Sabiduría milenaria y memoria colectiva hacen que estas temporadas preelectorales se conviertan en campos de batallas mediáticas, entretenidas para pocos y fastidiosas para muchos. Se destapan las cloacas de lo obvio y como de costumbre: nadie hace nada y los impuestos simulan estar trabajando, pero para la imagen de quien está mal gobernando.
Y así una mentira te lleva a otra. ¿Qué nos sorprende? Ya sabíamos y nos hacemos los occisos, conocimos sus actuaciones desde sus primeros días; la reputación del adolescente ejecutivo, desde diputado, senador… la farsa estaba a la vista no solo de Nuevo León, sino de todo el país, ¡no nos hagamos!
Desde hace tiempo lo auguramos y el recuerdo es diario, como los periódicos y medios que ya se les han volteado. En política la luna de miel dura menos de tres años, el encanto y la fascinación del 2021 se va esfumando –,hasta a la titular de Amar a Nuevo León lo sabe. Sensatamente lo detuvo con un “¡no señor!” En estas condiciones, no puede imaginarse la posibilidad de verse como senadora ni tampoco como Primera Dama del presidentore. Misma estrategia no funciona dos veces consecutivamente.
El juego clásico de la improvisación, sin guión en redes sociales hacen que cada intervención solo deje evidencia que ni para las matemáticas, ni para la dialéctica, ni la paciencia y mucho menos para la pericia política se tiene madera.
¿Por qué lamentarse ahora? ¿Detenerlo? ¿A ver? ¿Qué haremos? Cómo actuar en sincronía contra su soberbia y su pandilla de imitadores, aplaudidores, cómplices y hasta familia amparada desde hace unas semanas. Esto da mucho que reflexionar –¿o parece exageración para usted?
De lejos se ve el hechizo del presidente, tal como su antecesor fue encantado; ambos comparten las mismas características, destacando la egolatría como principal atributo para un político pequeño, lleno de complejos –y fácil de convencer de la viabilidad para tan enorme aspiración.
Pero qué se puede comparar si tenemos nuestro “Regio Pride” en la onda futbolera, cervecera, carnívora y wannabe texana; que nos fascina el mame de todo lo superfluo. Por qué no demostramos el músculo del hartazgo colectivo y le damos los ánimos a que se aviente por la grande. –¡Aviéntese! Vamos; haga caso a las llamadas de liderazgos del partido, total ¿qué importa? No habrá agua para la siguiente estación, ni gobernabilidad, ni mucho menos soberanía, ni seriedad en la investidura para siquiera contestar acerca de lo que sucede con la seguridad del estado –limitándose a solo mencionar las adjudicaciones y compras de materiales bélicos.
Pareciese que a la mayoría se les olvida cuando chapulineó, cuando le exigió enérgicamente -a su modito- a su antecesor que no era correcto postularse y abandonar al estado. ¿Cuál conciencia entonces?
Actuemos provocando, que el Congreso del Estado hará el resto; bien harán les diputades en colocar relevo, sustituto, interino, o cualquier configuración legaloide; no importa. La onda es que se reparta la gloria ciudadana del no regreso a la gubernatura, sería tan poético… tan fascinante. Y sí, dirá: que el Bronco regresó y cuanto chiste extra recuerde, pero esto se dio porque en su momento tuvo un leal escudero que respetó las formas y la ética política. La camaradería –pero quien ocupa ese cargo no muestra la estirpe. Y eso que no había representación independiente en el mismo y todo fluía por el buen oficio político. Ese colmillo que se retuerce con los años de batallas, acuerdos, desaciertos y aprovechamientos de las coyunturas en cada momento histórico por el que atravesaba el estado.
Incluso el mencionado, el que es de suponer debe mantener la solemnidad, la gobernabilidad, el teje de la política local como lo es quien figura la titularidad del gabinete del dizque buen gobierno, no ha demostrado el mínimo necesario para ejercer la figura que rubrica las acciones y lubrica la maquinaria estatal disfuncional actual. La curva de aprendizaje nada más no se aplana para esta titularidad.
Y lo que respecta a la bancada del no movimiento nulo ciudadano; que por más que se le busque no muestra ni onda ciudadana. Ni la tendrá; porque por más que se empecinen en demostrar tenerla, no se ve el teje y maneje. Y al menos uno de la bancada no es nato partidario –que, según se mencionó, es importante dentro del instituto político. Meras conjeturas que se arman con el pasar de los días.
Todos los errores de estos siete y tantos años te alcanzan tarde que temprano, porque ni gastando cantidades millonarias en pautas piteras de redes sociales, sensacionalistas, burdas y superfluas podrán parar los cientos de miles de arrepentidos, decepcionados y ultrajados por el desequilibrio gubernamental que estamos padeciendo. Los pecados y malos tinos del pasado te retornarán y te estallarán como petardos de tornillerías en las manos. El botón rojo lo tiene quien te endulza el oído desde Palacio Nacional.
Y como esta semana comenzó con el puño izquierdo elevado -si no sabe por qué, échele un vistazo a las notas del pasado martes de la cobertura básica de la manifestación y marcha del Partido del Trabajo, en conmemoración de aquel lamentable crimen allá en la Plaza de las Tres Culturas en el 68- quien lo haya hecho por lo tanto es válido seguir escuchando no solo a los grandes de la trova de protesta, sino también a los más ñeros y contestatarios, como esta rola de Alex Lora en tiempos de Three Souls in my Mind.
Tanta compra de equipamiento, vehículos, aeronaves sofisticadas y mamertas para seguridad parecen ser en vano con nuestros impuestos que dizque están trabajando.
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