“Breaking Bad” es una exitosa serie de televisión creada en 2008 que narra la vida de un químico (Heisenberg) que al saber que tiene cáncer de pulmón –y para asegurar el futuro económico de su familia– se involucra en el mundo del tráfico de drogas. Sus conocimientos le permiten elaborar metanfetaminas en laboratorios clandestinos.
El término “Breaking Bad”, se utiliza de manera coloquial para anunciar que algo “se va a volver malo”, o bien, que se va a “corromper”
El fentanilo es un potente opioide sintético producido en laboratorios. Pero, ¿cuál es su historia? ¿en qué momento pasó de salvar vidas a terminar con ellas?
Este opioide –50 veces más potente que la heroína y 100 veces más que la morfina– fue sintetizado por primera vez en diciembre de 1960 por el Dr. Paul Janssen en Beerse, Bélgica.
La idea original del Dr. Janssen fue encontrar nuevas moléculas analgésicas más potentes que la morfina y con menos efectos secundarios. En 1963 se utilizó por primera vez en los Estados Unidos como analgésico intravenoso.
Actualmente y gracias a su potente acción analgésica, seguridad cardiaca y bajo costo, el fentanilo es ampliamente utilizado en el área médica. Se utiliza como analgésico en las áreas de cuidados intensivos y se emplea durante las cirugías (es el opioide más utilizado por vía intravenosa para la analgesia intraoperatoria en todo el mundo). Muchos pacientes sometidos a cirugía mayor o que han estado en unidades de cuidados intensivos han salvado su vida gracias a este medicamento.
George Marquardt –sin haber cursado nunca la universidad-, aprendió por sí mismo los conceptos básicos de química en viejos libros de texto, tenía sólo quince años cuando comenzó a fabricar heroína en el sótano de la casa de sus padres en Kansas, Estados Unidos. En los años noventa cuando tenía 45 años se convirtió en la primera persona de ese país en producir ilegalmente fentanilo y en el Heisenberg de la vida real.
Durante los noventa el número de muertes por fentanilo se incrementaron en toda la costa este de los Estados Unidos, por lo que la Drug Enforcement Administration (DEA) estableció una gran investigación para localizar al gran químico que producía el fentanilo en un laboratorio de alta tecnología, sin imaginar que Marquardt un tipo común que vestía de overol era el responsable de esas muertes por el opioide que fabricaba en su laboratorio clandestino.
Hoy poco más de 100 mil personas mueren al año en Estados Unidos por una sobredosis de fentanilo ilícito. En México, aunque no hay una estadística fidedigna, solo se reportan un par de decenas de muertes por sobredosis de esta droga (es muy probable que exista un subregistro). En Estados Unidos ya es un grave problema de salud pública, en México aún no, pero no podemos esperar a que lo sea
El gobierno actual está explorando todas las posibles soluciones para frenar la producción y el uso de este fármaco en su forma ilícita. La SEP iniciará con una campaña de difusión escolar de las consecuencias graves de su uso y en la Cámara de Senadores se impulsa una iniciativa para la libre venta de la naloxona, que es el medicamento que revierte una sobredosis.
En el gobierno de la Cuarta Transformación es importante, además de transparente, que se exploren todos los caminos. El uso médico del fentanilo debe evaluarse a profundidad y escuchando a los médicos que atienden directamente a los pacientes. Una mejor regulación en las importaciones de los precursores, un fortalecimiento de los programas contra las adicciones y la salud mental, así como fundamentalmente la educación en la familia, deberán ser los caminos a seguir