Cuando piensas en el futuro, ¿cómo imaginas que será? ¿Cómo será la naturaleza? ¿Cómo cambiará tu ciudad? ¿Serán las familias iguales? ¿Qué se quedará contigo y qué olvidarás? ¿Qué te da miedo? ¿Qué te hace enojar? ¿Te sientes solo? ¿Qué te hace feliz?
Con ese cuestionario Johnny (Joaquin Phoenix), un periodista de radio, entrevista a niños y adolescentes en distintas ciudades de Estados Unidos, y las respuestas sorprenden, porque no hay ninguna que sea equivocada, todas suman de manera sorprendente.
Parecería un trabajo soñado, pero Johnny, como cualquier otro adulto tiene una vida con problemas, por ejemplo, lleva más de un año de no hablar con su hermana, y cuando se ponen en contacto vía telefónica ella le pide que la viste en Los Ángeles, para que cuide de Jesse (Woody Norman), su sobrino de nueve años, porque necesita arreglar unos asuntos personales.
Y ahí comienza un camino de sinergia entre Johnny y Jesse, de conocerse entre ellos, en sus silencios, en su cotidianeidad, en sus enojos y sus ansiedades, porque el reportero tiene que seguir con su vida, entonces, toma a su sobrino y se lo lleva consigo a lugares tan diferentes como Nueva York y Nueva Orleans.
Esto es lo más que puedo intentar describir C’Mon C’Mon Siempre Adelante (2021), sin estropear la magia de la historia que encierra esta película, porque siendo honesto, queridos lectores, esta es una joyita cinematográfica que les podría conmover hasta las lágrimas, no por el drama, sino por la felicidad.
El cineasta Mike Mills, quien es reconocido por su trayectoria independiente, logra una producción minimalista, sincera y que apela a los cuestionamientos básicos de la vida. Al recorrer las mencionadas urbes, además de Detroit, vemos todo esto en una perspectiva de blanco y negro, que le da un toque zen a la cinta, es como una feel-good movie.
Mientras que la cartelera se encuentra inundada de las grandes franquicias de héroes, acción o fantasía, también hay un huequito para este filme, que uno de los rasgos más sobresalientes es que su protagonista infantil, Woody Norman, es británico y dejó atrás su acento para su papel en pantalla.
Y pues Joaquin Phoenix es garantía segura, su rol de tío, que es soltero y sin hijos, tiene la paciencia del mundo para tratar con Jesse, quien es hiperactivo, todo pregunta y es un poco malcriado.
Cuando vemos a Johnny hacer su trabajo, con un micrófono ambiental y audífonos de casco, son momentos sobresalientes, porque todos los niños y adolescentes que contestan sus preguntas no son actores, son respuestas legítimas y sin guión, que en verdad nos hacen reflexionar.
Curiosamente, Jesse se niega a hacer el cuestionario, pero en un momento de soledad, le deja un mensaje de audio a su tío, y ahí se encierra el secreto del título de la película, que por ello invito a que sea vista en pantalla grande.
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