No te voy a mentir. No ha sido fácil. No la he pasado bien. He tenido muchos días oscuros, llenos de angustia, de no saber qué hacer ni para dónde andar.
A finales de abril de 2020, después de 20 años de una carrera ascendente como periodista de negocios, me despidieron. Aunque ya lo veía venir, fue un balde de agua fría. No tenía nada planeado para un presente tan incierto como el que todos hemos vivido los últimos 18 meses.
Pero tengo algo muy bueno que decirte después de este año y medio: ¡Sí se puede!
Seguimos en pandemia, seguimos en un mundo incierto y volátil, pero yo he salido adelante. A mi familia y a mí no nos ha faltado nada. Incluso te confieso que me va mejor que antes: aunque trabajo mucho (MUCHO), soy mi propio jefe, yo decido mis horarios, yo elijo con quien trabajo y tengo más tiempo para compartir con mi hijo de tres años y con mi esposa.
Y no es que yo sea una lumbrera o que tenga algún don o talento extraordinario. ¡Para nada! Soy igual que tú y, si yo pude emprender en una pandemia, tú también lo puedes hacer. Y no hablo sólo de emprender una empresa, sino de emprender cualquier objetivo, proyecto, iniciativa o sueño que tengas.
¿Cómo le hice? Te comparto lo que aprendí al emprender en la pandemia y verás que tú también tienes todo lo que necesitas para llegar a esa cima.
1. No estás solo. Nadie, nadie en el mundo está solo por completo. Siempre hay aunque sea una persona que confía y cree en ti. Haz equipo con esa o esas personas. Solo no puedes nada, pero en equipo eres capaz de todo.
2. Eres experto en algo. No importa la edad que tengas o tu nivel de estudios, en tu vida has desempeñado tareas, trabajos, has tenido empleos y has conocido gente. Por este simple hecho has aprendido mucho. Vuelve la mirada atrás, recapitula y verás que tienes conocimiento valioso para lo que sea que quieras crear.
3. No te aferres. Si has seguido por años la misma forma de hacer las cosas y sigues en el hoyo, ¡cambia ya! No esperes resultados diferentes si tú no cambias. Para cambiar al mundo, primero debes cambiar tú. Abraza el cambio, sé flexible y, aunque sea con miedo, muévete.
4. ¡Chíngale! En esto no te voy a mentir: lograr los sueños sólo es posible trabajando mucho, mucho, mucho. Pero no pasa nada: como dice mi madre, “nadie se ha muerto de trabajar”. Mi gran ejemplo es mi padre: a sus 76 años sigue trabajando todos los días y lo hace con amor, con alegría, y eso le da vida.
5. Confía. No sé si crees en Dios o no, pero la pandemia nos dejó claro que los planes, las estrategias y los cálculos muchas veces no sirven para nada. De repente llega una crisis y todo se va al diablo. Confía en que existe una energía universal más fuerte y sabia que tú (la magia que crea la suma de todos los seres vivos) que siempre, aunque no lo veas claro, te va a llevar a un lugar mejor. ¡Siempre!
Deja de darte de topes contra la pared. Como dijo el yogui Jaggi Vasudev: “La frustración, el desánimo y la depresión significan que estás trabajando contra ti mismo.”
Genaro Mejía es periodista digital y de negocios con más de 20 años de experiencia y LinkedIn Top Voices 2019