Y pasan los protocolos, que en diez años tendremos mejores condiciones ambientales a causa de nuestras forzadas y políticas públicas verdes y que en una década más habrá más árboles, hagamos más marchas 100% ciudadanas y así todo diez años después.
Ni 20 días al año tenemos buena calidad del aire; la oxigenación es quimérica en la ex-ciudad del conocimiento, ni siquiera hay respeto. Dense un tiempo para observar el cielo, las nubes, los atardeceres desde diferentes sitios del área metropolitana; ¿qué colores se observan?
Pero bueno, antes hubo pestes y epidemias en el territorio norestense, como la negra, la fiebre amarilla, paperas, tuberculosis, así como la viruela, difteria, tifoidea, guácara negra, influenza, dengue y hasta el cólera, zika y chikungunya podría serlo también.
Aún está mutando el COVID-19, continuamos disque protegiéndonos con cubrebocas al menos por ahora. ¿acaso necesitaremos máscaras antigases o con oxígeno incluido como buzos en la Tierra?
Mientras tanto el monstruo humeante ultracontaminante asentado en el municipio de Cadereyta Jiménez dijo que la fuga contaminante que produjo era más de 90% vapor de agua -un compa dice que “cualquier estudiante de preparatoria que haya puesto atención durante ese par de clases, que no se fue de pinta mientras cursaba la materia química inorgánica, sabe que un producto de la combustión en color verde tiene cobre, color violeta flúor, color ocre -café- naranjoso es azufre” (SO2, dióxido de azufre)- y cualquiera que haya hervido agua sabe que el vapor es blanco porque solo tiene oxígeno e hidrógeno que son incoloros.
La peste más mortal y conducible, por no decir manipulable por la propia tecnología y las grandes esferas, es: la ignorancia.
Quizá el chaval Samuel García quiere postergar la salud de los niños que fueron vacunados durante días de exhausta logística para llevarlos a Texas -pretendiendo mantener viva y sana a esta generación de infantes que posiblemente sufrirá las consecuencias de las arrebatadas decisiones, promesas y viajes para presumir alternativas e impuestos verdes que justifiquen el gasto de millones, contratación de deuda y poner a otro chavo como Secretario de Medio Ambiente sin mínima expertise en el ámbito de su tarea conferida y un sinfín de recordatorios a su loquerón gubernamental. Y hablando de promesas, esperemos que al final de su mandato, exprese: “Pos’ yo ya cumplí, en 10 años veremos qué onda”.
Animémonos a cambiar al menos nuestro estado, repensemos en alternativas, aunque no sepamos cómo hacerlas e implementarlas, para eso están los libros y nuestros ejemplares políticos elegidos democráticamente.
Alvin Lee le pone unos guitarrazos para motivarnos al cambio, súbale el volumen, póngale play: disfrute y aprecie cualquier paisaje que tenga enfrente.
I’d love to change the world, A space in time / Ten Years After´1971
PD: Bienvenidas todas las fotografías de atardeceres pintados por los tóxicos. Solo añade día, hora y lugar de la captura.
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