIFA es una manga de hijos de puta”, textual

Unos días después, y al ver la magnitud real del engaño, asesorado y convencido por sus abogados y representantes que estudian a fondo las enormes consecuencias mediáticas, deportivas y principalmente financieras de la evidente agresión y castigo ante la reincidencia de Luis Suárez, es la tercera vez que sabemos de una agresión similar a rivales en partidos del más alto nivel. 

El interés no tiene pies

 Su talento siempre fue y ha sido su cómplice perverso para enfrentar con hombría y quizá resolver con ayuda médica y de psicólogos especializados esta patología.

Éstas reacciones, dicen los psicólogos, de frustración infantil.

Desde la comodidad de una oficina en Montevideo, sus asesores le redactan cuidadosamente un mensaje amable a modo de disculpa desde su cuenta de Twitter y una carta más amplia dirigida a los aficionados de su su equipo, el Liverpool de la Liga Premier .

Luis Suárez ofrece disculpas muy cuidadas, forzadas, con un lenguaje muy distinto al suyo.

Fueron disculpas y la promesa de no volver a morder a nadie.

Días después, el Barcelona lo presenta como su nuevo refuerzo, la disculpa forzada, el engaño al pueblo de Uruguay lo tienen sin cuidado, había que proteger este lucrativo traspaso.

El valor civil y la ética de Zidane

En contraparte, Zinedine Zidane soporta burlas, reclamos, humillaciones con estoico silencio, se guarda todo para sí mismo, muchos pensamos que el autocastigo era demasiado severo.

 Al regreso de Alemania como subcampeones mundiales, la selección francesa desfila por los Champs Elysees y el grito espontáneo se unifica: ¡Zizou, Zizou!, como se le conoce popularmente.

Es el mensaje del pueblo francés a su líder sin reclamarle nada. 

Zidane se ha comportado como un caballero dentro y fuera de las canchas, un líder auténtico.

Meses después de aquel verano de 2006 aclara las razones de su agresión, nunca la niega, Materazzi lo insulta no solo a él sino a su madre, a su hermana y al origen de su familia de inmigrantes argelinos.

Zinedine Zidane no tuvo necesidad de disculparse, lo hizo en privado con sus compañeros en el vestidor y nada más.

Fue el propio Matterazi quien rompe el hielo entre los dos al saludarse con frialdad un par de años después.

Primero muerto

Aun así, Zidane mantiene hasta hoy su postura: “primero muerto que pedirle disculpas a Materazzi”.

Admitiendo que el dolor fue más intenso al dejar a sus compañeros disminuidos en esos últimos minutos de la final aunque, en descargo, el juego se definió después en penaltis.

Así las cosas pues, ese “algo” que se llama clase no se compra ni se vende, se trae en la sangre, en los genes y principalmente en la educación familiar.

Así de fácil.

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