El miércoles negro

Arrancando con ese penalti que falla el casi perfecto Diego Forlán, anotador de goles fundamentales en los equipos por los que ha pasado (Manchester United, Villarreal, Atlético de Madrid, Inter de Milán e Internacional de Porto Alegre)  y con la mismísima selección charrúa, solamente que hoy falla el más importante cuando apenas se jugaban 12 minutos de la semifinal.

Alfredo Domínguez Muro Alfredo Domínguez Muro Publicado el
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Arrancando con ese penalti que falla el casi perfecto Diego Forlán, anotador de goles fundamentales en los equipos por los que ha pasado (Manchester United, Villarreal, Atlético de Madrid, Inter de Milán e Internacional de Porto Alegre)  y con la mismísima selección charrúa, solamente que hoy falla el más importante cuando apenas se jugaban 12 minutos de la semifinal.

Mientras que allá en Wimbledon caen apenas en segunda ronda Roger Federer y Maria Sharapova, justo al momento en que siete jugadores deben abandonar la cancha por lesión, algo inédito en una sola jornada en un torneo de este nivel.

Forlán y los dioses del estadio

Sin duda los dioses del estadio no perdonan a nadie de la talla de Diego Forlán que hasta el día de ayer podría presumir un casillero en el Olimpo de los grandes jugadores de todos los tiempos para el futbol uruguayo, y probablemente en el futbol mundial también. 

Los dioses le regalan como premio justo a la garra charrúa a quienes el 99 por ciento de los mortales sobre la tierra daban por muertos antes de iniciar el partido ante Brasil, y de los que aquí comentamos el día de ayer, que sería un rival muy complicado en un partido de difícil pronóstico contra el “Scratch du Ouro”, no me equivoqué en mi pronóstico y presentimiento y los dioses le entregan ese penal para que Forlán se catapulte hasta el mismísimo Olimpo. Solo que el rubio jugador del Inter de Porto Alegre le telegrafía, no solo con la mirada, sino con el lenguaje corporal, su disparo al arquero brasileño Julio César quien así se convierte en el gigante del partido. En ese momento cerré los ojos y recordé exactamente así de esa forma tan espantosa el que falló el “Chicharito” que pudo haber sido el tercer gol ante Japón, solo que en el otro poste. Claro, en el caso del “Chicharito” no pasa nada porque ya estábamos eliminados y además ganamos el partido con dos de sus goles, pero para Diego Forlán es cargar a partir de hoy una losa pesadísima, diría que los dioses del estadio se han ensañado al colgarle ese chango en la espalda  a este jugador fuera de serie, cuya fuerza mental seguramente lo va a sacar adelante, pero para esto va a faltar un rato.

Aquí nadie perdona

Y menos Brasil, esta selección de Luiz Felipe Scolari y su auxiliar Carlos Alberto Parreira, una dupla que prácticamente nadie puede presumir. Tanto el técnico como su principal auxiliar han sido campeones del mundo como técnicos al frente de esta selección brasileña que no encontraba la forma de hacerse sentir ganadores para honrar su historia, hasta que en el partido contra Japón, Neymar hace el primero prácticamente saliendo del vestidor a los tres minutos y entonces la magia brasileña recupera identidad, seguridad, confianza y para mí lo más importante, convicción en lo que quiere el técnico y que ellos han replicado ante México, Italia y el día de ayer  ante el rival más complicado que puede presentarse para Brasil, la selección de Uruguay.

Los otros dioses del estadio

Volaron y se posaron sobre el impresionante Wimbledon, la catedral del tenis universal, para exigirle a los campeones defensores más oficio que no alcanzaron a encontrar, quedando eliminados en la segunda ronda, algo que nunca había ocurrido en el torneo más grande del mundo.

Roger Federer y Maria Sharapova se van por la vía de la vergüenza y seguramente pasarán una noche en velo preguntándose cómo es que han caído con jugadores que en la teoría tendrían que haber superado ampliamente. Al mismo tiempo otros siete jugadores, entre los que se encuentran Lleyton Hewitt y Victoria Azarenka, abandonaron por lesiones producidas en la misma cancha, algo inédito en Wimbledon.

Y la fiesta continúa

No podemos dejar de lado las manifestaciones a los problemas sociales que vive con intensidad Brasil entero, paralelo al desarrollo de esta Copa Confederaciones que hoy tendrá su segundo finalista surgido de una Final adelantada para algunos y que repite la de la EuroCopa de hace un año.

España e Italia saben que no hay nada nuevo bajo el sol, y para darnos una idea de la convicción y unidad férrea y absoluta del técnico Vicente del Bosque y sus jugadores, desde ayer anunció el regreso de Iker Casillas a la titularidad del cuadro español, a pesar de los cinco meses que estuvo parado por culpa de la soberbia del insoportable Mourinho, ayer decía el mismo Iker que es como volver a nacer, “estoy feliz nuevamente”, en tanto que Vicente del Bosque señalaba que para sustituir a Cesc Fábregas y Soldado, hoy sus titulares, llama nada menos que a David Villa y al “Niño” Torres, ¿Así, o más calidad en la banca?

Así las cosas pues, fue un miércoles negro en Uruguay y Wimbledon, solamente que la fuerza y unidad de los charrúas los sacarán adelante muy pronto, todos a una apoyando al que seguramente sigue siendo su líder, Diego Forlán, quien cambiaría sus 100 partidos y sus muchas glorias con la celeste uruguaya, incluido su nominación al jugador más valioso en el Mundial Sudáfrica 2010 por este penalti maldito que prácticamente los echó fuera, ni hablar así es el futbol… Así de fácil.

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