Ganar no es triunfar

Después del “puro frijol con gorgojo”, del puro rollo, es decir de las promesas y retóricas electorales en su mayoría vacías de fondo pero populares de forma viene el resultado; ganar o perder la elección.

Rodrigo Villegas Rodrigo Villegas Publicado el
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Después del “puro frijol con gorgojo”, del puro rollo, es decir de las promesas y retóricas electorales en su mayoría vacías de fondo pero populares de forma viene el resultado; ganar o perder la elección.

Sin embargo, ganar una elección no significa que hayan triunfado en la larga y -para algunos gobernadores- eterna odisea de los seis años en el poder en la que resultan estar bajo el constante escrutinio de la opinión pública y en el que muchos de ellos se encontrarán con una realidad que quizás una vez en el trono lleguen a la conclusión de que es una con la que hubieran preferido no lidiar. Sobre todo en aquellos estados en donde la alternancia es novedad, como Tamaulipas y Veracruz.

Y es que, por ejemplo, en Tamaulipas, el voto hacia el PAN y su abanderado, el exalcalde de Reynosa, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, se podría interpretar como un hartazgo no sólo contra el PRI, sino más bien con la situación de inseguridad.

Pero eso no significa que el gobernador electo ya haya triunfado.

El gobierno electo que entrará en funciones el próximo 1 de octubre, tiene un paquete en las manos con cuenta regresiva, es decir, explosivo, ya que la precaria situación de inseguridad se ha convertido en el statu quo de la entidad desde hace al menos una década. Con niveles de violencia sin precedentes, entre otras cosas, Tamaulipas permanece siendo el estado con mayor número de secuestros, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Y una guerra aparentemente eterna entre el cártel del Golfo y Los Zetas no deja de rendir muertos. Más aún, la polarización criminal, resultado de la política nacional de cortarle a las medusas la cabeza complica más el tema. La aparición de brazos armados de los cárteles principales, la disputa interna aunada a lo que el fenómeno electoral de Veracruz contraiga en materia de seguridad será solamente uno de los muchos retos que el gobierno electo de Tamaulipas enfrente. Por que el panorama en materia de seguridad en aquella entidad no es muy distinta, salvo por los actores criminales predominantes. Por ejemplo, el Cártel Jalisco Nueva Generación, que aunque asentado desde hace al menos cuatro años en la entidad, emprende una batalla contra Los Zetas, y las líneas de batalla podrían moverse y alcanzar Tamaulipas.

No hay que olvidar que uno de los tres estados más violentos del país -ahora de oposición- dependerá del gobierno federal priista para obtener resultados en esta materia.

Lo mismo aplica a todas las demás entidades federativas en las que hubo alternancia de una u otra manera.

No hay que olvidar que el primer examen de estos gobiernos recién elegidos está a dos años de distancia, es decir, 2018. Y dos años pueden ser mucho o poco para alcanzar resultados concretos, normalmente suelen ser pocos. Por lo que, en el mapa político electoral de 2018, los candidatos que resultaron victoriosos el pasado 5 de junio tendrán que trabajar a marchas forzadas si es que quieren abonar al éxito electoral de su partido en las elecciones federales.

Por ello, que independientemente de los partidos, líderes partidistas y gobernadores electos, bien harían en dejar de celebrar. Y más bien avocarse en triunfar sobre lo ganado.

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