¡Felicidades, Benedicto!
Líder mundial indiscutible y guía de más de mil 200 millones de hombres en el mundo, nos ha sorprendido con la noticia de que se va porque su salud no permite tener la vitalidad para la tarea encomendada de ser el Papa. Bien lo dijo el Cardenal Cipriani: es un acto de humildad heroica y de sinceridad.
Para unos el poder es adicción, para otros, sinónimo de servicio. Ya hacía falta al mundo un mensaje de sinceridad y humildad de ese tamaño. ¡Gracias, Benedicto!
Pablo Mier y TeránLíder mundial indiscutible y guía de más de mil 200 millones de hombres en el mundo, nos ha sorprendido con la noticia de que se va porque su salud no permite tener la vitalidad para la tarea encomendada de ser el Papa. Bien lo dijo el Cardenal Cipriani: es un acto de humildad heroica y de sinceridad.
Para unos el poder es adicción, para otros, sinónimo de servicio. Ya hacía falta al mundo un mensaje de sinceridad y humildad de ese tamaño. ¡Gracias, Benedicto!
El Código de Derecho Canónico, que contiene las leyes de la Iglesia, contempla la figura de la renuncia del Romano Pontífice, misma que desde 1415 no había visto la humanidad. Basta para la validez de la renuncia que sea libre y se manifieste formalmente, por cierto no debe ser aceptada por nadie para ser válida.
Joseph Aloysius Ratzinger, mejor conocido como Benedicto XVI es un alemán de 86 años que durante la II Guerra Mundial por desertar al nazismo fue hecho prisionero y posteriormente liberado del campo de prisioneros de guerra. En 1951 es ordenado sacerdote y a sus 50 años Paulo VI lo nombra Cardenal.
En abril del 2002 Ratzinger pidió al Papa Juan Pablo II su dimisión por motivos de salud, misma que es rechazada y tres años después, es elegido Papa; el 264 sucesor de San Pedro, mismo que nos visitó en México hace meses y fue aclamado en esos tres días por más de 4 millones de mexicanos.
Ratzinger, fue el octavo Papa alemán, un intelectual de primera línea, un líder religioso, un jefe de Estado por elección y un ex jefe de Estado por decisión, un hombre ya anciano con una claridad intelectual sorprendente, con una sonrisa honesta y con una paz y humildad que saltan a la vista. Tan humano que solía confesar que para relajarse se sienta al piano y toca Mozart.
De pronto nos enteramos de que Benedicto XVI se va el día 28 de febrero y la iglesia Católica tendrá un nuevo Papa. La Iglesia Católica que no es la Iglesia de los católicos sino de todos, aunque no todos pertenezcan a ella –católico significa universal-, tendrá un nuevo Papa en poco tiempo.
Se equivocan quienes, equiparándola al PRI, PAN o PRD, especulan con candidatos o favoritos confundiendo sin más la gimnasia con la magnesia. Existe una Constitución Apostólica sobre la vacante Sede Apostólica y la elección del Papa, que está en Internet y en la cual se encuentran los modos y el estilo de la elección: lo elegirá un número no mayor de 120 cardenales a puerta cerrada en un contexto de oración y reflexión en el que se prohíben expresamente cabildeos, campañas, y demás triquiñuelas a los que nos han acostumbrado los políticos de hoy.
La elección del Papa no es un acto político, es por su naturaleza misma un acto espiritual y esto hace toda la diferencia.
Si la renuncia fue un acto de humillad y sinceridad, la elección será un acto de fe en el que el mundo dará la bienvenida a su nuevo Papa, que no solo gobernará la Iglesia con sus más de mil 200 millones de fieles y sus más de 120 mil instituciones de beneficiencia ( 5 mil hospitales, 17 mil 500 dispensarios; 600 leproserías, 15 mil residencias de ancianos y enfermos incurables) sino que será sin duda un líder moral de la humanidad.
Como brilla en el cielo el asteroide 8661, uno de los mini planetas que rodean al sol entre Marte y Júpiter, bautizado Ratzinger por los astrónomos cuando siendo Cardenal ordenó abrir a los estudiosos los archivos de la inquisición, así brillará en la historia quien será Papa hasta el día 28, cuando pasará a una vida escondida de silencio y oración y, posteriormente, a la vida eterna.