Eternos ganadores con el salario del miedo 

Todo tiene explicación político-electoral para el 2015.

¿Salario mínimo? ¿Salario máximo?, no. ¡Salario del miedo!

Las autoridades federales y de la capital del país, han desatado un debate en torno a cuánto deben ganar los trabajadores en México.

El Faraón El Faraón Publicado el
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Todo tiene explicación político-electoral para el 2015.

¿Salario mínimo? ¿Salario máximo?, no. ¡Salario del miedo!

Las autoridades federales y de la capital del país, han desatado un debate en torno a cuánto deben ganar los trabajadores en México.

Así, Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno del Distrito Federal y su mentor, Marcelo Ebrard, se han puesto (¿alguna vez se la quitaron?) la cachucha  populista para hoy buscar la “justicia” laboral, obvio, sin tomar en cuenta lo que piensan millones de mexicanos que subsisten pese a la irracionalidad patronal y gubernamental en materia salarial.

El secretario del Trabajo, Alfonso Navarrete Prida, en torno a este asunto, advirtió que se debe tener cuidado con lo que se habla en lo referente a salarios, porque podría ser contraproducente y desatar una espiral inflacionaria (…).

¿Y los gasolinazos qué provocan?

Quizá a Navarrete Prida, le preocupe que los trabajadores, en lugar de comer bien, aportarle vestido y sustento a sus familias, prefieran comprarse un reloj de 100, 200 mil y hasta de un millón de pesos, como el que le robaron en una plaza comercial.

Desconocemos si la afirmación de Alfonso Navarrete se haya derivado de la ignorancia o del cinismo, pues las políticas neoliberales establecidas hace 30 años, establecen que la clase obrera no tiene por qué aspirar a la movilidad social gracias a un trabajo digno y, en consecuencia, a un salario justo, digno, legítimo, pero más que todo, honesto.

Con el salario del miedo que hoy prevalece en el país, a los trabajadores les han arrebatado el derecho a la educación, a la cultura y  a la diversión. De ahí que los hijos de quienes integran este sector, carezcan de oportunidades para acceder a otro tipo de vida.

Si alguien pregunta acerca de la permeabilidad social en México, muchos responderán que no la conocen y, los otros acertarán al responder que la impermeabilidad social se convirtió en una política pública.

En este debate muchos opinan desde la comodidad de sus escritorios y con un estómago satisfecho. Pero ¿alguien le ha pedido opinar a un trabajador, que no sea Joaquín Gamboa Pascoe, el líder de la Confederación de Trabajadores de México? 

Es decir, que la clase obrera, la directamente interesada en el debate sobre el asunto salarial, está al margen de toda la palabrería que hoy manejan desde el oficialismo, por lo cual la opinión de los trabajadores no cuenta, ni contará.

¿Alguien le preguntó a la sociedad acerca de la transformación del IFE en INE? ¿Alguien le preguntó al trabajador acerca de la Reforma Educativa? ¿Alguien lo tomó en consideración para la Ley en Telecomunicaciones? ¿Alguien le pidió que hablara sobre la Reforma Energética y sus Leyes Secundarias?

Pero sigamos con el asunto salarial.

Hace muchos años existió la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, CNSM, institución en la que solamente opinaban los líderes obreros charros (Fidel Velázquez, entre otros), para simplemente apoyar la propuesta de salarios del Gobierno Federal en turno, previo acuerdo con el sector patronal.

A todo esto, alguien ha visto que la clase obrera marche, exija, pida o solicite un aumento salarial.

La respuesta a lo anterior es un rotundo no, porque desafortunadamente en México, la clase patronal, la clase gubernamental, la clase legislativa y la clase política en general, tienen en sus manos el destino de millones de mexicanos con el salario del miedo.

Vivimos en una nación dividida en asalariados (que son millones) y los no “asalariados” (que son unos cuantos).

Resulta revelador un recordatorio de quienes se aprovecharon de la impoluta movilidad social, por ejemplo: Carlos Romero Deschamps, multimillonario dirigente petrolero que se inició desde abajo en ese gremio.

Joel Ayala Almeida, otro multimillonario que empezó su carrera sindical y política como empleado en la Secretaría de Salud; resulta obligado mencionar a Elba Esther Gordillo, a quien la cárcel, o la torre médica de Tepepan, no le quitan los miles de millones de pesos que posee.

El propio Joaquín Gamboa Pascoe, dirigente de la CTM, a quien por cierto recién se le vio en el Hospital Ángeles del Pedregal para curarse una gripe, cosa que no cualquier trabajador puede hacer.

El mismo Ricardo Aldana, que ha manejado los dineros del Sindicato Petrolero, es parte del grupo de privilegiados que sortearon la miseria y accedieron a la opulencia y que gracias a la acostumbrada protección política, no ha explicado, junto con Romero Deschamps, las tropelías cometidas en Estados Unidos.

Descartado para el PRI

Don Beltrone Rivera tenía planes para su inmediato futuro político. Para ello trató de vender cara su reciente gestión legislativa.

