La energía sexual es la energía creativa que mueve la vida, nuestra voluntad y nuestros deseos.
La emoción sexual es una de las energías más poderosas que posee el ser humano. Sin embargo, aunque es muy conocida, es poco entendida, y su poder se pierde en actos sexuales sin sentido simplemente para satisfacer la necesidad del momento.
¿Sabías que al relacionarte sexualmente con una persona se crean “hilos karmicos” que te dejan vinculado de por vida? Esto quiere decir que se une la energía de ambos en un 100 por ciento para después dividirse y quedarse cada uno con un 50 por ciento.
Es decir, al tener relaciones sexuales, nuestro karma individual se traslada a aquella o aquellas personas con las cuales hemos tenido vida íntima; igual pasa en sentido contrario, absorbemos el karma de la o las parejas con quienes hemos compartido vida sexual.
Siempre que los cuerpos se unen en un beso, en un abrazo o incluso en una simple caricia, se produce un intercambio de energías y el orgasmo es la culminación en la formación de una relación energética entre la pareja. Se crea una memoria en las células y este evento crea un vínculo permanente.
Esto tiene sus pros y contras, por un lado puedes estar vibrando tan bajo que la energía de la otra persona te ayude, como también puede pasar al revés.
Dentro de la experiencia sexual hay un intercambio químico, hormonal y energético profundo. Si se practica con personas fuera de sintonía con nuestra frecuencia personal, toda la “basura” de esa persona vendrá a desarmonizar nuestra vibración. Por ejemplo, si dormimos con una persona enojada, con crisis de depresión o con resentimiento, podemos vivir sus emociones junto con ella. Incluso empezamos a presentar su mismo comportamiento.
Sería más inteligente de nuestra parte elegir con cuidado a nuestras parejas. Y en el caso de los matrimonios o noviazgos también es importante medir el riesgo de contaminación energética o emocional a la hora de tener relaciones.
Antes de involucrarnos sexualmente con alguien nos debemos dar la oportunidad de conocerlo, saber hacia dónde va, qué tipo de problemas tiene, cómo piensa y, si vemos que hay riesgo de contaminarnos en vez de nutrirnos con su energía, es mejor alejarnos.
Desde este punto de vista no hay sexo seguro, siempre habrá un vínculo energético que hará que tu pareja permanezca en ti.
El sexo es una fuente de placer y, debido al fácil apego que genera, siempre ha sido también causa de sufrimiento. Muchas personas sienten un hueco y creen que el sexo va a llenarlo, sin darse cuenta de que esto les dejará un vacío aún más grande.
Por otro lado, si somos capaces de canalizar la energía sexual correctamente, podemos obtener logros increíbles, como el amor a un nivel más alto hacia la pareja, haciendo que se fortalezca la relación, la salud y estado físico mejoran por la cantidad de hormonas que se liberan y las calorías que se queman, mejora el sueño y quita el estrés entre otras muchas cosas…
La Kabbalah dice que cuando el sexo es utilizado con el propósito de compartir, puede atraer fuerzas tremendas de luz hacia ti y el mundo, y que la unión de la pareja crea unión entre nuestro mundo y el mundo superior. La energía sexual es tan fuerte que de ahí vienen las enfermedades más complejas y menos curables.
Al relacionarte sexualmente con otra persona, estás abriendo un canal por donde entra y sale la energía de los dos, trata de estar emocional y energéticamente en las mejores condiciones posibles para que eso sea lo que salga de ti y compartas y fíjate muy bien con quien lo haces porque vas a recibir una parte de esa persona que te quedará de por vida.
Olvídate por un momento de los embarazos, las enfermedades, la reputación o las ilusiones que te puedes hacer con tu entrega y piensa si realmente te quieres alimentar de la energía de esa persona para que permanezca dentro de ti para siempre.
Antes de tener una relación sexual pregúntate: ¿Realmente sientes tanto amor como para cargar con su karma, unido al de todas sus parejas sexuales anteriores y hacerlo tuyo?