El ‘reality’ que cambió el rumbo del planeta

Con el paso de los años se han realizado documentales, películas, series, programas especiales, por supuesto libros y toda clase de documentación que asegura contar con la verdad absoluta sobre el origen de los ataques terroristas a los EUA.

La mayoría de estos trabajos apuntan hacia la organización extremista árabe Al Qaeda y su lucha por redimir los valores del Islam en el mundo a través de las armas. 

Juan Carlos Altamirano Juan Carlos Altamirano Publicado el
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Con el paso de los años se han realizado documentales, películas, series, programas especiales, por supuesto libros y toda clase de documentación que asegura contar con la verdad absoluta sobre el origen de los ataques terroristas a los EUA.

La mayoría de estos trabajos apuntan hacia la organización extremista árabe Al Qaeda y su lucha por redimir los valores del Islam en el mundo a través de las armas. 

Otros documentos afirman que fue el mismo gobierno norteamericano el que “planeó” y “produjo” la catástrofe televisada en vivo más grande de todos los tiempos, con el fin de reiniciar un nuevo periodo de guerra que sacaría al vecino del norte de una inminente recesión económica.

Más allá de las verdades y de las especulaciones creadas en la esquina de la ignorancia y de las frustraciones, lo “cierto” es lo que vimos y lo que vivimos.

El plot point o cambio significativo que dio paso al mundo del siglo 20 al 21, fue cruel y fue televisado “live” durante un día completo. Las cadenas de noticias no cortaron transmisión hasta pasadas 24 horas de la tragedia. 

Porque haya sido planeado por ligas árabes inconformes con el sistema de colonización cultural norteamericano o por la familia Bush en contubernio con Osama Bin Laden (como sostiene el documentalista Michael Moore), el ataque al World Trade Center en Nueva York fue diseñado para ser visto por millones de telespectadores una y otra vez, sin descanso, sin final.

La colisión del avión con el número de vuelo 11 de American Airlines contra la torre norte del Centro de Comercio Internacional serviría de “carnada” para llamar la atención no sólo de transeúntes neoyorquinos, sino de todo aquel habitante del mundo con capacidad para conectarse a una TV.

Una vez apostadas cámaras y micrófonos en el horizonte que formaban las torres gemelas, aparecería el tristemente célebre vuelo 175 de United Airlines para estrellarse contra la torre sur, provocando que uno de los íconos más emblemáticos del poder económico y cultural norteamericano se derrumbara en menos de dos horas, ante los ojos del planeta.

En aquella ofensiva contra EUA –Virginia, Pensilvania y Nueva York, que solía ser la “capital del mundo”– murieron 3 mil personas y otras 6 mil resultaron heridas.

Once años después, la grabación de la embestida de un avión contra un rascacielos mientras otro edificio de igual envergadura arde en llamas, como sello ambiental, los gritos de transeúntes petrificados de terror ante el infierno en las nubes, sigue siendo la imagen que marca el fin de la inocencia en nuestra era. El “reality” que cambió el rumbo del planeta. 

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