El trabajo en el sector salud: un camino desigual para las mujeres

Las mujeres, pilares fundamentales en este sector, se enfrentan a la brecha salarial y a condiciones de trabajo más precarias
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María Luz R., cirujana oftalmóloga de 33 años, originaria de Cuernavaca, Morelos, es un ejemplo vivo de tenacidad y dedicación. Después de casi 11 años de estudios en instituciones públicas, egresada del Instituto Politécnico Nacional, se especializó en glaucoma. Su lucha por una plaza en el Hospital General Ajusco Medio refleja una realidad más amplia: la disparidad en el sector salud que enfrentan muchas mujeres como ella.

A pesar de su inmensa cualificación, María trabaja por honorarios, sin los beneficios de seguridad social y percibe un salario inferior al de sus colegas masculinos en posiciones equivalentes en el Instituto Mexicano del Seguro Social o en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Tomado de la Revista UNAM, Flamand, 2020).

Esta historia es una ventana a la desigualdad de género en México, especialmente marcada en el ámbito sanitario. Las mujeres, pilares fundamentales en este sector, se enfrentan a la brecha salarial y a condiciones de trabajo más precarias, así como a una alarmante exposición a la violencia física y al acoso sexual, con repercusiones profundas en su bienestar físico y emocional.

En México, las doctoras (médicas) tienen tasas de empleo menores que sus pares varones (68.2 por ciento contra 77 por ciento). Una proporción significativa de ellas (14.5 por ciento), se dedica al trabajo del hogar y muchas veces de tiempo completo no pudiendo ejercer su profesión, contra apenas el 5.3 por ciento de los médicos varones. Las razones: prefieren tener trabajos de tiempo parcial o bien, no trabajar por el tiempo que requiere la crianza de los hijos y las labores del hogar.

Además, las doctoras experimentan condiciones de trabajo más precarias en el sector privado que los médicos. Alrededor de la mitad de las mujeres (49.9 por ciento) gana menos de dos salarios mínimos, en comparación con el 10.9 por ciento de los médicos. (Montañez, Hum Resource Health 2020).

Solo 6 por ciento de las mujeres en el sector salud ocupa posiciones directivas, siendo la brecha salarial muy amplia en comparación con los directivos varones, en promedio por cada 100 pesos que gana un hombre en un puesto directivo las mujeres ganan 81.67 (México cómo vamos, 2022).

La brecha de género en el liderazgo sanitario es un claro reflejo de la desigualdad de género en este ámbito. A pesar de que las mujeres constituyen una gran parte de la fuerza laboral en el sector salud, su representación en puestos de toma de decisiones y directivos, continúa siendo baja, privando al sector salud de las perspectivas, habilidades y experiencias únicas que las mujeres aportan, lo cual es esencial para la creación de políticas sanitarias más inclusivas, equitativas y efectivas.

En el marco del reconocimiento a las mujeres por el Día Internacional de la Mujer, es la oportunidad y, más imperativo la necesidad de cuestionar con responsabilidad la forma de transformar las estructuras que perpetúan la desigualdad de género en el sector salud.

La posible elección de una mujer a la Presidencia de México marcará el inicio de una nueva era de empoderamiento de las mujeres. Este acontecimiento es un reflejo de los avances en la lucha por la igualdad de género y un llamado a abordar las profundas desigualdades que aún persisten especialmente en el sector salud, en el que las mujeres enfrentan grandes retos.

Es imperativo que, en la agenda de liderazgos femeninos -como el de la doctora Claudia Sheinbaum-, se reconozca y valore el papel de las mujeres en el sector salud, no solo por su capacidad de cuidado, sino también por su potencial para liderar, innovar y transformar el sistema de salud en México para beneficio de los más desfavorecidos.

María Luz R., y tantas otras como ella, merecen igualdad, respeto en su lugar de trabajo, reconocimiento y valoración de su incansable esfuerzo y dedicación. Hacer realidad este cambio es responsabilidad de todos: resulta más que necesario un compromiso con un futuro en el que la igualdad de género en el sector salud sea un reflejo de nuestro progreso como sociedad.

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