El riesgo de arriesgar

Mis respetos a la pareja del coach Pete Carroll y el quarterback Russell Wilson. 

Esto es de quienes asumen el riesgo y ahí se gana o se pierde. Era primero y gol en la dos, todos esperábamos carrera de Wilson o del dominador Marshawn Lynch, pero arriesgaron pase en primera oportunidad, tenían tres oportunidades más y el reloj de su lado, todo menos intercepción se dijeron; y precisamente esta llegó tan dramática que los comodinos se les tiran a la yugular.

Les dan con todo

Alfredo Domínguez Muro Alfredo Domínguez Muro Publicado el
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Si hubiera resultado, ahorita mismo estuvieran poniendo en un nicho al coach Carroll y a su quarterback Wilson

Mis respetos a la pareja del coach Pete Carroll y el quarterback Russell Wilson. 

Esto es de quienes asumen el riesgo y ahí se gana o se pierde. Era primero y gol en la dos, todos esperábamos carrera de Wilson o del dominador Marshawn Lynch, pero arriesgaron pase en primera oportunidad, tenían tres oportunidades más y el reloj de su lado, todo menos intercepción se dijeron; y precisamente esta llegó tan dramática que los comodinos se les tiran a la yugular.

Les dan con todo

Al coach Carroll y a Wilson se les cuestionará siempre por ese pase que lanza y le interceptan en segunda y gol con muy poco tiempo en el reloj para ver esfumarse el título del Superbowl 49, y con esto, el segundo en fila para los Seahawks, cuando todo el mundo, desde los más recalcitrantes fanáticos de los Halcones Marinos, los de los Patriots, los de ninguno de los dos pero siempre fanáticos, esperaban una corrida.

Los más de 75 mil que estábamos en el estadio, los muchos millones alrededor del planeta que sintonizaban el juego, sus compañeros y hasta los aficionados de ocasión sabemos que una de sus fortalezas como quarterback es la de correr el balón, uno de los atributos que lo trajeron a la NFL como un prospecto ganador, lo que ha cumplido a cabalidad, solo que…

La decisión más equivocada…

En la historia del Super Bowl, se les llena la boca a muchos que se dicen analistas, correr esa yarda y media, ese metro y poquito con el apoyo de su línea ofensiva era algo así como pan comido, como un hecho y con ese touchdown sembrarían a los Patriotas con todo y Tom Brady, que ya había hecho su trabajo de llevarlos de regreso en una desventaja de 10 puntos.

Cierto, lo interceptaron, equivoca el pase tan corto y fuerte, se lo adivinan los defensivos que hasta ese momento no habían podido contener la ofensiva de Seattle con solo dos minutos en el reloj.

Cierto también que en ese pase de 33 yardas de esa serie ofensiva la suerte tan volátil, los dioses del estadio lo habían premiado con la atrapada milagrosa que rebota y rebota hasta volver a caer en las manos de su receptor, solo que…

Asumen el riesgo

Seguramente la llamada de no correr el balón en esa jugada o dárselo al súper corredor, el imparable Marshawn Lynch viene desde la banca. 

Esas decisiones de la jugada que define el campeonato van más allá de una corazonada, aunque venga de un quarterback con tanto talento como Russell Wilson con apenas tres años en la NFL.

Al asumir el riesgo tratando de sorprender a los coordinadores defensivos y a la propia defensiva de Nueva Inglaterra, a la que habían vencido y superado todo el segundo medio, había más posibilidades de éxito que de fracaso. Quizá un pase incompleto y entonces sí, a correr, solo que el balazo rebota y es interceptado, y a RUSSELL, al coach Pete Carroll y a los millones de aficionados de Seattle se les viene la noche.

Injusto cómo le han cargado la mano, pero es normal, cuando se asumen estos riesgos al filo de la navaja, los muy comodinos tienen todo para tirárseles a la yugular.

Si hubiera resultado ahorita mismo estarían poniéndolos en un pedestal al coach Carroll y a su quarterback Russell Wilson. Como no fue así les atizan con todo por no jugar “by the book” (con el librito).

Por mi parte, mis respetos a esta formidable pareja coach– quarterback, esto también es de asumir riesgos cuando se tiene los “guts” para hacerlo… Así de fácil.

Brady salva su propia noche

La noche parecía venirse sobre el Gran Brady, los dioses del estadio lo ponen a prueba antes de admitirlo al Olimpo de los grandes.

Comienza con esa intercepción en la segunda ofensiva del primer cuarto cuando estaban a punto de anotar. Luego de recuperarse y anotar, Seattle responde y se les va arriba.

Tom Brady es interceptado nuevamente y ésta vez les cuesta un touchdown.

Seattle toma el momento, el control del juego en la segunda mitad hasta que Tom Brady y su circo aéreo se meten a fuerza de jugadas cortas y luego las grandes.

Finalmente se ponen arriba 28-24 en un regreso magistral en el cuarto cuarto al estilo Brady, luego vendría la jugada en que Seattle asume el riesgo de sorprender a la defensiva patriota y al no lograrlo los Pats, el coach Belichick y Tom Brady pasan al sitio de los grandes entre los grandes.

Ni hablar, el profesor Brady salva su propia noche pasando esa prueba que le ponen los dioses del estadio que ya le tiene sitio guardado en el Olimpo de los inmortales de la NFL.

El caballo de batalla

El coach Bill Belichick utiliza en este juego hasta siete receptores diferentes, como es su costumbre, para que Tom Brady decida sobre la marcha su opción uno, la dos, la tres y la cuatro, dependiendo en este caso de la defensiva de Seattle. Si hay presión, si están cubiertos, si está desmarcado, de estos siete el caballo de batalla, el de las jugadas importantes.

El que se pone el overol es el confiable Julian Edelman, el número 11, el de las casi mil yardas en la temporada, espectacular pero siempre respetando jerarquías.

En eso de recibir pases hay una estrella que brilla con luz propia, el líder indiscutible de las jugadas grandes de los Patriotas se llama Ron Gronkowski, le dicen Gronk.

Edelman completó las terceras oportunidades, las yardas cortas, algunos envíos largos, se llevó el pase de tres yardas que puso cifras definitivas antes del drama de Seattle. En Playoffs y SuperBowl atrapó 26 pases y casi 300 yardas, pero principalmente logró la confiabilidad y consistencia, quizá no era el uno ni el dos o el tres, pero las muchas veces en que fue requerido muestran que no era casualidad, estuvo en donde tenía que estar, algunos le llamarían el trabajo sucio entre lo receptores.

El maestro Gronkowsky

El staff ofensivo del coach Belichick le dio el rol multichambas. Trajo locos a los defensivos de Seattle, se colocaba como lo que es, ala cerrada, por derecha, por izquierda, a veces como corredor mentiroso bloqueado, otras en la línea ofensiva; fue un trabajo poco vistoso pero muy efectivo.

Esta vez no fue el de las muchas atrapadas aunque se llevó la del primer touchdown con atrapadón al estilo de la casa de 22 yardas, sin duda el alma de la ofensiva. Jugadorazo, nadie como él en su posición.

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