Estos días melancólicos de orgullo regio se desdibujan por imaginar los días amargos por los que pasaron los primeros exploradores europeos al llegar al que nombrarían como Valle de Extremadura allá por la década de los 70s pero del siglo XV. Las hostilidades obvias, a causa de la devastación, destrucción, defensa de los grupos apaches que eran capturados para fines esclavistas. Borrados, alazapas, rayados, todos los que hayan sido, no importa –siempre aventureros.
Porque no es de ignorar que la estirpe de los cabronazos que llegaron después de la información dada por esos aventureros que viajaban hacia el norte en busca de fortuna, habían descubierto que precisamente había un montonal de clanes, tribus no tan civilizadas, que deambulaban por distintas regiones que hoy conforman la parte noreste del país. Y que además de lamerse se cepillaban sus barbas con esos peines de hueso y pedernales como dagas, navajas e instrumentos cotidianos de la vida nómada de los aun cazadores-recolectores, que vivían en armonía con la naturaleza –sin joder a nadie. Contrario a los que solo querían su fuerza muscular, para venderlos a los hacendados de más al sur del extinto imperio.
Los primeros pobladores llegaron a la tierra prometida, convencidos por esos chicos exploradores mercantilistas con la expectativa y a la defensa diaria –con razón lógica– por los ataques de los nativos… nadie quiere ser invadido, mucho menos devastado…
En fin, cientos de historias y anécdotas descritas por historiadores y entusiastas han sido recabadas con veracidad y su toque locochón de la novela proto-vaquera de unos siglos después; pero como la imaginación vuela alto, surgen las especulaciones como esta: ¿Por dónde habrán llegado los primeros pobladores? ¿Cuál habrá sido la impresión al ver un valle enorme con unas serranías tan vistosas que amurallan la hoy nombrada Ciudad de las Montañas? ¿Valió la pena tanta riña con los nativos? –pues como Ñó!
Con cientos de manantiales, arroyos, cascadas, ojos de agua; todas dirigidas hacia lo que hasta hoy continúa siendo el centro de la ciudad y a su vez la parte más baja del valle; para ser más preciso, en lo que ahora es un Obelisco, un falo de punta piramidal muy común en ciudades fundadas por europeos, símbolo del poder político y que está en la actual calle Juan Ignacio Ramón. Justo el lugar del circo del primer acto de campaña rumbo a la administración municipal actual, presidida por el chico teatrero que unos días no está y unos pocos sí. Donde tomó protesta con la manda: “¿Saben qué? Nos sobran políticos, pero nos falta buena política”. Y sí; de qué manera se puede justificar el otorgar y afirmar que este chico así inventado, con una amplia base de apoyo de dos años desde que asumió como presidente municipal de Monterrey, ¿qué liderazgo ha demostrado, si parece estar como si estuviera enjaulado en las decisiones de los de más arriba? Como diría Jodorowsky: los pájaros enjaulados creen que los que están afuera están enfermos.
Quizá el no pertenecer a la política, pero estar en ella como si fuera una obligación o una manda familiar –no es forzado esto, campeón; como cuando se te ha visto en imágenes, videos producidos y en los lives con los ojitos entrecerrados con un montón de ideas en la bolsa izquierda de las camisas deslucidas. Que no parecen permear la estirpe.
En otra onda: Un acierto cultural municipal es la producción teatral con electo chingón y regiomontano, actores de primera nos muestran aquellos primeros años de las estirpes que echaron raíces en este devastado valle. La puesta teatral “Olvidarás el Fuego” inspirada en la novela de Gabriela Riveros, dirigida por: Hernán Galindo y estelarizada por Alberto Estrella, Isaura Espinosa, Allan Durell y un elenco de más de 30 actores que desde ayer, día 20 exacto de la fundación definitiva, y hasta el 23 de septiembre estará en la Gran Sala del Teatro de la Ciudad de Monterrey; en la que resalta la historia del primer poeta judío en Latinoamérica, Joseph Lumbroso. El famosísimo sobrino y rockstar de aquella época en la cual narra un episodio de historia con toques de ficción de los criptojudíos perseguidos hasta estas hostiles tierras por la satánica inquisición –por cierto, la comunidad aún lo resiente.
Pero también hay un desacierto cultural, que es no apoyar al teatro regiomontano, porque este evento solo se hace para autopromoción de los politiquees, que además no tienen interés por la cultura, por más que le disimulen, a razón del porqué nunca está planteado un proyecto de incrementar el teatro, la literatura, ni promover a los grandes directores así como a miles de escritores como Irma Sabina Sepúlveda, Margarito Cuellar, Patricia Laurent Kullck, Arnulfo Vigil, Jaime Romerol, entre otres; porque la cultura no les importa, sino la autopromoción utilizando el presupuesto anual para cultura, erogado en una semana, para seguir disimulando.
Rael es el personaje principal del álbum conceptual: The Lamb Lies Down On Broadway de la superbanda Genesis lanzado también en los 70s pero del siglo pasado; por alguna razón misteriosa el track 5, “In the Cage”, quizá para muchos no encaja perfectamente en la situación del Colosio de tercera generación, pero como todo es percepción, no hagamos mucho caso y disfruta de estos más de 8 minutos rompejaulas.
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