El error forma (y formará) parte de nuestras vidas. Porque es uno de los más grandes maestros que tenemos para aprender, corregir y mejorar.
La noche del sábado dos hombres se convirtieron (uno más que otro) en enemigos públicos y todos sus seguidores sentían que debían pasar por el patíbulo: Marco Antonio Ruiz y Joao Rojas.
El “Chima”, quien tiene un futuro lejos de Tigres, cometió el error de creer que tenía las condiciones suficientes para manejar un automóvil de lujo. Como resultado, terminó por “estamparse” y hacerlo “pérdida total”.
Ruiz dejará la dirección técnica del equipo después del penoso descalabro frente al peor equipo del torneo y, para acabarla, en casa.
Bajo su mando, el equipo nunca encontró una forma y estructura futbolística. No había orden, idea, automatismos. Básicamente el equipo jugaba a como Dios les diera a entender.
El fracaso se consumó y Marco Antonio –seguramente- aprenderá de esta (durísima) experiencia en su objetivo de continuar como entrenador de Primera División.
Por otro lado, se encuentra el ecuatoriano y jugador de Rayados, Joao Rojas. El sudamericano las ha vivido complicadas desde que llegó a Monterrey. Una terrible lesión de rodilla evitó que pudiéramos observar su talento el semestre pasado.
Apenas reapareció hace unas semanas, pero le tocó nuevamente un obstáculo. Frente al América erró un penal que hubiese significado –por lo menos- no haber perdido en la CDMX, una falla que le ha costado pesadas críticas de los hinchas desde la noche del pasado sábado y que, a estas horas, aún continúan.
La falla vino a coronar una serie de declaraciones que brindó días atrás, en donde aseguraba tener mucha fuerza mental y mucho talento.
Joao no se equivocó al hablar. De hecho, aplaudí sus palabras porque mostraron lo que el tipo ha intentado siempre: tener confianza en sí mismo.
Lamentablemente el timing no fue el adecuado y ahora ven al ecuatoriano como víctima de sus palabras.
Pero si Rojas pudo reponerse ya de una segunda lesión de ligamento, no dudo nada que este penal pasará a ser una mera anécdota más temprano que tarde.
El error forma y formará parte de nuestras vidas. Nos enseña lo que debemos corregir para no reincidir. Si recaes, ya no es error, sino incapacidad y dudo que esto suceda con nuestros protagonistas en cuestión.
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