Hay razones de peso para respaldar la desaparición de los fideicomisos realizada por el Congreso de la Unión, a pesar de que se levantó una polvareda para tratar de confundir a la opinión pública. Por fortuna quienes lo pretendían han fracasado y es el momento de mostrar los excesos del régimen del pasado.
El monto de los recursos que se manejan en los fideicomisos son solamente el 0.5 por ciento del presupuesto anual y significan millones de pesos rescatados para mejor uso y entregarlos sin intermediarios a científicos, investigadores, creadores y deportistas, entre otros sectores, como lo ha establecido el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
La Auditoría Superior de la Federación (ASF) señala que, en general, no existe información suficiente o contabilidad confiable de los fideicomisos, no se saben los montos recaudados, ni los beneficiarios directos de los subsidios, ni las obras que se ejecutan con el dinero público encapsulado en estos contratos.
Fundar Centro de Análisis, organización civil especializada realizó un estudio, cuyo resultado indica que el 93 por ciento de los recursos disponibles en fideicomisos, no cuentan con controles de vigilancia. Y reúne recursos equivalentes al 15.5 por ciento del Presupuesto de Egresos de la Federación de 2019.
Además que el 60 por ciento de las solicitudes de información sobre el uso de los recursos en fideicomisos no son respondidas o la información es declarada como reservada o inexistente. El resto, 40 por ciento son respondidas de forma parcial.
La opacidad ha sido una característica de este esquema de fraude y se tiene que sanear la vida pública, aunque a muchos no les guste y se opongan, es lo indicado en una democracia, coincido con el senador Ricardo Monreal, coordinador del grupo parlamentario de Morena.
Uno de los casos más graves evidenciados es el Fondo de Desastres Naturales (Fonden) destinado a entregar recursos mediante la declaración de emergencia en poblaciones que lo requieran.
Para atender las consecuencias de los sismos de 2017, los recursos del Fonden tuvieron deficiencias en el procedimiento y periodo de contratación, así como pagos indebidos por trabajos no ejecutados.
A la fecha no se ha aclarado el destino de millones de pesos que se asignaron para la reconstrucción de escuelas, apareciendo el Fonden con un déficit que se tiene que recuperar.
En 2018 las autoridades que administraron el fideicomiso aprobaron casi mil millones de pesos para atender los daños ocasionados por lluvias e inundaciones en Sinaloa, pero la ASF detectó deficiencias en la aplicación de los recursos y daños al erario.
La iniciativa que fue base para eliminar los fideicomisos en el Congreso de la Unión, describe con detalle que durante varios años consecutivos la ASF emitió múltiples observaciones de miles de millones de pesos sobre el uso de los recursos entregados para la atención de las emergencias.
Es lamentable que se pretenda defender estos esquemas. Desde Morena tenemos claro que el objetivo central es eliminar la opacidad y discrecionalidad en el uso de recursos públicos, para canalizarlos a mejores usos y fomentar la transparencia, rendición de cuentas y responsabilidad. No debe extrañar que sea el espectro político de la izquierda desde donde se encabezan estas acciones.