EPN, conócete a ti mismo
Ahora un hombre llamado Enrique, nacido un 20 de julio de 1966 en Atlacomulco, Estado de México, hijo de un ingeniero de la Comisión Federal de Electricidad y de una maestra, con estudios de Derecho en la Universidad Panamericana y una maestría en Administración de Empresas en el TESM, será el nuevo inquilino de Los Pinos.
Pablo Mier y TeránAhora un hombre llamado Enrique, nacido un 20 de julio de 1966 en Atlacomulco, Estado de México, hijo de un ingeniero de la Comisión Federal de Electricidad y de una maestra, con estudios de Derecho en la Universidad Panamericana y una maestría en Administración de Empresas en el TESM, será el nuevo inquilino de Los Pinos.
En realidad sabemos mucho de él, pero al mismo tiempo poco. Ha sido –y en esto coinciden todos sus críticos- un hombre apegado a un guión, un político obediente a sus asesores, un producto publicitario llamado candidato, que ha sabido proyectar lo que las mayorías deseaban: juventud, seriedad, resultados, cercanía…
El guion fue fielmente interpretado, la obra terminó satisfactoriamente, más de 19 millones de votos lo avalan…, la imagen y el discurso funcionaron; un hombre detrás de un script se acerca a Los Pinos.
Pero ¿quién es realmente ese hombre que desde pequeño quería ser presidente? ¿Qué ideas y razonamientos circulan en el interior de ese presidente electo que de joven viajó al DF a cursar sus estudios universitarios con una maleta cargada de sueños e ilusiones? El guión ya lo conocemos, nos interesa ahora conocer a quien lo interpretó, pero sobre todo estar seguros de que él se conoce a sí mismo.
En la puerta del templo de Apolo en Delfos, lugar de culto en la Grecia Antigua, está escrito “Conócete a ti mismo”, aforismo atemporal que ha orientado a los grandes seres humanos a explorar su realidad interior, donde se encuentra todo lo que necesitamos para poner fin al sufrimiento y alcanzar la plenitud que tanto anhelamos.
Señor Peña Nieto, vaya a Delfos, visite el Templo de Apolo y después de leer despacio el “conócete a ti mismo” que está escrito en sus puertas, dese un tiempo, uno largo para escuchar su interior, para revivir la riqueza que lleva dentro acumulada en su niñez y juventud en sus años de estudiante… tantos años y tantos días mirando tanto a su exterior, más atento a lo que se proyecta que a lo que en verdad se es, pueden distorsionar la percepción de la realidad, la suya en primer término.
En la campaña es definitivo lo que se aparenta ser, en el ejercicio del poder, lo que se es.
México, señor Peña Nieto, usted lo sabe bien, no atraviesa por su mejor momento y requiere un líder de capaz de trascender su dimensión cosmética, descubrir y proyectar su riqueza interior. “la integridad es la cualidad más valiosa y respetada del liderazgo”, decía el escritor norteamericano Brian Tracy.
“La verdadera tarea de un líder –solía decir el legendario Henry Kisinger- es llevar a su gente de donde está hasta donde no haya llegado jamás”… llévenos, señor Peña Nieto, llévenos a un mejor México, ahí es donde queremos estar.
Dos personajes con nombres de Tomás han ocupado el cargo de canciller en Inglaterra, junto con dos reyes de nombre Enrique, ambos fueron martirizados por fidelidad a sus principios.
Tomás Becket, por Enrique II, y Tomás Moro, por Enrique VIII. Ambos, pero sobre todo Becket, descubrió y fortaleció esos principios al llegar al poder. Sus biografías son una excelente lectura.
Con motivo de un día del padre mi hijo me regaló hace tiempo una tarjeta con su huella digital que decía: “tener hijos no lo convierte a uno en padre, del mismo modo que tener un piano no lo vuelve pianista”.
Pues yo le digo, señor presidente, y con el respeto debido, que tener una constancia de mayoría en la mano no lo convierte a usted en presidente electo, como tener un piano no lo vuelve pianista.
Señor Peña Nieto, mucho éxito en su gestión.