La cuenta regresiva de un reloj en el portal de El Financiero señalaba que nos quedaban solo seis horas para el lanzamiento del nuevo sitio web del periódico. Eran las 6 de la tarde del 31 de diciembre de 2012.
Llevábamos más de un año trabajando para dar a luz al que sería –al menos, ese era nuestro sueño– el mejor portal de negocios y finanzas de América Latina.
El director general había contratado un equipo externo de desarrollo web enorme y había puesto todas sus esperanzas para el futuro del periódico en el nuevo site, además de un equipo de 45 periodistas.
Tan seguro estaba del éxito que había “bajado” el switch del contenido una semana antes, poniendo un reloj en cuenta regresiva, dando por hecho que a las 00 horas del año nuevo estaríamos online.
Pero no fue así. El sistema colapsó.
Fue un rotundo fracaso para todos.
Faltaba una hora y media para la medianoche de ese último día del año, cuando el director del diario nos dijo: “El portal no va a estar listo. Si aún pueden llegar, váyanse a sus casas a cenar con sus familias.”
Como en trance, salí de la redacción y me subí a mi coche para llegar a cenar con mis papás y hermanos. Apenas alcancé a llegar para comer las uvas y hacer el brindis.
Fue hasta el día siguiente, ya en mi depa, cuando me tiré al piso y me solté a llorar a pulmón abierto. Lloré hasta cansarme. Tenía la boca seca, el cuerpo de trapo y el cerebro quemado. Estaba exhausto.
Ese proyecto me había costado horas de desvelos, mucho estrés y angustia, además de perder a mi novia y mi propia salud. Por eso lloraba: porque había entregado todo y no había logrado nada…
Al menos así lo sentí en ese momento.
Ahora, a la distancia, me doy cuenta que sin ese fracaso y todo lo que aprendí no habría tenido la carrera exitosa que tuve después. Gracias a ese descalabro lo intentamos de nuevo, corregimos errores y nació un nuevo portal de El Financiero que hoy sigue siendo referente. Gracias a esos momentos de frustración, luego hubo otros grandes éxitos, como el portal de la revista Forbes México.
Les cuento esta historia con el único afán de decirles que, así como me pasó a mí, nos pasa a todos: que sin fracasos no llegamos nunca al éxito ni a nada.
“El éxito es bueno, pero el fracaso es mejor”, dice Cynthia Hass, directora de World of Women Foundation. “No debes dejar que los éxitos se te suban a la cabeza, pero tampoco debes dejar que el fracaso consuma tu corazón”, asegura.
Con esto mente en los próximos días lanzamos la temporada 9 de Bar Emprende a la que hemos llamado: “Secretos de los perdedores para vivir”, en la que vamos a conocer las historias de los grandes fracasos de empresarios y emprendedores que hoy son muy exitosos.
Aprenderemos que, como dice Cynthia, “el fracaso solo significa que hay algo que aprender o que debes tomar otra dirección”.
Incluso, dice Hass, “a veces, en realidad la mayoría de las veces, las cosas no salen según lo planeado y eso está perfectamente bien”.
Así que la próxima vez que fracases míralo con otros ojos, pues es un hecho que esa derrota te llevará a un lugar mejor.
Genaro Mejía es periodista digital y de negocios con más de 20 años de experiencia y LinkedIn Top Voices 2019