Salido del más rancio salinismo, el mentor del equipo hacendario que lleva más de veinte años dando explicaciones ante los magros resultados del desempeño económico nacional, reaparece renovado y sonriente.
Ello es comprensible, tras tener un par de ideas brillantes como la colocación de Tesobonos por más de 29 mil millones de dólares, a corto plazo, para poder capotear la campaña de Zedillo aparentando estabilidad económica, o bien, el pervertir en ley la facultad cambiaria que la Constitución daba al Banco de México, el académico pudo sobrevivir con acciones osadas.
Esas acciones no son otra cosa que la concertación de temerarias acciones financieras como las reestructuras financieras de Sonora, Durango, el Distrito Federal y hasta la del Estado de México. Su aportación en tales peripecias, son un par de discursos y gráficas, y, por supuesto, el pasar a su papel membretado el esquema diseñado en la oficina de deuda pública de la SHCP.
Los honorarios fueron tan abultados que permitieron el surgimiento –de la noche a la mañana– de una empresa de aviación que ha podido sobrevivir gracias al cierre inducido de varias empresas competidoras y la cancelación de los casi veinte mil puestos de trabajo que ellas brindaban a mexicanos.
Sin embargo, las grandes corporaciones que emprendieron vuelo con Aspe en esa aventura, llegaron a pensar que sus conocimientos en el sector energético podrían validar el arriesgado derivado financiero sobre la turbosina que decidió operar.
Al poco tiempo, la pérdida no solo les hizo perder confianza sobre su visión del mercado de los combustibles, sino que hizo que salieran despavoridos de la empresa.
Es por supuesto maestro predilecto del conocido Cártel de Chicago que aprendió echando a perder entidades públicas y privadas con coberturas, destacando en el modelo Juan José Suárez Coppel.
A finales del 94, fue tan mala la decisión de colocar tesobonos a menos de un año, contando con una reserva de activos internacionales decreciente, como el tronar de golpe el sobreendeudamiento público ampliando la banda del tipo de cambio. Aun así, se preguntaba por qué el equipo de Zedillo decidió quitar los alfileres, siendo unos y otros corresponsables de la peor crisis financiera del país
La reestructuración de deuda estatal, selectiva y discrecional, sin claro apoyo en la Constitución, es sin duda alguna la causa eficiente del acelerado endeudamiento de las entidades federativas, las cuales, ante el chantaje político administrativo operado a través del subejercicio, que les deja inoperantes a lo largo del año, no tienen otra que el suicidio electoral, o bien, acudir a colocar deuda. El único artífice del esquema electorero que infructuosamente operó el blanquiazul, es el financiero del salinato.
Antes dispensaba discursos, como aquel en el que calificó a Carlos Cabal Peniche como el empresario del sexenio, pero ahora no duda en mostrar el filo de sus navajas por los contactos que le amarran a la clase política, prueba de ello son los “convincentes” argumentos que usó para divorciar por segunda vez a su preferida.
Recientemente una de sus pupilas, Georgina Kessel, claro de las menos avanzadas, le contrató para “aportar” el andamiaje conceptual de la fallida reforma petrolera. Sí, aquella funcionaria que ahorcó a Pemex con los inviables Pidiregas.
La información que onerosamente entonces brindó el sector público a este consultor –altamente vinculado con intereses comerciales del exterior– fue calificada por la Sener como estratégica, dado que se pondría en riesgo la seguridad nacional de conocerse ésta por “otros” particulares. Aseguró así el monopolio de la verdad en sus “geniales” hombros.
Por ello, hoy no extraña, que sea llamado para acabar el trabajo y convertir a Pemex en una gestora de contratos.