La presidenta Claudia Sheinbaum encamina su estrategia para el sector de los hidrocarburos y el gas natural en torno a la soberanía energética, el fortalecimiento de Petróleos Mexicanos (Pemex), teniendo como eje central la independencia energética, una meta ambiciosa que le permitiría a nuestro país no depender de las importaciones de combustibles fósiles, mientras impulsa una agenda de desarrollo sostenible.
Ha venido sosteniendo la importancia de recuperar el control de los recursos naturales del país, en oposición a la liberalización del sector energético como ocurrió en sexenios anteriores.
Por tanto, su plan contempla un mayor enfoque en la exploración y producción de petróleo y gas natural en territorio nacional.
A diferencia de la administración de Enrique Peña Nieto, que promovió la apertura del sector energético a la inversión privada, la presidenta aboga por una reforma energética que permita la recuperación del control sobre los hidrocarburos y el gas natural para revertir las importaciones de combustibles, aprovechar la infraestructura existente y las capacidades de Pemex para transformar al país en un productor más eficiente de energía.
Nuevo régimen
Dentro de la estrategia, uno de los puntos medulares es la implementación de un nuevo régimen fiscal para Pemex, al introducir el “Derecho Petrolero para el Bienestar”, un esquema que simplificará los pagos de la empresa al Estado y que le permitiría reducir su carga fiscal de un 70 por ciento actual a un 30 por ciento para el petróleo, y un 11.63 por ciento para el gas natural, lo que le permitirá retener una mayor parte de sus ingresos para financiar sus operaciones y proyectos de inversión.
Aunado a lo anterior, se plantea una reestructuración corporativa para eliminar las subsidiarias actuales y con ello reducir el número de filiales para consolidar sus operaciones en una sola entidad y alcanzar ahorros sustanciales, los cuales se estiman en 50 mil millones de pesos, producto de la compactación de costos y la eliminación de gastos redundantes.
Si bien la soberanía energética es una prioridad, la transición hacia energías limpias resulta ser un elemento esencial dentro de la propuesta de la presidenta, quien ha enfatizado en diversas ocasiones que el futuro del país no puede depender exclusivamente de los combustibles fósiles, dado el impacto ambiental y las exigencias internacionales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, por lo que se planea aumentar la producción a 5 mil millones de pies cúbicos diarios para reducir la dependencia de importaciones
Estrategia
Estamos hablando de una estrategia mixta en la que se hará uso de hidrocarburos y gas natural como energías de transición, mientras se logra la ampliación de proyectos de energías solares y eólicas, así como el impulso a la movilidad eléctrica, que formaron parte de su visión en la ciudad de México y ahora para lograr un país más sustentable.
Otro de los elementos esenciales de la estrategia del sector energético es el referente a la justicia social, en la que el desarrollo de los hidrocarburos no puede ser visto únicamente desde la óptica de la rentabilidad económica, sino también en términos de su impacto en las comunidades, por lo que plantea un enfoque de desarrollo regional que favorezca a las zonas donde se concentran los recursos naturales, con el objetivo de generar beneficios directos a las poblaciones indígenas y rurales que favorezca el bienestar de las personas que habitan en las regiones productoras.
La estrategia nacional permite asegurar una fuente estable de energía para satisfacer la demanda interna, minimizando la dependencia de fuentes externas o importaciones de hidrocarburos.
Los hidrocarburos y el gas natural son sectores clave para la generación de divisas y recaudación fiscal, lo cual es crucial para el desarrollo económico del país.
La expansión de la industria permitiría la creación de miles de empleos directos e indirectos, tanto en las fases de exploración como de producción, transporte y distribución de hidrocarburos.
Planificación
La planificación y la optimización de los recursos naturales ayudará a reducir la volatilidad de los precios de la energía, lo que beneficia a consumidores y empresas.
Una estrategia sólida en hidrocarburos contribuirá a la estabilidad económica y a la previsibilidad del mercado energético, protegiendo al país de crisis energéticas y de precios.
Aunque es una propuesta que enfrentará dificultades de competitividad y eficiencia, la clave consiste como lo ha dejado en claro la presidenta Sheinbaum, en lograr el equilibrio entre los intereses económicos, la soberanía energética y el respeto al medio ambiente.
Las y los legisladores de Morena confiamos en que la implementación de la estrategia nacional en materia de hidrocarburos y gas natural que nuestra Presidenta implementara, permitirá consolidar el desarrollo económico que tanto necesita nuestro país y que estuvo negado por el saqueo de los malos gobiernos neoliberales.