En tiempos de duelo hay que contagiar la paz

Josefina Vázquez Mota Josefina Vázquez Mota Publicado el
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Angelina Pacheco, tanatóloga, me cuenta que para apoyar emocionalmente a quienes pierden a un ser querido es importante escucharlo, pues la escucha de cómo ocurrieron los hechos permite liberar el miedo y la tristeza, así como invitarlos a escribir, porque al exteriorizar todos los sentimientos desde el enojo, la culpa, el agradecimiento, el amor, se regresa a la calma.

Dice que en tiempos de duelo lo mejor que podemos hacer es contagiar la paz, la espiritualidad, la tranquilidad, la empatía, la resiliencia, la calma, el amor y la esperanza, pues solo así podremos sanar a nuestro México querido que se encuentra depresivo ante la muerte de al menos 102 mil mexicanas y mexicanos a causa de la pandemia mundial de COVID-19.

Platicando con ella me hizo ver que así como el virus se contagia también se puede contagiar la armonía, pues ante la pérdida de una persona, lo mejor que se puede hacer es demostrar el afecto sin importar la distancia. La lejanía ha sido otro factor que más ha entristecido profundamente a nuestra sociedad, porque somos un país en donde acostumbramos despedir a nuestros seres queridos, a acompañar a la familia, y hoy es imposible, lo que provoca que el dolor sea aún más fuerte.

La tanatóloga señala que la muerte de las personas por COVID-19 es aún más dolorosa porque ocurre en la soledad y a la distancia. “Antes cuando un ser querido moría siempre nos acompañábamos, y ahora esa cercanía se ha perdido para cuidar nuestra salud, lo que es una paradoja tremenda. Debemos entender que el aislamiento ha sido a favor de la vida, pero ese aislamiento no debe impedir la cercanía y la presencia a través de diferentes medios para que los duelos no sean tan complicados”, expresa.

Angelina Pacheco afirma que las miles de familias que han perdido a un ser amado por la pandemia, conservan tremendas imágenes de ellas o de ellos, pues en las fotografías que envían los médicos ven físicamente deteriorados a sus familiares, impactos difíciles de superar.

Por ello dice que es importante que desde la creatividad se organice algún ritual, se hable de las cosas vividas, se cuide de una planta en memoria de su difunto, pero sobre todo, se deje llorar en libertad, porque hoy como nunca se necesita descargar la emoción y el llanto es un magnífico instrumento.

La tanatóloga afirma que es indispensable no perder de vista que estamos viviendo un duelo colectivo, un duelo mundial, un duelo como país, un duelo en el que México lleva más de dos años, desde los desaparecidos, los feminicidios y ahora el COVID-19, de ahí que no debemos dejarnos llevar por la indiferencia ni la apatía, y mucho menos normalizar la muerte, porque la base de esta pandemia mundial es el dolor, el temor y la incertidumbre.

En estos tiempos de profundo dolor y pérdidas irreparables, urge la solidaridad y nuestra capacidad para acompañar a quienes más amamos, y también, a muchos otros que al igual que nosotros no han tenido la oportunidad de decir adiós, de un duelo, de ese último encuentro que de alguna manera ayuda a sanar el alma.

Gracias a mujeres que como Angelina están dedicando días y semanas completas a aliviar el dolor de un México y de un mundo en duelo.

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