En sus marcas…

El tiempo de Londres ha llegado, ni antes ni después. Y esto me recuerda el escándalo y la controversia que se desató por el mundo entero cuando en Atenas se rasgaban las vestiduras porque no obtuvieron la sede de los Juegos Olímpicos del Centenario, la de 1996, que se entregó entonces bajo la presidencia de Juan Antonio Samaranch a Estados Unidos, concretamente a Atlanta la sede mundial de Coca Cola.

Alfredo Domínguez Muro Alfredo Domínguez Muro Publicado el
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El tiempo de Londres ha llegado, ni antes ni después. Y esto me recuerda el escándalo y la controversia que se desató por el mundo entero cuando en Atenas se rasgaban las vestiduras porque no obtuvieron la sede de los Juegos Olímpicos del Centenario, la de 1996, que se entregó entonces bajo la presidencia de Juan Antonio Samaranch a Estados Unidos, concretamente a Atlanta la sede mundial de Coca Cola. Mucha gente entre ellos los puristas griegos, se quejaron amargamente porque esos Juegos les pertenecían por tradición e historia y que los norteamericanos de Atlanta habían ganado la sede olímpica a billetazos.

Y puede que así haya sido

Pero la gran visión de Samaranch y su Comité Ejecutivo al no otorgar los Juegos a Atenas aquella ocasión se ve reflejada en lo que para mí ha sido el modelo a seguir, a pesar de muchas críticas, en el impecable equilibrio del gasto-inversión-utilidad derramada  en toda la zona connurbada de Atlanta evitando la tentación de construir enormes elefantes blancos que ahí quedarían para la posteridad como símbolo de derroche que en Atlanta no existió.

De hecho varias de las instalaciones olímpicas de aquellos juegos de 1996 son utilizadas por las Universidades locales, el Estadio Olímpico unas semanas después de ser clausurados los Juegos se adaptó a la realidad de Atlanta y hoy es el monumental estadio de beisbol de los Bravos,  que genera un uso prácticamente diario durante el verano.

Estos Juegos Olímpicos de Atlanta son el ejemplo de los juegos racionales, sin ostentación y con una inversión que privilegia a la comunidad y además resultaron con una gran utilidad económica para el COI y para Atlanta.

Ocho años después

La presión mediática y la enorme prisa de los políticos griegos por llevar a su país un evento de la magnitud de los Olímpicos para así mostrarle al mundo que ya eran una sociedad madura, con un crecimiento económico sólido que les permitiría justificar su ingreso a la zona Euro, esto que para los políticos implicaba un triunfo de enorme trascendencia, no fue así para la gente común y corriente que vio reflejado en sus bolsillos de inmediato una gran aumento en los precios de los consumos directos, al ser trasladada su moneda a los euros de circulación en Europa, solamente que los salarios no tuvieron el mismo incremento y así la sociedad ateniense y griega en general que unos años antes se habían rasgado las vestiduras de frente a Olimpia exigiendo justicia a los dioses del estadio por no haber sido bendecidos con los Juegos del Centenario, terminaron ocho años después por rechazar la organización de sus propios juegos pero principalmente por el ingreso a la zona Euro, curiosamente…

Otros ocho años después

Le dan la razón al Movimiento Olímpico que encabezó Samarach con tanto éxito al no entregarles los Juegos del 96 simplemente porque no estaban preparados y en cambio, ante la presión, cedieron para otorgarles los del 2004 con esas prisas, insisto, de los políticos para mostrarnos que estaban listos para la zona Euro y efectivamente hoy, ocho años después, el parque olímpico duerme el sueño de los justos como grandes elefantes blancos, mientras que la sociedad griega no encuentra salida a su enorme problemática económica, así los Juegos de Atenas se han convertido precisamente en el símbolo de lo que no debe hacerse.

Tiempo de Londres

Estos días que he tenido la oportunidad de visitar las sedes olímpicas y teniendo en la retina todavía la impresión de las magníficas instalaciones chinas, no tengo sino palabras de admiración para el Comité Organizador y para el gobierno británico, que tomaron la sabia decisión de no caer en la tentación, el concurso, la comparación y el “quedar bien”, realizando una ruta crítica impecable y rescatando una zona olvidada y perdida en el corazón de Londres que hoy se convierte en un nuevo desarrollo, no para el futuro sino para este momento.

No vemos entonces un estadio suntuoso y magnífico porque la capital de Inglaterra  no lo necesita, con  los que tiene para el futbol ya son suficientes, pero sí en cambio construye estas instalaciones desmontables y todavía se dan el lujo de presentar los diseños de vanguardia de grandes proporciones estéticas.

Así las cosas pues, es el tiempo de Londres, el conteo comienza con… en sus marcas… previo la ceremonia inaugural del día de mañana, mientras que hoy el balón del futbol varonil rodará de la misma forma que lo hizo ayer en el femenil en una extraordinaria reacción de las norteaméricas, que a pesar de verse abajo 2-0 ante Francia, le dieron la vuelta para ganar 4-2, un par de horas después las favoritas brasileñas comieron pichón camerunés, mientras que las japonesas nos muestran por qué de su actual título del mundo.

Eso esperamos de nuestro Tri Olímpico que en las primeras horas del día de hoy se mete a la cancha del Newcastle con muchas ilusiones, grades perspectivas y espero que con los pies en la tierra para concentrarse desde el primer silbatazo hasta el último evitando esos errores que parecen pequeños pero que luego nos cuestan goles, partidos, puntos y torneos, tienen con que sin marcarlos favoritos, sólo tienen que hacer bien su trabajo… Así de fácil.

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