Fuero y ardidos

Las influencias corrieron como cascada en tormenta al conocerse que el “héroe” del futbol chileno, Arturo Vidal, el de la Juventus de Turín, el del peinado y tatuajes como del Cirque du Soleil había chocado su Ferrari, sí, un Ferrari de verdad por las calles de Santiago de Chile, más equipado que el América–Ferrari de su extécnico Gustavo Matosas.

Alfredo Domínguez Muro Alfredo Domínguez Muro Publicado el
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Las influencias corrieron como cascada en tormenta al conocerse que el “héroe” del futbol chileno, Arturo Vidal, el de la Juventus de Turín, el del peinado y tatuajes como del Cirque du Soleil había chocado su Ferrari, sí, un Ferrari de verdad por las calles de Santiago de Chile, más equipado que el América–Ferrari de su extécnico Gustavo Matosas.

Hasta ahí un accidente de un tipo presumidón y muy famoso que desboca la máquina entre coches de terrícolas chilenos tan normales como mexicanos, como usted o como yo, pero ese era (el choque ya no lo dejará ser) un poderoso Ferrari y su conductor un “intocable” al que se acerca los carabineros, como se conoce a la policía chilena, para revisar si hubo algún accidentado, por fortuna solo golpes a él y a su esposa que lo acompañaba y algo similar al conductor del otro vehículo descrito solamente como “un coche blanco”.

‘Te vas a cagar a todo Chile’

Resulta que el tal Arturo Vidal, figurón del fut, venía con sus alcoholes entre pecho y espalda que de acuerdo a la policía chilena era nivel “viene conduciendo ebrio”, traducción: “manejaba borracho”.

La ley chilena es muy severa en estos casos y el hecho ameritaba juicio severo, cárcel con reservas y severa multa, por su parte la Federación Chilena, con un reglamento muy severo señala expulsión inmediata de la Selección.

Por si fuera poco, el figurón en evidente estado de ebriedad, se encara a la policía gritándoles la de siempre de todo influyente que se precia de serlo: “no sabes quién soy yo… espósame y te vas a cagar a todo Chile”.

Ya ante el juez seguramente llegaron llamadas de oficinas de altos niveles, le mandan abogados prominentes, la sentencia precautoria lo deja libre, paga fianza, deberá firmar en Santiago y en Milán, dado que en Turín no hay consulado chileno, la Federación hace como que hace y encuentra un párrafo que minimiza el tema, el técnico lo recibe como al Hijo Pródigo, el jugador se presenta en conferencia de prensa, derrama unas lágrimas y a seguir jugando, total, el señor es una figura clave  de la selección de futbol, la Copa América hay que ganarla, y eso es algo así como los políticos intocables con fuero.

Los patos a las escopetas

Muchos dirán que la estrategia soberbia con el que Colombia mete en “SU” juego a los brasileiros es como si los patos le tiran a las escopetas, ¡error!, eso es subestimar a Pekerman y su grupo.

Viene después cuando se enfrenta el scratch do ouro, ahora vestido con la playera azul y short blanco enfrentando a Colombia, que asume el papel de local con su tradicional amarillo-azul-blanco.

Partido más que esperado por muchos de nosotros reviviendo aquel juegazo de Cuartos de Final en Brasil 2014, en el que los Cafetaleros tuvieron a los de la samba en un puño que no supieron cerrar, luego Brasil fue a dar lástima en la Semifinal en que son humillados por Alemania.

La derrota colombiana ante Venezuela le pone tensión a este juego, ya que se esperaba que aquí llegaran a pelear la cima del Grupo.

¡Cafetazo!

No es sorpresa, aunque muchos así lo digan, el que Colombia le ponga cara a los brasileiros asumiendo la iniciativa y riesgos severos, el técnico colombiano, nuestro viejo conocido Don José Pekerman, el mismo que traía a Argentina cuando nos echaron DE Alemania 2006 en tiempo extra, con aquel golazo del Maxi Rodríguez, nuestro técnico Ricardo Lavolpe se quedó mirando incrédulo al horizonte, nosotros también. Pekerman los manda a asumir el control del juego, se respeta al scratch pero no se le teme, así llega el 1-0 que pone a temblar a los de los pronósticos.

Ni Neymar ni nadie

NEYMAR pasa más tiempo en el pasto que metiéndose a los fogonazos, aguantando vara y que su talento genere dividendos, al confundir su “tru tru” con juego eficaz, traía pleito casado con el árbitro buscando que le marcaran penal a favor solo por llamarse Neymar.

Dunga no hallaba la cuadratura del partido, así llega el minuto 70 y Colombia arriba. Al 90’ el scratch sabía que nada había que hacer, al 92’ todo Brasil sufría.

Y va de nuevo, aquí no hubo pato colombiano que le tirara a las escopetas brasileiras, esta fue la revancha, que no venganza, de aquel juego en Brasil 2014, en donde los Cafetaleros no supieron cerrar el puño cuando ahí tenían al Scratch, la bronca del final ya fue de ardidos… Así de fácil.

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