Quizá organismos poco serios como la OCDE y el FMI se la creyeron, pero los datos que hoy se conocen eran información confiable hace mucho tiempo. Las remesas simple y sencillamente tienen cuatro años desplomándose. La falta de liderazgo de Obama y la desconfianza de los grandes capitales del vecino del norte, saltan a la vista.
Hay que ser iluso para pensar que con energéticos caros, con nula penetración crediticia y con una salida despavorida de capitales, la inflación estaba controlada. De igual forma, solo siendo cándido se puede creer en el nivel de reserva que anuncia Carstens, quien sólo ha multiplicado los panes haciendo “window dressing”.
Aunque lo delgado del mercado cambiario se notó hace pocos días, siguen disfrazando préstamos volátiles como inversión extranjera directa. Para rematar, en la mesa una propuesta financiera que tiene como objetivo convertir a los dueños de grupos financieros en acreedores, ya no accionistas, de forma que puedan cobrar antes que nadie si deciden abandonar el país.
Pocas malas ideas, como el aprobar la reforma financiera, lo cual seguro sucederá, porque los legisladores saben de cálculo político y no de banca y crédito. Eso contribuirá a agravar las cosas, ya que lejos de promoverse el financiamiento, simple y sencillamente consolidará una banca cara, ineficiente pero capaz de fondearse, recargada en un marco jurídico draconiano.
La nula generación de empleo y los anunciados despidos masivos, eran la peor cara de la reforma laboral, y esa fue la única que llegó, no hay empleo para los ninis y ahora tampoco para sus padres.
En la política todo es dimes y diretes, pero la economía no es así. Colmilludos los de antes, que hábilmente vendieron el carro usado desvielado como si fuera nuevo. Ahora, además de que los panistas hicieron política con la chequera, tendrán la desfachatez de echarle en cara al gobierno el haber cambiado una situación que sólo existía en el discurso.
A la nueva administración solo le queda desenmascarar a aprendices de brujo que aumentando la pobreza, quebrando al sector público y atestiguando la salida masiva de capitales, presumían de manejo responsable. O bien, de manera mansa y silenciosa, tragarse el sapo ajeno y esperar a las intermedias, para ser brutalmente castigados por el electorado.
Pactar con el contrario supone un mínimo de confiabilidad y respeto recíproco, pero entre egresados del ITAM todo se vale. Los sexenios parecen eternos, pero no retoñan aprendida la lección.
El paquete económico mostrará cuales eran las prioridades y cuales eran reformas que sólo puede implantar un gobierno con solvencia fiscal.