En qué momento tan especial se da el viaje de Francisco a tierras brasileñas. Un viaje heredado por Benedicto XVI, desde agosto del 2011, donde se estableció la Jornada mundial de la Juventud, la fecha y lugar para celebrarla. Pero sabemos que esto no es lo único que heredó Francisco. También le fue entregado un Vaticano corrupto, secuestrado por una manada, no de lobos, si no de demonios.
Y casualidad o no, alguien -o algunos- quisieron empañar la primer salida de Francisco, cocinándole su primer escándalo. Ocultaron información sobre la relación homosexual de Battista Ricca, aquel que Francisco designaría para ocupar el puesto del Instituto para las Obras de Religión. Puesto clave para que el Papa pudiera comenzar a limpiar la casa.
De los pecados de Battista Ricca ya poco nos escandalizamos. Mientras no se trate de pederastas, hasta les perdonamos las mañitas. Sin embargo, la incongruencia de aquellos que juran una vida, y llevan otra muy distinta, en mi pueblo se dice que de estas personas no se debe uno de fiar.
Queda claro que a tan solo cuatro meses de haber sido nombrado el nuevo pontífice, los tentáculos tenebroso de la poseída curia romana que ven en las reformas de Francisco un riesgo para perpetuar su poder, le han querido hace temblar. Quizá por que este, sí parece tener, lo que se requiere para exorcizar al Vaticano.
Pero esto puede resultarle positivo a Francisco, que se encuentra en el país que concentra la mayor cantidad de católicos. El país que le demostró al mundo que se puede negociar gobierno y empresa para sacar al país adelante. El país que sigue enseñando como se puede hacer una revolución intelectual y social masiva. El país que está en pie de lucha para acabar con la corrupción de su gobierno. Y que ha logrado que los políticos piensen dos veces antes de despilfarrar el dinero del pueblo.
Un país que grita por una revolución social, se une con un Papa que lucha por recomponer una Iglesia corrompida a través de un evangelio social. Dos espíritus guerreros que con la bandera de la justicia y el amor, lucha por recuperar la esperanza. La luz para que los jóvenes sientan certidumbre en su futuro y aliento para luchar.
El gran riesgo será que alguno de ellos fracase en su intento. El daño sería irreversible. Si Francisco fracasa, podríamos vivir el fin de la Iglesia Católica como la conocemos actualmente. Por otra Iglesia que pueda representar mejor las enseñanzas cristianas. La revolución en Brasil puede tornarse violenta y salirse de control.
Los dos titanes sudamericanos se juntan. Su unión les puede dar la fuerza para continuar cada uno con la lucha que han comenzado, o bien entender que su utopía social, es una sueño que no pertenece a este siglo y que el hombre no esta listo para vivirla.
Francisco va con la mano dura. Así lo expresó cuando no permitió que la presidenta de Brasil le cambiara su lugar de encuentro por miedo a las manifestaciones.
El mundo lo sabe y está atento. Quizá por ello será el rostro de la revista Times de la próxima semana y por ello más de 6 mil periodistas y un millones de jóvenes se congregarán con él.
Que se preparen los demonios, en Sudamérica se prepara el rito de su exorcismo.