Epidemia Trump

El lenguaje brutalmente grosero, con ideas discriminatorias, racistas, misóginas y antitolerantes del engreído patán Donald Trump, se va contagiando.

Hoy a este lenguaje le llaman viral, se ha extendido por todos los Estados Unidos a tal grado que en el Partido Republicano lo tiene colocado como líder para la candidatura rumbo a la presidencia de su país en las elecciones de noviembre próximo.

Preocupa sobremanera que tanta gente en ese país sienta, piense y opine como el engreído millonario del copete chistoso.

Mente cortita…

Alfredo Domínguez Muro Alfredo Domínguez Muro Publicado el
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El lenguaje brutalmente grosero, con ideas discriminatorias, racistas, misóginas y antitolerantes del engreído patán Donald Trump, se va contagiando.

Hoy a este lenguaje le llaman viral, se ha extendido por todos los Estados Unidos a tal grado que en el Partido Republicano lo tiene colocado como líder para la candidatura rumbo a la presidencia de su país en las elecciones de noviembre próximo.

Preocupa sobremanera que tanta gente en ese país sienta, piense y opine como el engreído millonario del copete chistoso.

Mente cortita…

Y obtusa, la de ese electorado norteamericano, que pronto olvida el infierno desencadenado por la intolerancia en la Segunda Guerra Mundial, en Vietnam, en la antigua Yugoslavia, en Medio Oriente, y los otros muchos conflictos padecidos por décadas y centurias.

Hoy este tema que Trump saca a relucir con sus millones de dólares como respaldo, toca también al Deporte–Espectáculo.

Ricachón, misógino y patán

Raymond Moore, de origen sudafricano y hasta ayer director general del Torneo Masters 1000 de Indian Wells, California,  que el propio Moore encabezó el proyecto para convertirlo en uno de los 10 más importantes de mundo lo que, además de su talento indiscutible, lo convirtió en un millonario del milagro americano. 

A sus 69 años de edad y por su origen sudafricano, podríamos suponer que la vida, su inteligencia y talento, le hubieran enseñado la tolerancia y respeto, tomando en cuenta los muchos años, las muchas víctimas y la mucha sangre que se derramó en su país por la intolerancia y racismo.

Sin embargo, el ejemplo Mandela no le alcanzó ni en lo más mínimo, al declarar minutos antes de entregar los premios a la bielorrusa Victoria Azarenka, ganadora del certamen y a la finalista Serena Williams: 

“Si fuera una tenista, me arrodillaría cada noche y daría gracias a Dios por el nacimiento de Roger Federer y Rafael Nadal porque ellos son los que han llevado el peso de este deporte”.

Añadiendo otra frase, como para que quedara claro:

“En mi próxima vida, cuando regrese, quiero ser parte de la WTA porque se aprovechan del éxito de los hombres. No toman ninguna decisión y son afortunadas. Muy afortunadas”.

Por ‘güey’ o por misógino

Solo uno de estos dos terribles atributos o una copa de más que aparentemente no traía entre pecho y espalda del señor Moore, pudieron más que la sensatez para expulsar tamaña agresión de su no ronco pecho, minutos antes de la premiación, cuando precisamente sus millones los ha ganado gracias al desarrollo del torneo varonil y ¡femenil! Creo que le ganó lo “güey”.

¡Que lo corran!

La gran Martina Navratilova, quien dedicó muchos años de su carrera junto con otras tenistas de igual valía, como Billy Jean King, propuso un boicot al torneo por parte de las mujeres tenistas si el señor Moore se quedaba al frente del torneo.

Afortunadamente las cosas no van para más cuando el dueño del evento, Larry Ellison, le solicitó elegantemente su renuncia aun y a pesar de que el tal “Mr. Moore” se disculpó varias veces, no por sus ideas radicalmente discriminatorias, sino “por lo que dije”.

De nada le valió al patán que además de perder esta muy lucrativa chamba, se queda con el escarnio y castigo social.

Así las cosas pues, el efecto Trump va sacando del clóset a los intolerantes que, asombrosamente, son muchos más de los que imaginamos… Así de fácil. 

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