Sin embargo, dicen los que saben que a más tardar a principios del 2015, habrá cambios a nivel federal y en el “nuevo” PRI.

Va lo interesante: que Enrique Martínez y Martínez, titular de Sagarpa, quien le heredó la gubernatura de Coahuila al tristemente célebre Humberto Moreira, tomará las riendas del priismo.

Que Luis Videgaray Caso, de Hacienda, va a la Secretaría de Gobernación y el ahora canciller, José Antonio Meade, volverá a manejar la Hacienda pública.

En todo este manejo de información o conjeturas, el nombre de Don Beltrone no aparece por ningún lado.

Otro elemento que se agrega como hándicap en contra de Manlio Fabio, es que no es bien visto al interior del círculo rojo o del grupo compacto. ¿Qué se comería? preguntan en corrillos políticos.

¿Salida fácil o difícil para el caso Oaxaca?

A la única persona que no le ocupa ni le preocupa lo que ocurre en Oaxaca por el asunto relacionado con la Reforma Educativa, es al gobernador Gabino Cué Monteagudo.

Durante los últimos meses, ante los problemas registrados en ese estado, provocó que en Gobernación pararan las antenas, de tal manera que la semana anterior ante el mandatario Cué Monteagudo y el secretario general de la Sección 22, Rubén Núñez, el subsecretario Luis Miranda  nombró a Juan Molina como delegado de Gobernación en esa entidad.

Desde que se conoció la designación, en la capital oaxaqueña empezaron las especulaciones.

Que Juan Molina es Comisionado Educativo y estará a cargo de las negociones entre el Gobierno Federal, el estatal y los maestros de la 22.

Que es un simple delegado de Gobernación.

Que es el Alfredo Castillo, de Michoacán, quien con todo el poder que le delegaron siempre mantuvo en la sombra a Fausto Vallejo, otrora gobernador de Michoacán.

Lo cierto de todo esto es el revelador historial político de Gabino Cué, quien siempre fue un segundo de medio pelo. Nada más hay que recordar su paso como Subsecretario de Medios en Gobernación, cuando el responsable en esa dependencia era Diódoro Carrasco.

Por este pequeño antecedente y porque Oaxaca hoy está casi en llamas, Luis Miranda, hombre muy cercano al Presidente de la República, se decidió por el “bombero” Juan Molina.

Pero mientras el arzobispo Chávez Botello convoca a una marcha por la paz en el estado, los dueños de gasolineras, de hoteles y de restaurantes  cierran sus negocios por falta de garantías en materia de seguridad ante la movilización magisterial, el gobernador Cué deja hacer y deja pasar todo lo que funcionarios y hombres de la empresa “privada” realizan en materia de negocios derivados de la corrupción.

Y es que a partir del primer día de su sexenio el amigo más cercano de Cué Monteagudo, Jorge Castillo Díaz, se vio involucrado en escándalos de corrupción política y económica.

El mandatario oaxaqueño quiso resolver el problema sacándolo del estado y lo nombró representante del gobierno de Oaxaca en la Ciudad de México.

Otro escándalo de corrupción provocó que Gabino Cué negara que Jorge Castillo integrara su equipo de gobierno.

Pese a todo, Gabino y Jorge siguen acordando en las oficinas del Palacio de Gobierno del estado de Oaxaca.

En esa región se afirma que ambos están en el gran secreto de la corrupción.

Piedras en el zapato de Ramírez Marín

Como siempre ocurre en los tres niveles de gobierno, nunca faltan los vivales.

Jorge Carlos Ramírez Marín, titular de la Sedatu, tiene piedras en el zapato que le molestan desde hace tiempo, pero que no hace algo para resolverlo.

Las piedras son César Augusto Santiago y Jorge Terán, quienes mantienen sociedad en una publicación religiosa, porque sale cuando Dios quiere.

El problema de Ramírez Marín es que a su nombre las piedras se presentan en oficinas de prensa de las dependencias federales, para presionar y lograr publicidad oficial.

No creemos que un Secretario de Estado haya extendido una patente de corso a dos de sus más cercanos amigos.

¿Será parte de la “asesoría” por la que cobran y cobran bien?

José A. Meade y la doble cachucha

El canciller Meade estuvo en la escuela de cuadros del PRI seguramente para hablar de congruencia moral y política.

Lo que no dijo Meade ante los futuros cuadros del tricolor, es cómo servirle a Dios y al diablo; no olvidemos que fue el funcionario estrella en el gobierno del PAN, encabezado por el ahora escritor Felipe Calderón.

Hoy, es fiel priista.

Así “arman” ideológicamente al priismo del futuro.

A propósito del PRI, al líder César Camacho ya le estorban los plurinominales.

El priismo los creó, el priismo los desaparecerá. En política todo es cuestión coyuntural. 

Guerra Abud: no satanicen a empresas mineras

Pese al ecocidio en varios ríos de Sonora, Juan José Guerra Abud, titular de Semarnat, pide no satanizar al diablo.

Los intereses personales y del Grupo México, de Germán Larrea, son parte de la ruta al Paraíso, aunque usted… no lo crea.

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