Fascismo mexicano

El fascismo descansa sobre la base de un monopolio propagandístico, de un nacionalismo populista, del control de la economía y de los medios de difusión. 

Francisco Martín Moreno Francisco Martín Moreno Publicado el
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El fascismo descansa sobre la base de un monopolio propagandístico, de un nacionalismo populista, del control de la economía y de los medios de difusión. 

El fascismo monopoliza la información, rechaza la democracia, exacerba la hostilidad revolucionaria, divide al país entre ricos y pobres y los enfrenta para lucrar políticamente con el revanchismo económico y con el social, aprovechando la existencia de fuertes sentimientos de agravio derivados de una derrota, o de una victoria no recompensada de un modo conveniente, según los intereses y la lectura de las capas bajas de la población. 

El fascismo se ha caracterizado por un fanatismo brutal, absoluto, en función de un supuesto patriotismo enfermizo, egoísta, ajeno a cualquier consideración racional. 

El caldo ideal de cultivo para el desarrollo del fascismo lo constituyen los millones de personas que solo son dueñas de la esperanza. En el fascismo no caben las razones. El fascismo se beneficia del clima de emoción nacional…

Mussolini sostenía que las masas son un rebaño que se les controla con arreglo a emociones… Es evidente que AMLO es un experto manipulador de masas que él también mueve por “instintos, impulsos y emociones” apartados de la más elemental razón. “Mussolini proyectó siempre la imagen de un superhombre,” de la misma manera en que AMLO llegó a proclamar “soy indestructible”.

Las marchas callejeras son las armas preferidas de los fascistas porque intimidan e intentan someter a los gobernantes por medio de la única ley que conocen, la del terror, como en cualquier dictadura. La acción violenta y la exaltación nacionalista constituirán dos de los elementos esenciales del fascismo.

El fascismo supone no solo un método de dirección de la vida política, sino una manera de movilizar a grandes masas mediante el fanatismo, casi el hipnotismo a que son conducidos importantes sectores sociales, bien por el carisma de un líder, bien por la conjunción de los anteriores elementos ideológicos y espirituales que son movidos a partir de sentimientos de fanatismo, manejo inescrupuloso de las mentiras y de las calumnias o exacerbación de los más bajos sentimientos. 

El fascismo es un movimiento antidemocrático y antiparlamentario, autoritario, ultranacionalista y violento.

AMLO pretende intimidar al presidente y al congreso con la movilización de las masas para impedir la promulgación de la reforma energética, con la cual se dispararía el desarrollo del país y se rescataría a millones de mexicanos de la pobreza, tal y como lo hizo el presidente Lula en Petrobras y lo hace Santos en Colombia a través de Ecopetrol. 

Solo Lula rescató a 30 millones de brasileños de la miseria en ocho años, en tanto AMLO pretende secuestrar el futuro de México, a pesar de que la experiencia internacional demuestra hasta el cansancio que estamos desperdiciando una brillante oportunidad histórica. 

¿Qué tal los 900 mil millones de dólares con los que cuenta Noruega en sus reservas monetarias gracias a la talentosa explotación de sus yacimientos en el mar del Norte? ¿Y nosotros con marchas fascistas en las calles para impresionar a los débiles…?

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