F1: Pedro el grande

La leyenda en torno al piloto mexicano más grande de todos los tiempos, Pedro Rodríguez, no arranca con su desafortunado accidente en Nüremberg, Alemania, aquel 11 de julio a bordo de un Ferrari privado, en una carrera sin mucha trascendencia a la que acude en medio de sus exitosas participaciones en la temporada 1971 en Fórmula Uno con el Yardely BRM y los míticos Prototipos con Porsche. 

Alfredo Domínguez Muro Alfredo Domínguez Muro Publicado el
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triunfos
obtuvo en la categoría madre del automovilismo

La leyenda en torno al piloto mexicano más grande de todos los tiempos, Pedro Rodríguez, no arranca con su desafortunado accidente en Nüremberg, Alemania, aquel 11 de julio a bordo de un Ferrari privado, en una carrera sin mucha trascendencia a la que acude en medio de sus exitosas participaciones en la temporada 1971 en Fórmula Uno con el Yardely BRM y los míticos Prototipos con Porsche. 

Pedro se perfila a gran velocidad hacia el final de la recta cuando un auto más lento, conducido por el novato Kurt Hild, realiza una maniobra intempestiva de lado a lado, provocando el accidente en el que nuestro Pedro pierde la vida.

Casi imposible alcanzarlo

Aquel día no inicia la leyenda, esa ya existía con sus probados éxitos en las dos categorías estelares del automovilismo internacional, la F1 y los Prototipos. 

Esta versatilidad para adaptarse un fin de semana a los F1 y el siguiente a los briosos Prototipos con probado éxito en ambas categorías, le valió el reconocimiento no solo de millones de aficionados, sino de la propia élite del automovilismo en épocas en donde la conducción del piloto tenía mucho más peso específico que los pilotos actuales, gobernados por la telemetría, tendencia de la que afortunadamente se están dando pasos para revertir.

Son tiempos y épocas diferentes y así hay que analizarlos, Pedro pertenecía al grupo de pilotos de élite de aquella época, al lado de Emerson Fittipaldi, Jackie Stewart, Jack Brabham, Jochen Rindt Y Graham Hill entre otros.

‘Hoy nadie podía con él’   

Aquella tarde del 7 de junio de 1970, México vivía la euforia del Mundial de Futbol, por esta razón los medios de entonces no le dieron la verdadera importancia al triunfo de Pedro Rodríguez en el veloz circuito de SPA Francochamps, hoy modificado a solo la mitad de sus 14 kilómetros de aquel entonces, que obligaba a los autos a meterse en una zona boscosa.

“Saben… hay días frustrantes en la Fórmula Uno, pero en particular hoy siento mucho más frustración… Jackie (Stewart), Jochen (Rindt) y yo fuimos más rápidos en la práctica, sin embargo a la hora de la carrera todo cambió.

“Pedro nos dominaba en las curvas y al final de las rectas era imposible rebasarlo, corría al límite, yo (Chris Amon-March Ford) pude quedarme muy cerca de él pero fue inútil, nunca se equivocó… esta tarde nadie podía con él”, fue lo que dijo Chris Amon–March Ford, segundo lugar del GP de Bélgica de 1970.   

El Gran Premio más rápido

El promedio de carrera en aquella victoria fue de 242 k.p.h., el más alto entonces y uno de los más altos de todos los tiempos, cuyo récord es de Michael Schumacher con 247.5 k.p.h. en el Gran Premio de Italia 2003.

Valdría la pena observar las diferencias estructurales, pero principalmente en cuanto a seguridad de ambos autos para ponderar aún más la capacidad de “Pedro El Grande”.

¡Va por ti, Pedro!

Hoy en la semana de la nueva era de nuestro Gran Premio de México, no hay más que rendir un humilde homenaje al más grande de todos los pilotos mexicanos, cuyo ejemplo sirve de incentivo para todos los que desfilaron después de él, toca turno a “Checo” Pérez y Esteban Gutiérrez… Así de fácil. 

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