Fallido plan agroalimentario
Todo estaba planeado para presentar en una próxima mañanera el Plan Estratégico Agroalimentario, un encargo que se le había pedido al secretario de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), Víctor Villalobos. El plan, como lo trazó la “4T”, era que se tuviera listo cuando pasara el calor de la discusión de la Reforma Eléctrica en la […]
Julio PilotziTodo estaba planeado para presentar en una próxima mañanera el Plan Estratégico Agroalimentario, un encargo que se le había pedido al secretario de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), Víctor Villalobos. El plan, como lo trazó la “4T”, era que se tuviera listo cuando pasara el calor de la discusión de la Reforma Eléctrica en la Cámara de Diputados, pero hoy el tema ya ni siquiera puede opacar ese debate, porque simplemente no sucederá. Al titular de la Sader se le ve preocupado, desencajado, y por momentos con la mirada perdida, porque sus esfuerzos no han prosperado (ni lo harán).
La mala noticia para este sector de la economía es que las temperaturas que hoy se viven en el país pueden complicarlo todo. Una de las claves era pedir a todos los grandes productores nacionales hacer los esfuerzos necesarios para incrementar la producción de todo lo que se siembra en el territorio, pero ni logrando eso se podría enfrentar la escasez o aminorar los efectos de lo que se importa y que es afectado por la invasión de Rusia en Ucrania. Además, al campo se le ha dejado en el total abandono y hoy que se vive una dura realidad que sesgadamente se voltea a ver.
¿Ya se les olvidó que muchos productores de alimentos abandonaron la siembra de hortalizas para irse al programa Sembrando Vida porque les era más “rentable”? Ahora hay quienes quieren rescatar hasta Procampo, que nació en 1993 como apoyo compensatorio ante la apertura comercial del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, con el que se quiso palear las desventajas competitivas para productores nacionales, pero la idea es dar incentivos para fortalecer los precios de garantía. Hoy, la Comisión Nacional del Agua afirma que el 46.01 por ciento del territorio nacional ya vive los efectos de una sequía entre moderada y excepcional (D1 a D4), con el norte y noreste siendo las zonas más presionadas.
Justo hace un año se tuvo una reunión con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura a fin d realizar proyecciones sobre el campo mexicano, claro, nadie sabía que la pandemia se extendería, mucho menos que se diera una guerra en Ucrania. Extrañamente trasciende que el presidente Andrés Manuel López Obrador quiere reunirse con empresarios productores de alimentos, incluso se puede leer la perversidad de miembros del Gabinete, que han pedido y sugerido al Ejecutivo federal revisar con lupa los movimientos de ciertas empresas para evitar que injustificadamente incrementen sus precios, incluso se habla que los primeros señalados son empresarios que tiene origen en Monterrey.
La responsabilidad de la seguridad alimentaria del país está en manos de Villalobos Arámbula, un personaje que sonríe en entrevistas y que afirma que todo está bien, todo bajo control, pero que recurre al Consejo Nacional Agropecuario (CNA), que encabeza Juan Cortina Gallardo, para encontrar la solución a los problemas que a él le pidieron enfrentar. El CNA sabe que el camino es incrementar la producción de proteína bovina, porcina y avícola, y la contratación en granos y oleaginosas para la industria de alimento animal. Víctor Villalobos se pierde en cifras “presumibles”de intercambio de alimentos entre México y Estados Unidos y en un esquema piloto de aseguramiento para productores por daños provocados por sequías o exceso de humedad, que nada más no ha prosperado. Actualmente, a este personaje lo tiene en el ojo del huracán la exigencia de resultados desde Palacio Nacional, y no tiene cómo aplicar la clásica de que esta crisis le vino “como anillo al dedo”.
Voz en Off
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